mal han sabido llevar los pantalones y que la han entregado, deshonrado, vendido, empenado y repartido como se repartieron los ladrones las vestiduras de Jesucristo (q.e.p.d.).
4. Por eso lanzamos este manifiesto para hacer del conocimiento de las mujeres y hombres que pueden ya dejar de esperar al
5. Prometemos limpiar este pais, barrerlo, lampacearlo, sacudirlo y lavarle el lodo hasta que brille en todo su esplendor. Prometemos dejarlo reluciente y oloroso a ropa planchada.
6. Declaramos que nuestra ideologia es el 'felicismo': tratar de que todos seamos felices, que vivamos dignamente, con irrestricta libertad para desarrollar todo nuestro potencial humano y creador y sin que el Estado nos restrinja nuestro derecho a pensar, decir y criticar lo que nos parezca.
7. Prometemos que, en breve, publicaremos nuestro programa explicando cuanto nos proponemos. Invitamos a todas las mujeres a apoyarnos y a sumarse a nosotras. A los hombres los invitamos a pensar y recordar quien los crio y a meditar si no les habria convenido mas tener una madre que la ristra de padres de la patria que tras todos estos anos nunca les cumplieron. Unanse al pie y no sigan metiendo la pata.
Ifigenia
Tenia enmarcado el primer manifiesto del pie en la pared de su oficina.
Debia revisar los correos en la computadora, el centenar de solicitudes de entrevistas apiladas sobre el escritorio, pero se recosto en su silla y se quedo mirando el famoso documento, los piecitos.
Nunca imagino como cambiaria el pie su vida, su amor por Martin, la relacion con sus hijos. No es que ella fuera desamorada. Pero si muy controladora. Manejaba su vida y la de su familia, incluyendo al marido, como un reloj suizo. A punta de rutinas y el ejemplo de su propio sentido de responsabilidad, los mantenia bajo una disciplina espartana. El control de lo cotidiano era su manera de conferir proposito y sentido a su existencia. Muy a su pesar no lograba evitar la vocecita en su cabeza argumentando que la puntualidad, el esmero, los planes minuciosos, solo eran una manera de consolarse del vacio que en el fondo sentia. Pero esa era historia antigua ahora. El pie paso a ser el puerto en el que anclo su busqueda existencial. Resuelto esto y en contacto con las demas, se relajo. Afloro su ser ludico. Su espiritu de madre espartana se vio forzado a replegarse. Descubrio cuan tensos mantenia a los suyos y los resentimientos que el marido calladamente acumulaba. Empezo a hacer enmiendas que el acepto con un entusiasmo conmovedor. Le sorprendio darse cuenta de que era posible volver a enamorarse de la misma persona. Ahora, a media tarde a veces lo llamaba. Se escapaba a hacer el amor con el.
Martin soporto, con cara de inocencia, la chacota de amigos y conocidos cuando se publico el manifiesto del pie porque desconocia que su esposa era una de las firmantes. Su secretaria se lo puso sobre el escritorio en la manana.
– Valiente su esposa, don Martin -le dijo, apuntando al titular con el dedo indice, con una sonrisa picara.
Llamo a Ifigenia. Podria haberle advertido, le dijo. Ella, poseida por el espiritu diletante y atrevido de las demas, dijo que habia preferido sorprenderlo. Hemos hablado tanto del asunto, ya era hora, ?no te parece?
– Esta simpatico -le dijo el-. No creo que nadie se lo tome en serio, pero esta simpatico.
– Quien rie por ultimo, rie mejor -dijo ella. Le entristecio la manera despreocupada con que el descalifico el manifiesto, llamandolo 'simpatico', pero opto por no enfrentarlo. Penso que seria mejor aprender a ponerle buena cara a ese tipo de comentarios. De alli en adelante, se dijo, serian el pan nuestro de todos los dias.
Al manifiesto siguio una conferencia de prensa. La ofrecieron en un hotel, vestidas todas muy sexis, con estilo de motociclistas o rockeras para llamar la atencion de los jovenes. Ifigenia temio sentirse incomoda vestida de una forma que les era mas familiar a las otras que a ella. Pero cuando se vio al espejo, penso que era una idiota por no sacarle antes mas partido a la genetica que tallo sus largas piernas, la cintura pequena, los pechos altos y redondos. La ropa le ayudo a encarnar el rol sensual, desafiante e inteligente que se proponian proyectar.
La conferencia, el manifiesto y lo que dijeron se reprodujeron en periodicos, blogs, facebook, twitter y cuanta red social existia. La fauna politica y los medios amigos del escandalo hicieron fiesta con la noticia, usando la ironia para descartar abiertamente sus pretensiones de crear un partido de la izquierda erotica. Cuando mas se necesitaban personas serias en el pais, decian, aparecian ellas -mujeres como Viviana, dignas de mejor causa- burlandose no solo de los hombres sino de las mismas mujeres que jamas se unirian a un partido desquiciado y superficial como el que ellas anunciaban con despliegue de tetas y piernas.
Ifigenia y las demas aparecieron en entrevistas de television, radio y periodicos. En un dos por tres, no hubo en el pais quien no supiera lo que era el pie. La modorra politica de Faguas, el
Viviana y las demas afinaron sus discursos y respuestas: hablaron de reformas a la democracia, a la constitucion, a los metodos educativos y a los centros de trabajo. En sus diatribas incluyeron retazos de filosofia popular y usaron el arsenal de su memoria nombrando citas que abarcaban desde las teorias de Deepak Chopra, Fritjof Capra y Marx hasta las tesis feministas de Camille Paglia, Susan Sontag, Celia Amoros y Sofia Montenegro.
Martin veia salir a Ifigenia a las entrevistas, vestida con pantalones negros, camisas gitanas, anchos cinturones y botines y, aunque temia el precio que ambos pagarian por una aventura politica que el consideraba destinada al fracaso, agradecia el retorno de la liviandad de espiritu a su casa. Ella dejo de preocuparse por los zapatos fuera de lugar, el estricto cumplimiento de un horario que incluia las comidas, el esparcimiento y el sueno, y la planificacion mensual de fines de semana y cenas con amigos.
A pesar de su deficit de testosterona, Martin volvio a sentir la atraccion que lo enamoro. Contemplaba a Ifigenia con nostalgia y se las ingenio para hacerle el amor con el fuego de una pasion antigua donde no cabia la tibieza.
Como profetizo Viviana, el estrambotico nombre del partido, una vez que ellas dieron cuerpo a sus ideas y sus suenos, dejo de tener importancia. Lo que calo como santo y sena fueron las siglas, el pie. No hubo mujer que no indagara de que se trataba o se uniera a la ola de alta cresta que, inesperadamente, puso a las feminas a la cabeza de un tsunami politico cuya vitalidad y novedad superaba con creces las propuestas conocidas y desacreditadas de los partidos machos tradicionales.
Ifigenia tomo bajo su responsabilidad la tarea de organizar el resultado del escandalo. Con hojas de afiliacion y un sitio web enhebro el tejido nacional de membresia y colaboradoras.
Siguiendo el modelo de reunion de las feministas en los anos sesenta en Estados Unidos, las mujeres afiliadas se reunian para comparar sus experiencias, contarse sus cuitas y hasta llorar juntas. Se organizaron grupos para ir a los barrios y hacer pedicures. Pintando las unas de rojo a las mujeres, les hablaban del partido que velaria para que dejaran de ser dependientes de los maridos y duenas de sus destinos y decisiones.
Desde su programa de television, Viviana continuo sus denuncias y sus revelaciones. Incluyo un segmento femenino donde mujeres de todos los estratos sociales dieron rienda suelta a sus sentimientos de impotencia y a sus deseos de que las tareas del hogar no les cayeran encima como norias que tenian que jalar como mulas.
Por aquellos dias, Carla Pravisani, duena de una agencia de publicidad cuya revolucionaria creatividad tambien habia dado mucho que hablar, se ofrecio, no solo a dirigirles su campana, sino a conseguirles el patrocinio de