visto ni oido nada raro.
El sonido del telefono saco a Knutas de sus reflexiones. Era Johan, quien le conto los trabajos de carpinteria que Dahlstrom habia realizado en casa de Bertil y Astrid Persson en la calle Backgatan. Knutas se quedo sorprendido.
– Que raro que no hayamos oido nada de eso. ?Sabes el nombre de mas gente para la que haya trabajado?
– No, el viejo se ha enfadado cuando le he dicho que tenia que comunicarselo a la policia. Pregunta en la Hembygdsforeningen, alli fue donde le recomendaron a Dahlstrom.
– Eso haremos. ?Nada mas?
– No.
– Gracias por llamar.
– No hay de que.
Knutas colgo pensativo el auricular. Asi que Dahlstrom realizaba trabajos extra en casa de la gente. Esos datos abrian una nueva via de investigacion. Envio a Johan un pensamiento agradecido.
Fanny fue directamente a casa despues de la escuela. En la puerta se encontro con Jack, el novio de su madre. El hombre la miro, pero no se molesto en saludarla. Solo paso acelerado por delante de ella. La puerta del piso no estaba cerrada y Fanny se dio cuenta enseguida de que algo no iba bien. Miro en la cocina, pero alli no habia nadie.
Encontro a su madre tumbada en el sofa debajo de una manta. Esta se habia deslizado y se veia su cuerpo desnudo. Encima de la mesa habia botellas vacias de cerveza y de vino y un cenicero lleno de colillas.
– Mama -dijo Fanny zarandeandola por los hombros-. ?Despierta!
No dio senales de vida.
– Mama -repitio Fanny con un nudo en la garganta sacudiendola mas fuerte-. Mama, por favor, despierta.
Por fin abrio los ojos y balbuceo:
– Tengo que vomitar, trae un cubo.
– ?Cual?
– El que hay debajo del fregadero, el rojo.
Fanny fue corriendo a la cocina y cogio el cubo. No llego a tiempo. Su madre habia vomitado encima de la alfombra.
Llevo a su madre al dormitorio. La tapo con el edredon y coloco el cubo al lado de la cama.
Fanny no tenia fuerzas para pensarlo. De todos modos, pronto no iba a poder aguantar mas.
Jueves 22 de Noviembre
El olor a cafe recien hecho y a bollos de canela calientes le salio al encuentro cuando llego a la sala de reuniones a la manana siguiente. Alguien se habia tomado la molestia. Miro hacia Kihlgard. Habia sido el, claro. El ambiente alrededor de la mesa era muy animado. Karin tonteaba con Wittberg, que evidentemente habia estado de juerga la noche anterior y ahora la entretenia contandole alguno de sus ligues, suponia Knutas. Tenia una botella de coca-cola en la mesa delante de el, esa era la senal mas clara de que tenia resaca.
Kihlgard y Smittenberg estaban sentados con las cabezas muy juntas encima de un periodico, el fiscal con un lapiz en la mano y Kihlgard con un bollo, naturalmente. ?Santo Dios, estaban haciendo un crucigrama! Norrby y Sohlman se hallaban junto a la ventana viendo como granizaba y llovia a la vez, y parecia que hablaban del tiempo.
La verdad, aquello parecia un coctel. Increible lo que podian conseguir unos bollos recien hechos.
Knutas se sento como de costumbre en el extremo de la mesa y carraspeo ruidosamente, pero nadie le presto atencion.
– A ver, atencion -probo-. ?Empezamos?
No hubo ninguna reaccion.
Miro malhumorado a Kihlgard. Muy propio de ese gilipollas. Venir y hacerse el simpatico con unos bollos y armar este barullo. Knutas no tenia nada en contra de tener ratos agradables en el trabajo, siempre y cuando se supiera elegir el momento adecuado. Estaba de un humor de perros despues de la bronca que habia tenido con Line por la manana.
Todo empezo porque ella se quejo de que habia ropa tirada, de que nadie habia echado de comer al gato y de que el lavavajillas estaba lleno y el no lo habia puesto la noche anterior, a pesar de que fue el ultimo en irse a la cama. Cuando descubrio que Knutas, aunque lo habia prometido cientos de veces, habia olvidado comprar un baston nuevo de floorball para Nils, que habia roto el suyo y tenia un partido por la tarde, fue la gota que colmo el vaso. Line exploto.
El murmullo que habia en la sala obligo a Knutas a levantarse de la silla y dar unas palmadas.
– A ver, ?puedo rogaros un poco de atencion? -rugio-. ?Vamos a trabajar o quiza habeis pensado dedicar el dia a actividades sociales?
– ?Que buena idea! -grito Kihlgard-. ?No podemos quedarnos dentro, alquilar una buena pelicula y hacer palomitas? Hace tan malo; estoy congeeeelado.
Subio la voz haciendo un falsete. Levanto los brazos y agito las palmas de las manos, moviendo las caderas al mismo tiempo. Con su impresionante corpulencia, la escena resultaba tremendamente comica. Maldito payaso. Ni siquiera Knutas pudo evitar esbozar una sonrisa.
Empezo hablando del trabajo en negro de Dahlstrom.
– ?Como lo has sabido? -pregunto Kihlgard.
– A traves de un periodista de la television, Johan Berg. El matrimonio de la calle Backgatan no queria ir a la policia porque se trataba de un trabajo en negro.
– Realmente es increible como se comporta la gente adinerada -estallo Karin, cuyo semblante se habia ensombrecido mientras Knutas lo contaba-. Es tan deshonesto. Personas bien remuneradas que emplean a trabajadores sin pagar impuestos, a pesar de que tienen dinero para hacerlo. ?Ni siquiera cuando ha sido asesinada una persona quieren ir a la policia, solo por salvar su propio pellejo! ?Que bajeza!
Sus ojos ardian cuando recorrio con la mirada a sus colegas.
– Tienen dinero para pagar sus maravillosas casas y sus vacaciones caras, pero no para contratar legalmente a una senora de la limpieza, de manera que tenga seguro y puntos para la jubilacion y todo aquello a lo que tiene derecho. Eso no pueden pagarlo. Hacen todo lo posible para evitar pagar impuestos, sin pensar por un momento que eso, de hecho, es delictivo. Al mismo tiempo, esperan tener una plaza de guarderia para sus hijos, que haya un medico cuando estan enfermos y que en las escuelas se sirva buena comida. Como si no vieran la relacion que hay entre lo uno y lo otro. ?Es totalmente absurdo!
Todos alrededor de la mesa la miraban sorprendidos. Ni siquiera Kihlgard, que solia ser rapido en las replicas, dijo nada. Tal vez porque tenia la boca llena con el que, seguro, era ya su tercer bollo de canela.
– Tranquila, Jacobsson -interrumpio Knutas-. Ahorranos tus discursos incendiarios.
– ?Que quieres decir? ?No estas de acuerdo conmigo en que es una cabronada?
Karin miro a su alrededor en busca de simpatizantes.
– ?Tienes que hacer politica con todo? -dijo Knutas irritado-. Aqui estamos investigando un asesinato.