mejor que pudo, inmovil como estaba. Se hallaba en uno de los dormitorios de los ninos, lo reconocio de su visita anterior. Encima de la mesa habia un parchis antiguo de madera con conos de diferentes colores a modo de fichas. Sillas con cojines de florecillas cosidos a mano, una lampara modelo Strindberg. Suelo de madera tratado de modo artesanal, cortinas blancas de algodon en la ventana. De lo mas idilico y acogedor.

La casa estaba en silencio. ?Quien la habia golpeado?

?Que habia pasado con Anders y con Leif?

Trato de aguzar el oido, pero no pudo distinguir ningun ruido.

?Cuanto tiempo llevaba alli? Habia salido de Visby un poco antes de las once y por lo tanto tenia que haber llegado alli alrededor de las once y media. A traves de la ventana vio que el cielo estaba nublado y era imposible saber a que altura se encontraba el sol.

Trato de girar las manos, atadas a los lados de la cama. La cuerda le cortaba las munecas.

Con las piernas le sucedia lo mismo. Haciendo un esfuerzo consiguio levantar la cabeza y mirar a su alrededor. Alli estaba su cazadora, encima de una silla. Tenso el cuerpo, presionando contra la cuerda como habia visto hacer a los contorsionistas. Presionar y relajar, presionar y relajar. Lo repitio insistentemente, doblando y girando alternativamente las munecas para tratar de aflojar la cuerda.

Al mismo tiempo le corroia la preocupacion por Anders y Leif.

Le incomodaba el silencio que reinaba en la casa. La persona que la habia atado alli no debia de estar muy lejos. Karin noto que empezaba a enfadarse de verdad. No pensaba quedarse alli atada como un cordero pascual esperando que llegara alguien a sacrificarla. Ya lo creo que no. Tenso el cuerpo e hizo toda la fuerza que pudo hacia arriba.

La cuerda cedio lo suficiente como para infundirle animo. Repitio el movimiento. De pronto sintio como esta cedia. De repente pudo liberar una mano y todo el brazo izquierdo.

Unos minutos despues se habia desatado del todo y se levanto de la cama. Estiro el cuerpo, giro los brazos y movio las piernas para poner en marcha la circulacion. Se deslizo hasta la ventana y miro fuera. Vio el mar que se extendia gris y en calma, el cobertizo y la sauna abajo, junto al agua. No se veia a nadie. Se puso la cazadora y busco el movil y el llavero. Los dos habian desaparecido.

El avion aterrizo a la hora prevista en el aeropuerto de Arlanda. Cuando Tom Kingsley llego al control de pasaportes, la policia estaba esperandolo.

La detencion se realizo sin dramatismo. Kingsley parecia mas que nada sorprendido. La policia le explico las sospechas que recaian sobre el, le pusieron las esposas y dos policias de paisano lo escoltaron hasta la terminal de vuelos nacionales para esperar el avion que partiria por la tarde hacia Gotland.

La noticia de que ya habia sido detenido se recibio con alivio y satisfaccion en la comisaria de Visby. Kihlgard llamo a Knutas, pero no pudo contactar con el, intento luego llamar al movil de Karin con el mismo resultado desalentador.

– Es el colmo que uno no pueda ponerse en contacto con los dos maximos responsables ahora que por fin sucede algo -maldijo.

– Karin iba a salir hacia Gnisvard esta manana -explico Wittberg-. Al parecer Knutas no ha respondido a las llamadas hechas a su movil durante todo el fin de semana. Estaba preocupada por si habia ocurrido algo. Joder, lo habia olvidado.

– ?Que quieres decir? ?Que podia haber pasado? -rezongo Kihlgard.

– Leif y el tenian pensado salir con el barco y han soplado rachas de viento casi de temporal.

Kihlgard miro el reloj.

– Vamos hasta alli. Nos da tiempo.

Cuando Karin salio al patio se oyeron unos ruidos sordos. Parecian golpes y procedian del cobertizo.

Miro con cuidado a traves de la ventana, pero no pudo ver nada que le llamara la atencion. El ruido ceso. Ella permanecio quieta a la espera. Se pego contra la puerta para oir mejor.

Entonces volvio a oir el repiqueteo, ahora con los golpes mas espaciados. Sonaban casi sin fuerza.

Necesitaba algo con lo que pudiera romper la ventana. Su coche estaba donde lo habia dejado, al lado del de Leif. En el maletero encontro una llave de cruceta. Que sea lo que Dios quiera. Con el crac el cristal se hizo anicos, que cayeron al suelo como si fueran confeti. Karin lo llamo a traves del cristal roto:

– ?Anders, estas ahi?

El gemido que obtuvo en respuesta indicaba que estaba amordazado. Se inclino y miro dentro. Alli en la oscuridad pudo distinguir a su jefe en el suelo, atado de pies y manos, y con un trapo en la boca.

Se volvio y miro hacia la casa. No se veian senales de vida. Introdujo la mano y abrio la ventana, se corto con el cristal roto. ?Mierda! Empezo a sangrar, pero eso no la detuvo. Trepo hasta el interior.

Se encontro con la mirada de Knutas, nunca lo habia visto tan indefenso. Rapidamente empezo a desatar la cuerda que le sujetaba la mordaza. El sollozo cuando por fin se vio liberado.

– Gracias, estaba a punto de perder toda esperanza. Creia que iba a enmohecer en esta maldita casa.

– ?Donde esta Leif? -pregunto Karin mientras deshacia los nudos que ataban las munecas de Knutas a la espalda.

– No lo se. ?Por que has venido aqui?

– Estabamos preocupadas porque no sabiamos nada de ti. Pero cuando llegue aqui alguien me golpeo en la cabeza y me ato a una cama dentro de la casa. He conseguido liberarme y he salido a buscarte. He oido los golpes que dabas.

– Ha sido Leif.

Karin se paro.

– ?Que?

– Creo que Leif ha asesinado tanto a Dahlstrom como a Fanny.

– ?Te has vuelto loco?

– No, es asi. Luego te lo explico.

Algo en el tono de voz de Knutas le hizo darse cuenta de que era verdad.

– ?Sigue ahi el coche?

– Si, esta ahi fuera.

– ?Y el barco?

– Esta amarrado al muelle.

– Debemos salir de aqui. Tenemos que pedir ayuda.

La puerta estaba cerrada por fuera, asi que salieron por la ventana, cruzaron el patio y corrieron hacia la carretera principal.

Cuando se habian alejado unos cientos de metros de la casa, se oyo un estruendo ensordecedor. Se volvieron y se encontraron con un mar de fuego. La sauna, en la orilla del agua, exploto en un infierno de fuego, chispazos, materiales de construccion y humo. Presenciaron el macabro espectaculo en silencio.

– Ha hecho estallar todo por los aires -jadeo Knutas.

– La cuestion es donde esta el -dijo Karin con la voz apagada.

Se acercaron al edificio ardiendo, las llamas se reflejaban en el agua.

Lo unico que Knutas podia pensar era si Leif se encontraba alli dentro.

Los vecinos, que oyeron la explosion, llegaron enseguida en sus coches. Habian avisado a la policia y a los bomberos. Los companeros se hicieron cargo de Knutas y de Karin. El comisario consiguio convencer al personal de la ambulancia de que no era necesario que lo trasladaran al hospital. Tenia que quedarse alli al menos hasta ver como se desarrollaba todo. Lo mismo ocurrio con Karin. Al final, se quedaron los dos sentados en una ambulancia observando lo que ocurria a su alrededor. Un grupo de agentes uniformados y armados entraron en la casa mientras que otro grupo buscaba por los alrededores con la ayuda de perros policia. Los bomberos luchaban contra el fuego abajo en el muelle y algunos policias se deslizaron dentro del cobertizo con las armas en alto. Toda la escena parecia como sacada de una pelicula, penso Knutas.

Poco a poco los agentes se fueron juntando en el patio. Los bomberos tenian el fuego bajo control y ya solo quedaba apagarlo del todo. No habian encontrado a Leif Almlov por ninguna parte.

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