aquel cuerpo odioso, reculo hasta apoyarse en el martillo neumatico.

– ?Que quieres?

– Avisa a un medico… por amor de Dios.

– ?Me lo pides a mi?

– …un medico.

– ?Me reconoces?

Laurentino estuvo a punto de seguir con una facil recriminacion pero no merecia la pena a no ser como desahogo, le contemplo sin decirle nada, saboreando la impotencia de su enemigo, no moveria un dedo por salvarle, al contrario, ni medico ni cura, muerete como un perro. Mediocapa se desplomo entre una nube de polvo, quedo boca arriba con los ojos muy abiertos sin mirar a nada porque nada tenia ya que mirar.

– Te lo tienes merecido.

La polvareda se calmo sobre el cuerpo inmovil, pero nada mas darle por muerto la sangre se le helo en las venas al Mayorga hijo, no podia creerlo, aquello era cosa del diablo, el vello se le erizo de panico, un sudor gelido atenazo sus reflejos, resucitaba de entre los muertos, el cadaver se incorporo y con movimientos de camara lenta, desabrochar la funda, sacar la pistola, apuntarle, recupero su protagonismo.

– Te voy a matar.

– ?Tu? ?Que eres tu, hombre o fantasma?

Laurentino reacciono sobreponiendose a su natural cobardia, no existe el dilema, hombre o fantasma lo mismo da, se envalentono con un te los voy a poner de corbata y le propino un puntapie salvaje en los testiculos.

– Hijo… puta.

Fueron las ultimas palabras del cabo Demetrio Sanchez Gonzalez, mas conocido por Mediocapa, natural de Pancrudo, Teruel, y muerto en Villadepalos, Leon, en acto de servicio.

Capitulo 33

Las dos filas de negrillos a ambos lados de la carretera, con sus cinturones de cal, constituian una pista por la que deslizarse sin demasiados problemas de conducir, lo malo era el sueno, comodamente sentado, hacia un siglo que no me sentaba y con el cuerpo en reposo, la flojera se adueno de mi de forma traidora y golosa, frente al sueno me sentia un heroe invencible al que ya han derrotado y poco le importa su dignidad sin testigos, Jovino se habia derrumbado en el asiento del ayudante incapaz de prestarme el auxilio de la charla, trate de provocarle.

– No seas flojo, cuentame algo.

Ni caso.

– ?Canta!

– ?Que dices? Estoy jodido.

– Canta o me duermo.

No me contesto, en su rostro petreo la fatiga dulcificaba peligrosamente sus duras facciones.

– ?Que te pasa en la pierna?

– Me sacudio un galgo en la rodilla cuando vole La Meona, me voy a quedar cojo.

– Canta o me duermo, cono.

Guardo silencio y los ojos se le cerraron, tenia que dolerle un huevo lo de la pierna, confie en su resistencia, otro no resistiria el viaje, puede que no me ayudara mucho en ese estado, pero no iba a ser un estorbo.

– ?Cuanta pasta calculas que llevamos ahi detras?

Eso parecio interesarle.

– Dificil de calcular, mas de un millon y menos de dos.

– Si fueran dos…

Ningun comentario, a mi tambien se me bajaban las persianas, para evitarlo me frote los parpados con saliva, un efimero consuelo.

– ?Que ha sido de Carin?

– No lo se, le perdi la pista cuando me sacudio el galgo, creo que perdi el conocimiento, no le he vuelto a ver.

– ?Habra muerto alguien?

– Moriran dos si no conduces con mas cuidado.

Por el retrovisor vi volar las plumas de mi victima, cuanto mas madrugadora mas tonta es la gallina.

– Pues cantame algo, cono, distraeme.

– La Madelon es bella y complaciente…

Lo hizo con entusiasmo de cancion de cuna y claro, se durmio, lo del sueno no lo teniamos previsto, me frote las sienes convencido de la inutilidad del esfuerzo, me pellizque los labios, no sabia que era mas peligroso, si seguir en estas condiciones o no poner mas kilometros de por medio, unos dedos suaves me masajearon la nuca, crujieron de gozo las vertebras de mi cuello, me relaje, parecia un milagro pues no la habia visto llegar, Olvido se sento a mi lado, mojo su panuelo en colonia y me despejo la frente, no te preocupes, mi amor, yo te mantendre despierto, conduce, la palabra amor me hizo sentirme en la gloria, me seguia queriendo a pesar del comun Sernandez que estrechaba nuestro parentesco a costa de separar nuestro deseo, te quiero, Olvido, no te separes nunca de mi, ?por que iba a hacerlo, mi amor?, nada ni nadie lograra separarnos, el obstaculo es legal y si no figura en ningun registro es que no existe, el amor incestuoso sigue siendo amor, no me habia atrevido yo a tanto pero esa era la solucion, ?que papel se oponia a nuestro matrimonio?, la vida oficial se arreglaba a base de polizas y ningun papel timbrado se oponia a nuestro proyecto, me inundo una felicidad absoluta, un descanso total, habia cerrado los parpados y por un instante me deje llevar por las delicias del sueno, fue la misma Olvido quien dio el grito de alarma, atencion, nos estrellamos, me desperte con un violento giro del Ford, habia soltado el volante y nos ibamos contra el tronco de un arbol, frene justo a tiempo para evitar el choque, no pude evitar el derrape, el roce del chasis, el sincope, Jovino se desperto de golpe, por poco al pie de la letra.

– Jode, petaca, que manera de aparcar tienes.

– Me dormi.

– Pues duerme de veras, no podemos seguir asi.

Estabamos cerca de La Baneza, suficiente distancia, pense, y si no es suficiente que lo sea, meti el camion por el rastrojo hasta una granja abandonada con un corral enorme con paredes de adobe, paramos en la opuesta a la carretera, un buen camuflaje, pasariamos inadvertidos por no ser vistos o por suponer al vehiculo con algun trajin de la finca, lo que sea sonara, me dije, no podia con mi alma, de inmediato nos dormimos porque Jovino tambien se durmio, trate en vano de localizar a Olvido, se habia volatilizado, una hora despues me desperte con agujetas, pero en relativa buena forma fisica, salvo los aranazos no tenia ninguna otra herida, estabamos ya metidos en pleno dia, inmensos cumulos de color panza de burra se desplazaban al impulso del noroeste, en cuanto aflojara el viento empezaria a llover, reanudamos la marcha.

– ?Te duele?

– Solo cuando me rio.

Supuse no queria hablar de la pierna y asi, por sostener una conversacion, le comente la muerte de don Angel, no le llamaba padre ni en mis pensamientos mas intimos.

– Despues de una vida de aristocrata tiene que resultar triste terminar en un sitio como El Dolar, para el una pocilga.

– Mira, es ley de vida, el que de joven come perdices de viejo caga plumas, ?era algo tuyo de verdad?

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