de la victima. Todo ha sido enviado al SKL, pero, como ya sabeis, puede que pasen unos dias antes de que tengamos los resultados.
Bebio un sorbo de cafe y suspiro. La respuesta del Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Linkoping o SKL solia tardar como minimo una semana, pero lo normal eran tres.
Sohlman prosiguio:
– En cuanto a las huellas, hemos encontrado pisadas de zapatos en el parterre que hay junto a la ventana del sotano. Lamentablemente, la lluvia ha hecho que sea imposible identificarlas. Sin embargo, hemos recogido huellas de zapatos en el pasillo, frente al cuarto de revelado, que, en el mejor de los casos, podrian aportar algo. Esas mismas huellas aparecen tambien en el apartamento, que por lo demas estaba lleno de botellas, ceniceros, latas de cerveza y otras inmundicias. Es evidente que alli hubo una fiesta, cosa que tambien han confirmado los testigos. Hemos obtenido gran cantidad de huellas dactilares y huellas del calzado de cuatro o cinco personas. Ademas, el piso tambien habia sido registrado.
Las imagenes del desorden que reinaba en la casa de Dahlstrom no dejaban lugar a dudas; el apartamento estaba completamente patas arriba.
– Dahlstrom debia de tener en casa algo muy valioso, me pregunto que podria ser -dijo Knutas-. Un alcoholico que vive de las ayudas sociales no suele tener pertenencias de valor. ?Habeis encontrado su camara?
– No.
Sohlman miro otra vez el reloj. Parecia que tenia prisa por marcharse.
– Has dicho que habeis hallado una colilla en el sotano. ?Es posible que el asesino estuviera esperando fuera del cuarto de revelado a que Dahlstrom saliera? -pregunto Karin.
– Es muy posible.
Sohlman se disculpo y abandono la sala.
– En ese caso, el autor del crimen sabia que Dahlstrom se encontraba en el cuarto -continuo Karin-. Puede que estuviera horas esperando en el portal. ?Que dicen los vecinos?
Knutas hojeo los informes de los interrogatorios.
– Las llamadas puerta a puerta se prolongaron ayer hasta ultima hora. Aun no hemos recibido todos los informes, pero los vecinos del portal confirman, como ya he dicho, que tuvieron fiesta en el apartamento el domingo anterior. Que hacia las nueve se presento en el portal una cuadrilla que estaba de juerga. A un vecino, que se tropezo con ellos, le parecio que habian estado en las carreras porque oyo comentarios sobre distintos caballos.
– Ah, si, claro, el pasado domingo fue el ultimo dia de competicion de esta temporada -recordo Karin.
Knutas alzo la vista de sus papeles.
– ?No me digas? Si, el hipodromo no esta lejos de alli, asi que podrian haber ido caminando o en bicicleta desde el hasta el piso. Bueno, el caso es que, segun los vecinos, hubo mucho jaleo en el apartamento. Estuvieron de fiesta y armaron un gran alboroto, los vecinos oyeron voces tanto de hombres como de mujeres. La vecina de al lado conto que el hombre, posiblemente Bengt Johnsson, llamo primero a su casa y le pregunto si habia visto a Dahlstrom. Fue ella quien le indico que hablara con el portero.
– ?Coincide la descripcion de ella con la del portero? -pregunto Norrby.
– A grandes rasgos. Le parecio un hombre muy gordo, mas joven que Dahlstrom, en torno a los cincuenta. Bigote y cabello moreno peinado hacia atras y recogido en una cola de caballo, como el de los jovenes moteros, en palabras de la mujer. Vestido de manera andrajosa, tambien segun sus palabras.
Knutas sonrio.
– Llevaba unos vaqueros sucios y caidos, y la tripa le colgaba por fuera. Un forro polar azul y, ademas, fumaba. Ella lo reconocio porque lo habia visto unas cuantas veces con Dahlstrom.
– Todos sabemos quien es Henry Dahlstrom, pero ?que es lo que sabemos de el realmente? -inquirio Wittberg.
– Que era alcoholico desde hacia muchos anos -respondio Karin-. Que normalmente se juntaba con sus colegas en Ostercentrum o en la estacion de autobuses. O en la zona de Ostergravar en verano, claro. Estaba divorciado, sin trabajo. Llevaba mas de quince anos jubilado por enfermedad, aunque no parecia totalmente acabado. Pagaba el alquiler y las cuentas a tiempo y, segun los vecinos, no daba problemas, salvo alguna fiesta de vez en cuando. Sus amigos dicen que era un buen tipo, que no se metia nunca en peleas ni en asuntos delictivos. Evidentemente, su aficion a la fotografia lo mantenia a flote. Yo me lo encontre este verano un dia que venia en bicicleta al trabajo. Estaba fotografiando una flor en la pradera de Gutavallen.
– ?Sabemos algo mas de su pasado? -dijo Wittberg mirando de soslayo los papeles que Karin tenia encima de la mesa.
– Nacio en 1943 en el hospital de Visby -prosiguio Karin-. Crecio en Visby. Se caso en 1965 con una mujer de Visby, Ann-Sofie Nilsson. Tuvieron una hija en 1967, se llama Pia. Se separaron en 1986.
– Esta bien, tendremos que seguir recabando informacion a lo largo del dia -dijo Knutas-. Y, ademas, tenemos que localizar a Bengt Johnsson.
Miro a traves de la ventana.
– Como esta lloviendo, seguro que el grupo esta sentado en la entrada del centro comercial de Domus. Lo mejor sera empezar por alli. ?Wittberg?
– Karin y yo podemos ocuparnos de eso.
Knutas asintio.
– Yo he empezado a trabajar con los interrogatorios de los vecinos y me gustaria seguir con ello -dijo Norrby-. Hay un par de ellos a los que me gustaria entrevistar otra vez.
– Si, me parece bien -aprobo Knutas, y se volvio hacia el fiscal-. Birger, ?tienes algo que anadir?
– No. Con que me mantengais informado, estare satisfecho.
– De acuerdo, entonces lo dejamos aqui. Nos volveremos a reunir por la tarde. ?Quedamos a eso de las tres?
Tras la reunion, Knutas se encerro en su despacho. Su nueva oficina era el doble de grande que la que tenia antes. Escandalosamente grande en su opinion. Las paredes estaban pintadas de un color claro que recordaba la arena de la playa de Tofta un dia soleado del mes de julio.
La vista era la misma que la de la sala de reuniones adyacente: el aparcamiento de Obs y, mas alla, la muralla y el mar.
En la ventana habia un exuberante geranio blanco que recientemente habia dejado de florecer ante la llegada del invierno. Se lo habia regalado Karin por su cumpleanos hacia ya varios anos. Era lo unico que habia conservado de su viejo despacho: la planta y su vieja silla de escritorio de roble con su blando asiento de piel. Era giratoria, cualidad que el aprovechaba con frecuencia.
Lleno la pipa con minuciosidad. Sus pensamientos se concentraron en el cuarto de revelado de Dahlstrom y en lo que habia visto alli. Pensar en el craneo machacado le daba escalofrios.
Todo apuntaba a una pelea de borrachos que se les habia ido de las manos y habia tenido un desenlace brutal. Dahlstrom probablemente habria bajado al sotano con algun colega para ensenarle fotos y una vez alli habian empezado a discutir por algo. La mayoria de los casos de agresiones graves se producian de esa manera, y cada ano moria algun borracho o algun drogadicto.
Rebusco en su memoria e intento recordar la figura de Henry Dahlstrom.
Cuando Knutas empezo en la policia hacia veinticinco anos, Dahlstrom era un fotografo respetado. Trabajaba para el periodico Gotlands Tidningar y era uno de los mejores fotografos de la isla. Knutas trabajaba entonces como agente de orden publico y patrullaba las calles. Cuando se producia algun acontecimiento informativo importante, Dahlstrom era habitualmente el primero en aparecer en el lugar con su camara. Cuando Knutas coincidia alguna vez con el en alguna reunion privada, ambos solian charlar. Dahlstrom era un hombre agradable, con mucho sentido del humor, aunque tenia tendencia a beber demasiado. En mas de una ocasion, Knutas se lo encontro como una cuba de vuelta a casa desde el bar. Alguna vez lo habia recogido en su coche, porque el hombre estaba tan borracho que no podia llegar solo a casa. Por entonces Dahlstrom estaba casado. Luego dejo de trabajar en el periodico y abrio su propia empresa. Al mismo tiempo, su consumo de alcohol parecia ir en aumento.
Una vez se lo encontraron sin conocimiento entre las ruinas de Sankta Karin, del siglo XIII, en el centro de la plaza Stora Torget de Visby. Estaba dormido en una estrecha escalera cuando fue descubierto por un aterrorizado