Emir la llevo a reunirse con los mas influyentes dirigentes politicos que asistian al foro. El nombre del partido era un arma de doble filo, le dijo. Por eso ella era necesaria para darle contenido. Tenia razon. Era un riesgo calculado, aclaro ella. Las personalidades la recibian con un aire de duda y cautela, pero la despedian con entusiasmo las mujeres, y con respeto y buenos deseos los hombres.
– Usted es temible -le dijo un boliviano-, pero le deseo buena suerte.
Tras el dia de andar por el foro, oir discursos y conversar de politica, estaban cansados. Emir, sin embargo, insistio en llevarla a cenar. Despues, en el balcon de la habitacion frente al mar, descalzos y sentados en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y los pies apoyados en la balaustrada, Emir se ofrecio para organizarle el plan para recoger fondos. Irian a Estados Unidos a visitar mujeres hermosas y valientes, partidarias de causas perdidas y del Tercer Mundo, feministas de la Cuarta Onda, le dijo. 'Con las que yo conozco sera suficiente'.
Viviana se quito el anillo del dedo, lo pego a su mejilla. Emir, Emir, ?donde estaria Emir? Sintio ganas de correr. No alcanzaba a entender que hacia ella alli, ni en que lugar se encontraba.
El paraguas
No eran uno sino muchos los paraguas sobre la repisa. Verlos amontonados le saco a Viviana una sonrisa de incredulidad. Imagine que serian bastantes, penso, pero esta realidad supera mi imaginacion. Las gafas de sol y los paraguas se llevaban la palma en aquella coleccion de objetos perdidos. Eran el simbolo de las dos estaciones de Faguas. Llovia seis meses del ano y los otros seis el sol se ensanaba sobre el pais resecandolo, tornando el paisaje en un yermo de arboles sedientos y pasto amarillo y moribundo. Emir le habia llevado capotes de regalo, pero ella nunca se acostumbro a las ropas de lluvia. Preferia el simple y util paraguas. Infortunadamente los perdia. Los olvidaba en el instante en que emergia el sol entre las nubes. Y era lo usual. Se oscurecia el cielo, soplaba un viento huracanado, las nubes negras enfilaban sus canones y el aguacero se desplomaba como un edificio de agua sobre la ciudad. Sin embargo, el derrumbe no duraba demasiado. Pasado el chaparron, el sol barria con sus rayos los restos de cielo discolo, y retornaba la tarde a su existencia clara y azul. El crepusculo lavado y fresco era suficiente razon para que el paraguas quedara olvidado detras de la puerta, en el suelo o dondequiera que la duena posara sus varillas a descansar de la inclemencia del aguacero.
Tomo del monton uno de los paraguas. Se sento en el suelo. Lo abrio. Era verde olivo. Recorrio con sus dedos la tela tensa entre los rayos. Llovia cuando decidio sacar a los hombres del Estado. Conjuro la memoria hasta que pudo oir el aguacero cayendo y ver la luz de los relampagos iluminando las ventanas del extrano despacho presidencial que heredara de sus antecesores.
Alli estaba ella, detras del escritorio en un momento de rara quietud. Era tarde en la noche. Habia despachado a Juana de Arco. Solo las guardas de su seguridad personal esperaban afuera. A dos meses de su gobierno, no lograba avanzar. Habia intentado incluir a quienes fueran capaces, hombres y mujeres, pero la realidad de siglos se les venia encima. Aun con bajos niveles de testosterona, deprimidos y cansados, echando barriga y poniendose flojos, los hombres no dejaban volar la iniciativa femenina. No se lo proponian conscientemente, pero una y otra vez, en las reuniones sus comentarios caian como baldes de agua fria: Ah, es que ustedes no saben de estas cosas; Ah, es que ustedes no tienen experiencia. El efecto era legible en los rostros de magnificas mujeres que recien aprendian los alcances de su poder. Las achicaban; hacian que se cerraran como anemonas asustadas.
Durante la campana, incluso, el empuje de Emir, cuyas gestiones de mago y midas facilitaron los fondos, causo incomodidad no entre las del pie, pero si entre colaboradoras que la acusaron de convertir a un hombre, su hombre, en el financiero de la campana. No le habrian dado un centavo si yo no hubiera sido convincente. El credito es mio, el solo facilito los contactos, repitio ella. Mas que las acusaciones, le molesto la amargura que le causaron. ?Como descartar su trabajo, cuanto habian logrado con un argumento semejante? Y, sin embargo, a pesar del radicalismo de las que se quejaban, en su fuero interno algun eco tenian esas quejas. No solo a Emir, sino a varios de sus mas leales colaboradores, constantemente debia recordarles que ellas eran las heroinas, las amazonas de aquella historia. En los dias de febril preparacion para inscribir el partido en la campana electoral (habia que terminar de recoger firmas, llenar todos los requisitos legales engorrosos e interminables), mas de una vez Viviana lamento con rabia el que las lideres e indiscutibles creadoras del pie carecieran de la erudicion que a flor de labios poseian Emir y los otros. Ellos conocian el argot politico, manejaban cifras y calculos economicos de memoria, sabian de geografia y politica exterior. Si bien ellas no se dejaban apabullar por la sapiencia masculina, la codiciaban; lamentaban el tiempo que ellos habian ganado mientras ellas se vieron forzadas a reducir la longitud de sus horizontes para que cupiera en ellos el amor, los hijos, la casa, todo eso que, socialmente, era apenas valorado. Viviana les repartio a los hombres una copia de
– Tenes absoluta razon -decia Emir-. ?Pero por que dejas que este asunto te moleste? Los hombres en este pais no pudieron armar un partido como este, ustedes si. Usennos, no nos aparten porque les causa inseguridad.
Facil decirlo. La inseguridad que convertia en compulsion la tendencia a ceder ante la autoridad masculina parecia estar impresa en la psiquis femenina, como el alcoholismo en los hijos de alcoholicos.
Viviana leyo sobre las maneras de romper las dependencias sicologicas: era esencial apartarse de la causa: cigarros, alcohol, drogas. ?Cuanto tiempo seria necesario? Dio vueltas por su oficina. Imagino escenarios. Decidio.
Llamo a Juana de Arco. Siento despertarte Juanita, pero necesito que convoques al Consejo del pie para manana a primera hora.
Ahora o nunca, les dijo. Para cambiar las cosas de fondo, ellas necesitaban estar solas un tiempo, gobernar sin interferencias masculinas.
– Ay Dios mio -rezongo Rebeca-. A falta de problemas, hay que crearlos…
– A la prueba me remito, Rebeca, mira lo que paso con la reunion donde expusiste lo de las flores…
Vestida de blanco, Rebeca llego a una reunion con su proyecto piloto de convertir Faguas en un jardin y exportar flores. Era un negocio redondo. Tenia muy estudiado el caso de Colombia. Pero tambien se habia documentado sobre los invernaderos en Almeria, en Espana. De ser tierra arida y pobre, Almeria habia pasado a ser gran productora de hortalizas. Rebeca hizo su presentacion. Las flores iban a producirle mas al pais que el cafe y otros cultivos tradicionales. Ademas, miles de mujeres tendrian empleo. Se sento acalorada por el apasionamiento y entusiasmo con que expuso su conviccion. Viviana secundo de inmediato la idea, puesto que la habian discutido al elaborar el programa del pie. Uno a uno, los hombres presentes objetaron con estadisticas, numeros y algoritmos que ellas no entendian. La reunion se alargo por horas.
– Si, pero al final vamos a llevar adelante el proyecto, les guste o no -dijo Rebeca.
– Pero ?cuantas horas perdimos? A este paso, nos vamos a quedar rezagadas con los planes y promesas y de los cinco anos que tenemos vamos a pasar cuatro discutiendo… Ademas, te voy a decir una cosa: estoy convencida, total y absolutamente convencida de que estos hombres solo obligados van a aprender la domesticidad -siguio Viviana.
– Y hay que aprovechar que estan modositos y dociles -dijo Martina-. Yo estoy de acuerdo con Viviana.
– A mi me falta la testosterona para pelear esto -dijo Eva-. Me preocupa a quien pondre a lidiar con los violadores y los presos.
– Arlene, la lanzadora de discos -dijo Rebeca-. Hay varias que tienen ese temple.
Eva asintio sin mucho entusiasmo.
Viviana parecio no percatarse del intercambio.
– Otro caso les expongo: el Ministro de Energia y Agua ha objetado el concurso del Barrio Limpio, y si yo