parecia que se los tragase la tierra. Repito: TRAGARSELOS LA TIERRA. Aqui puede estar el meollo del reportaje. Sin olvidar (y entramos en el terreno de la leyenda, eso si, leyendas viejisimas, de la epoca de los conquistadores espanoles) el mitico tesoro que segun parece podria haber en alguna parte. Ya ves, con tesoro y todo…

METODOLOGIA DE TRABAJO:

La que vaya viniendo, pero te adelanto que apenas despegue tu avion mandare a las agencias de alla la noticia de tu llegada («Famoso periodista espanol nacido en Leonito aterriza manana para entrevistar a Leonidas y bla bla bla»). No te he avisado de ello porque seguro que no me dabas permiso. Asi se sabra que vas, y no lo dudes: Leonidas te buscara. Le interesa hablar con un medio de nuestro prestigio y difusion, seguro.

Ferrer no se enfado por la estratagema de Marisol; incluso le resulto indiferente que su llegada provocase el interes de la prensa o azuzase contra el a los hombres del tal Leonidas… Su verdadero objetivo intimo era pisar Leonito por primera vez tras -se entretuvo en calcularlo durante los primeros minutos de vuelo- treinta y seis anos, cuatro meses y, obviando las variantes de los anos bisiestos, doce dias.Cuando el avion establecio el rumbo entre las nubes, Ferrer se abandono a una melancolia que lo sumergio en un viaje al propio pasado, repentino, denso y real como el corazon prodigiosamente apacible de los tornados… Muchos anos atras… Otro avion pero la misma sensacion de vacio e incertidumbre que entonces no pudo definir pero tampoco olvidar, el tiempo girando sobre si mismo o anclado en ninguna parte… 4 de febrero de 1956…

Tenia el tres anos… El avion le alejaba del lugar hacia el que volaba ahora: la Republica de Leonito, el lugar donde habia nacido y vivido en un orfanato con su hermano gemelo hasta que, inesperadamente, cambio su vida.

Aquel dia, Panizo -siempre habia retenido el nombre del enfermero encargado del hospicio- les anuncio que ambos habian tenido la suerte de ser adoptados por sendas familias ricas. Se trataba del sueno de todo huerfano, avivado y mitificado por el bondadoso Panizo en sus charlas a los ninos durante el recreo o en los cuentos con que los tranquilizaba las noches de tormenta, pero a el no le importo entonces ese cambio que no comprendia ni tampoco el hecho de que sus padres adoptivos disfrutasen de la mejor situacion economica imaginable. Solo le inquieto la separacion de su hermano. Ademas del propio Panizo y en menor grado los otros ninos del asilo, era lo unico que queria y tenia en el mundo. Aun podia recordar como, en algunas noches tormentosas, se abrazaban para ahuyentar el miedo y el, aunque tambien asustado por los truenos, se crecia para anadir aventuras inventadas a los cuentos escuchados a Panizo hasta conseguir que el cuerpo a su lado se relajara y durmiese… Su hermano partio algunos dias antes que el; lo recogio un enorme y lujoso coche negro que desperto comentarios de admiracion entre los demas ninos, envidiosos de la fortuna que no les habia sonreido. Ferrer apenas podia recordar el instante concreto de la separacion pero, por alguno de esos caprichos indescifrables de la mente, jamas habia sido capaz de borrar de la memoria la imagen del gran coche negro cruzando la verja y enfilando la curva que conducia a la carretera, aquel dia lluvioso de 1956: la ultima ocasion en que vio a su hermano, fallecido dos anos despues a causa de la epidemia de colera que asolo el pais… La lluvia habia persistido durante dias; la escuchaba por las noches en la cama cuyo lado ahora vacio procuraba no rozar, la veia golpear contra las ventanas al despertarse y, despues de comer, cuando la hora de la siesta convertia el asilo en caseron silencioso y el se escabullia del dormitorio, dejaba que le mojase el rostro junto a la verja tras la cual, mas alla, se dibujaba la curva que llevaba a la carretera… Todavia llovia cuando Panizo lo llevo al aeropuerto y le hizo prometer, tal y como ya habia hecho su hermano, que algun dia volveria para contarle la vida nueva y feliz que ahora comenzaba… Todavia llovia cuando Panizo le beso y el sintio que no queria partir, y cuando el avion hacia Espana despego y sobrevolo Leonito capital… La lluvia era el recuerdo mas nitido de aquel momento, y a su alrededor giraban los demas sentimientos experimentados por el corazon infantil de Ferrer: todos borrosos, debilitados a causa del tiempo o reinventados a lo largo de los anos posteriores por la nostalgia que la lluvia de Madrid despertaba irremediablemente en su corazon. Todos lejanos excepto uno.

Cuando el avion enfilaba el Atlantico en direccion a Europa, su fascinada curiosidad le llevo a mirar por la ventanilla. Y justo en ese instante las nubes se levantaron para dar paso a la nitidez del cielo mas azul, en uno de esos bruscos y habituales desplazamientos vertiginosos del clima de Leonito -«cambios de humor del cielo» en el argot de los pilotos, espectaculo adicional para los pasajeros… magia pura para un nino en su primer viaje en avion- y le fue dado ver la ultima imagen, ya poderosamente iluminada por el sol, del pais que abandonaba: la Montana Profunda, el legendario promontorio rocoso rodeado de inaccesibles bosques por tres de sus caras y cortado a pico por el este sobre el oceano. La Montana Profunda, que habia sido desde el principio de los tiempos el simbolo mas reconocible de la republica caribena… Segun las leyendas de Panizo, refugio de terribles piratas y tumba de codiciosos aventureros que buscaron inutilmente su mitico tesoro; segun la tradicion oral, cuna del legendario caudillo indio Leonidas Foz, iniciador de la lucha que habria de culminar en la independencia cedida por Espana en 1823; segun las enciclopedias y libros de historia, el unico emblema patrio ajeno a intereses de guerras civiles, golpes de estado e inestables gobiernos premonitorios de nuevos golpes de estado… La impresionante imagen de la Montana le acompano durante las largas horas del viaje, como un cuento vivo de ramificaciones infinitas, y perduraba en su memoria al llegar a Madrid, cuando descendio del avion y acepto, entre confundido, inquieto e ilusionado, los besos de los dos desconocidos que habrian de llegar a ser sus queridisimos padres: Aurelio y Cristina Ferrer, el diplomatico espanol y su esposa originaria de Leonito que, destinados finalmente a Espana tras casi diez anos de servicio en el pais centroamericano, llevaban tres luchando por traer a su hogar aquello que la naturaleza les habia negado y las leyes del pais hermano otorgado: un hijo adoptivo, el. Luis Ferrer podia aun recordar -o, mas precisamente, no habria podido olvidar nunca- el momento pleno de repentina seguridad y hermosas perspectivas de futuro, en que, como por arte de magia, desaparecio toda su incertidumbre por el destino que le aguardaba. Fue cuando Cristina Ferrer, mientras su marido cumplia con los ultimos requisitos legales, lo cogio en brazos, lo beso y, exultando una felicidad y carino protector que su contacto derrochaba casi fisicamente a traves de la ropa, le susurro:

– Te llamas Luis. Eres mi hijo.

El hondo sentido de su bautismo espanol -tal vez inventado, pues dificilmente un nino de corta edad podria haber retenido con precision las palabras- habia acompanado a Ferrer durante toda la vida como un talisman de magia secreta. Cuando en 1977 nacio su hija Pilar, Ferrer -inexplicablemente supersticioso al respecto- aprovecho una noche que Bego, su mujer, dormia para salir de la cama en silencio, sacar al bebe de la cuna y, con la misma clandestinidad observada por Cristina aquel lejano dia de mas de veinte anos atras, decirle muy bajito al oido:

– Te llamas Pilar. Eres mi hija.

Ese instante tierno no se habia desdibujado jamas de su memoria y era uno de los recuerdos que, haciendo insoportable el peso de la muerte de la nina, le habia llevado a escribir «La muerte, la inexistencia, la nada son la unica redencion imaginable para mi, que he cometido el mas monstruoso crimen», antes de que la averia del motor le animase a confesar su acto a la espera de una muerte que, al no haberse producido, le dejaba otra vez a merced de un destino irreversible de culpa y cobardia.

– Senores pasajeros, en unos minutos iniciaremos la maniobra de aterrizaje en el aeropuerto de Leonito capital. En nombre del comandante y de toda la tripulacion…

La voz aparto a Ferrer de sus negros pensamientos y le provoco un estremecimiento de emocion: al despegar de Madrid se habia prometido que en el mismo instante en que la azafata anunciase la llegada a Leonito examinaria el contenido del sobre color crema que guardaba celosamente en el bolsillo interior de la americana.

Y habia llegado el momento. Lo saco y acaricio la solapa antes de extraer muy despacio, como si fuera un informe secreto de alto nivel o la primera imagen pornografica que un adolescente se dispusiese a observar, el borde de una de las dos fotografias que contenia, y que formaban parte de la coleccion que siendo muy joven decidio iniciar. La habia bautizado Fotos Clave de la Biografia de Luis Ferrer, y se habia propuesto que solo formasen parte de ella aquellas imagenes que, tras exhaustivas pruebas de seleccion, mereciesen verdaderamente el apelativo que daba nombre a la serie. Cada una de ellas tenia su propio titulo,

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