Abandonaron la redaccion y salieron a una tarde estival propia del Mediterraneo. Eran poco mas de las siete y tanto los restaurantes como los bares comenzaban a llenarse de turistas bronceados con ganas de fiesta. Fueron a un bar de Stora Torget y se sentaron en la terraza.
– ?Que tal estas, en realidad? -pregunto Pia cuando tuvieron cada uno su cerveza grande, bien fria.
– Bien, creo. Han pasado tantas cosas ultimamente que no se si voy o vengo.
– Ser padre es un enorme desafio, eso esta claro -Pia probo un sorbito de cerveza-. Por cierto, ?por que no estas esta tarde con Emma y con Elin?
– Emma esta en casa con sus otros hijos, Sara y Filip. Han estado de vacaciones con su padre en el extranjero, asi que hace tiempo que no se ven. Por eso queria estar a solas con ellos.
– Bueno… Eso es comprensible.
– Si, pero a veces me parece que no hago mas que tener consideracion hacia ella y hacia su otra familia.
– ?Uf, eso debe de ser muy jodido! -reconocio Pia-. Como si no fuera ya lo suficientemente complicado mantener una relacion de las llamadas «normales» -dijo alzando los ojos.
– Y tu, ?que? ?Como lo llevas? -pregunto Johan con curiosidad. Pia nunca le habia contado si tenia novio y a el no se le habia ocurrido preguntarselo-. ?Tienes pareja?
– Pareja, lo que se dice pareja, no. Digamos que tonteo con un chico de vez en cuando, cuando nos va bien.
– ?Estas hablando de sexo entre amigos?
– No, el me gusta de verdad pero lo nuestro nunca llegara a nada, no se si me entiendes. Estamos siempre en el mismo punto y asi no vamos a ninguna parte.
– Mas o menos como Emma y yo, entonces.
– ?Pero, hombre! ?Si acabais de tener una nina!
– Si, es verdad. Pero por alguna extrana razon me parece que eso no ha significado tanto para la relacion en si. Por raro que pueda sonar. Emma tiene mil argumentos para justificar por que no quiere que nos mudemos a vivir juntos, por ejemplo.
– Tienes que darle tiempo, estoy segura de que lo entiendes. Su vida ha saltado en pedazos y tiene otros dos hijos en los que pensar. Mas el problema de hacer que funcionen las cosas con su ex. No es tan raro que no pueda salir volando. Elin solo tiene unas semanas, ?no?
– Si, claro dijo Johan, sorprendido de que Pia no le hubiera dado la razon.
Con lo bien que le vendria un poco de apoyo en ese momento. Vacio la cerveza y se levanto.
– ?Quieres tomar otra?
– Claro.
La barra estaba abarrotada de gente y la musica a tope. Johan disfrutaba de la animacion de la ciudad. Visby era un hervidero de gente en verano y de no haber sido por Emma seguro que habria salido todas las noches. Mientras esperaba para pedir recorrio la barra con la vista.
De repente vio a alguien que le resulto conocido. El hombre estaba de espaldas a Johan hablando con una chica guapa y rubia que no podia tener mas de veinticinco anos. Ella le sonreia y daba sorbitos a un vaso que parecia contener vino espumoso o quiza champan. Al brindar con la joven que lo acompanaba se volvio lo suficiente como para que Johan pudiera verlo de perfil.
Era Staffan Mellgren.
Sabado 24 de Julio
Al dia siguiente Staffan Mellgren se quedo bastante tiempo en la zona de excavaciones. La noche anterior se le habia hecho tarde. Estaba cansado y con resaca, pero preferia trabajar antes que tener que explicarle a Susanna por que se habia quedado a dormir en la ciudad. Aunque sospechaba que su esposa sabia lo que hacia y que no le preocupaba lo mas minimo si veia a otras mujeres, era como si disfrutara fingiendo lo contrario. Interpretaba el papel de esposa credula, injustamente tratada, solo por el placer de verlo sufrir.
En el coche, de camino a casa, llamo a Susanna, quien tras la discusion de rigor acepto el pretexto de que tenia mucho trabajo extra y, ofendida, le echo en cara que era la tercera vez que no cenaba en casa aquella semana. El le siguio el juego y le explico que tenia mucho que hacer durante las excavaciones propiamente dichas del curso. Cosa que por otra parte era totalmente cierta. Y mas en esta ocasion, ya que las excavaciones se habian retrasado como consecuencia de la muerte de Martina Flochten y de la conmocion y el ambiente que se habia creado entre los estudiantes que participaban en ese curso. Algunos decidieron dejarlo, pero la mayoria seguia, algo por lo cual les estaba muy agradecido. Habian pasado tres semanas desde el asesinato y aun recordaban constantemente lo sucedido. El hecho de que no hubieran detenido a ningun culpable no contribuia precisamente a mejorar la situacion. Eso era lo que Mellgren trataba de explicarle a su esposa, pero ella no se tragaba la pildora y lo acusaba de descuidar a su familia. Staffan habia perdido ya la cuenta de las veces que se lo habia dicho. Se arrepentia mas que nada de haberla llamado y trato de ablandarla ofreciendose a echar de comer a las gallinas cuando llegara a casa.
Vivian en Larbro, unos treinta kilometros al norte de Visby, asi que aun tenia que conducir un trecho. Puso el volumen del estereo a tope y disfruto de la musica. Le ayudaba a relajarse.
Se pregunto cuando desaparecio el amor entre ellos. No recordaba cuando fue la ultima vez que vio algo de calor en su mirada. Vivia en un frio matrimonio ficticio en el que hacia mucho tiempo que se les atraganto la risa. Quiza fuera inevitable el divorcio, pero el era demasiado cobarde para dar el primer paso.
Lo retenian los ninos. Eran tan pequenos todavia, el mayor solo tenia diez anos. No tenia fuerzas ni ganas de romper su matrimonio justo ahora. Eso tendria que esperar. Entre tanto tendria que hacer lo que pudiera para soportarlo. Y eso era lo que hacia.
Cuando giro y entro en el patio todo estaba en silencio. A esas horas los ninos estarian acostados. Lo mejor seria ir directamente al gallinero.
Su granja tenia vistas sobre los prados y los campos de cultivo. Contemplo la casa de piedra revocada en blanco, las ventanas pintadas de azul con sus cortinas y macetas, y el porche con sus filigranas de madera. A un lado estaba el taller donde su mujer moldeaba sus cacharros de barro, tenia hasta su propio horno. ?Cuanto la habia admirado antes por ello! ?Cuando fue la ultima vez que hablaron de sus tiestos?
El ruinoso establo que habian proyectado pintar durante el verano seguia como estaba. De momento los planes se habian quedado en eso. ?Para que iban a pintar? ?Que sentido tenia hacerlo? Ninguno.
De pronto lo invadio la melancolia y se sento en el banco que habia fuera del taller de alfareria y apoyo la cabeza entre las manos. Enseguida iria a echar de comer a las gallinas, solo tenia que sacar fuerzas primero. Habian convertido la mitad del establo en gallinero. Aunque ahora ya diera igual. Al principio, cuando estaban enamorados y dejaron Visby para vivir en el campo, la idea de tener un gallinero les parecio muy romantica a los dos. Despues fueron pasando los anos, el romanticismo desaparecio y las gallinas se quedaron alli.
Sentia como se le escapaba la vida mientras el permanecia en el borde mirando. Los dias llegaban y se iban sin que ocurriera nada. Su mujer y el continuaban con sus pequenas discusiones habituales, no tenian ninguna vida sexual y las cosas cotidianas se sucedian unas a otras en una corriente sin fin.
Ahora hacia bastante tiempo que no tenian una bronca de verdad, no les quedaban ganas ni para discutir. Solo aquella acritud y un creciente distanciamiento. Y no es que el necesitara su carino. Ya no lo necesitaba.
Se levanto y cruzo lentamente el patio en direccion al gallinero. La noche era hermosa y apacible. El perfume a jazmin procedente de los arbustos que habia delante de la casa se mezclaba con el olor a gallinaza.
Las gallinas daban vueltas por el patio picoteando aca y alla con suaves cloqueos. Esta noche estaban mas calladas que de costumbre.
De repente advirtio que habia algo que asomaba por encima de la puerta abierta del establo. Estaba demasiado lejos para poder ver lo que era, pero alli habia algo, eso estaba claro. De vez en cuando se vislumbraba tras el balanceo de las ramas del arce que daba sombra al edificio por ese lado.
Sin saber por que vacilo y se detuvo. Miro inseguro a su alrededor pero no pudo descubrir a nadie. De golpe se extendio por el patio una atmosfera ominosa.
Cuando se acerco lo suficiente lo invadio el miedo. A primera vista le costo comprender lo que veia. Poco a