sin afeitar», penso Karin. Su expresion era desafiante y mostraba una evidente resistencia a colaborar. A Karin le entraron ganas de colocarse delante de el moviendo los brazos para obligarlo a reaccionar.

– No me acuerdo.

Wittberg estaba empezando a enfadarse.

– Venga, habla.

– ?Para que quieres saberlo? ?Ha hecho algo? -pregunto el mayor de ellos, el del gorro.

– Esta muerto. Alguien lo ha matado.

– ?No jodas? ?De verdad?

Entonces los dos levantaron la vista.

– Lamentablemente, si. Lo encontraron muerto ayer por la tarde.

– ?Joder!

– Ahora lo que tenemos que hacer es tratar de encontrar al culpable.

– Si, claro. Ahora que lo pienso, creo que la ultima vez que lo vi fue en la estacion de autobuses hace una semana o asi.

– ?Estaba solo?

– Estaba con sus amigos, Kjelle y Bengan, creo.

– ?Que aspecto tenia?

– ?Como que que aspecto tenia?

– ?Como se comportaba? ?Si parecia que se encontraba mal o que estaba preocupado por algo?

– No, estaba como siempre. Nunca hablaba mucho. Algo bebido si que estaba, claro.

– ?Sabes que dia fue?

– Seguro que fue el sabado porque habia mucha gente en la calle. Creo que fue el sabado.

– ?Hace una semana entonces?

– Si, eso es, yo no lo he visto desde entonces.

Karin se volvio hacia el otro.

– Y tu, ?lo has visto despues?

– No.

Karin se trago la creciente irritacion que sentia.

– De acuerdo, ?sabeis si ha estado ultimamente con alguna persona desconocida?

– Ni idea.

– ?Hay alguien a quien le cayera mal o alguien que quisiera hacerle dano?

– No, al Flash, no. Nunca se metia con nadie. Mantenia un perfil bajo, no se si entiendes lo que quiero decir.

– Si, claro, entiendo -dijo Karin-. ?Sabeis donde esta su amigo Bengan, Bengt Johnsson?

– ?Ha sido el?

Tras los vapores del alcohol el hombre mayor parecia sorprendido de verdad.

– No, no, solo queremos hablar con el.

– Hace tiempo que no lo veo, ?y tu?

– No -dijo Arne.

Estaba mascando chicle con tanta fuerza que le crujian las mandibulas.

– La ultima vez que lo vi estaba con ese chico nuevo de la Peninsula -dijo el viejo-. Se llama Orjan.

– ?Y como se apellida?

– Eso no lo se, porque no lleva mucho tiempo viviendo en Gotland. Estuvo en chirona en la Peninsula.

– ?Sabes donde podemos encontrar a Bengt Johnsson?

– Vive en la calle Stenkumla con su madre. A lo mejor esta alli.

– ?Sabes en que numero?

– No.

– Esta bien, gracias por la ayuda. Si veis u ois algo que tenga que ver con el Flash poneos directamente en contacto con la policia.

– Si, claro -dijo el hombre del gorro apoyandose a su vez en la pared.

Johan Berg abrio el periodico sobre la mesa de la cocina en su casa de la calle Heleneborgsgatan en Estocolmo. Su apartamento estaba en el piso de abajo y daba al patio, pero eso no le importaba. Sodermalm era el corazon de la ciudad, y a el le parecia que no se podia vivir en un sitio mejor. Un lado del edificio daba a las aguas de Riddarfiarden y la isla de Langholmen, que albergaba antiguamente la carcel, con sus rocas para tomar el sol despues de banarse y sus senderos boscosos. Al otro lado, a un paso, estaban las tiendas, los pubs, los cafes y el metro. La linea roja le llevaba directamente hasta la estacion de Karlaplan y, desde alli, las oficinas centrales de la Television Sueca le quedaban a solo cinco minutos andando.

Estaba suscrito a varios periodicos: Dagens Nyheter, Svenska Dagbladet y Dagens Industri, y ahora Gotlands Tidningar habia pasado a engrosar el monton de diarios que hojeaba cada manana. Tras los sucesos del verano pasado, habia aumentado su interes por lo que pasaba en Gotland; por diferentes motivos.

Ojeo los titulares: «Residencias para mayores, en crisis», «La policia de Gotland gana menos que la de la Peninsula», «Un agricultor a punto de perder las ayudas europeas».

Entonces reparo en una noticia breve: «Un hombre ha sido hallado muerto en Grabo. La policia sospecha que se trata de un asesinato».

Mientras recogia la mesa del desayuno, penso en el articulo. La verdad es que parecia la tipica pelea de borrachos, pero desperto su curiosidad. Se echo una rapida ojeada frente al espejo y se puso un poco de fijador en el cabello, moreno y rizado. En realidad deberia afeitarse, pero no tenia tiempo. Su barba morena podia crecer un poco mas. Tenia treinta y siete anos, pero parecia mas joven. Alto y atractivo, con facciones regulares y ojos castanos. Las mujeres sucumbian facilmente a sus encantos, algo de lo que se habia aprovechado muchas veces. Aunque ya no. Desde hacia medio ano solo existia en su vida una mujer, Emma Winarve, de Roma, en Gotland. Se conocieron cuando el cubria la persecucion del asesino en serie el verano anterior.

Ella dio un vuelco a su vida. No habia conocido nunca a una mujer que le hubiera llegado tan adentro; era un reto y le hacia pensar de otra manera. Tenia mejor opinion de si mismo cuando estaba a su lado. Cuando sus amigos le preguntaban por que era tan especial Emma, le resultaba dificil explicarlo. Todo era tan evidente junto a ella. Y sabia que ese sentimiento era reciproco.

Su relacion llego tan lejos que creyo realmente que se iba a separar, que solo era cuestion de tiempo. Habia empezado a fantasear con trasladarse a Gotland y trabajar en algun periodico o radio local. Con que se mudaban a vivir juntos y se convertia en un segundo padre para los dos hijos de Emma.

Pero las cosas no fueron asi, sino todo lo contrario. Cuando arrestaron al asesino y todo paso, ella lo dejo. Su decision lo pillo totalmente por sorpresa. Su existencia se desmorono, se vio obligado a tomarse la baja durante unas semanas y cuando se sintio lo suficientemente recuperado como para poder irse de vacaciones, no pudo quitarsela de la cabeza ni un momento.

De vuelta a casa, le escribio una carta. Aunque no se lo esperaba, ella le contesto y empezaron a verse otra vez. Se veian sobre todo cuando Johan estaba en Gotland por motivos de trabajo. En alguna ocasion, Emma consiguio ir a Estocolmo. Pero notaba que ella se sentia mal por tener que mentir y que el sentimiento de culpabilidad le hacia sufrir. Al final le pidio dos meses para reflexionar. Octubre y noviembre. Necesitaba alejarse de el y tener tiempo para pensar, le explico.

De repente se interrumpio todo contacto entre ellos. Ningun mensaje en el movil, ningun e-mail, ninguna llamada.

Emma habia cedido una vez. El estaba en Gotland por motivos laborales y la llamo. En aquel momento, ella se encontraba mal y quedaron. Fue un encuentro rapido que no hizo mas que confirmar que sus sentimientos eran aun mas fuertes, al menos por su parte.

Despues nada. Hizo un par de torpes intentos, pero en vano. Emma se mantuvo firme.

Johan lo comprendia. Era muy dificil para ella, casada y con dos hijos.

Pero, varias semanas de noches en blanco, de abusar del tabaco y de echarla de menos desesperadamente iban dejando su huella, por no decir algo peor.

De camino hacia el metro, llamo a Anders Knutas en Visby.

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