encontrara.

– Bengt Johnsson me da mala espina -dijo Karin-. Creo que deberiamos emitir una orden de busqueda.

– Teniendo en cuenta que se trata de un caso de asesinato, estoy totalmente de acuerdo contigo -Knutas se volvio hacia Norrby-. Tenemos nuevas declaraciones de los testigos.

Su colega les hablo de Anna Larsson, la vecina que tenia el gato enfermo y vivia en el piso de arriba.

– ?Vaya! -exclamo Wittberg-. Eso indica que el autor del crimen tenia la llave. Eso refuerza las sospechas contra Johnsson.

– ?Y eso por que? -protesto Karin-. El asesino pudo muy bien matar a Dahlstrom, cogerle las llaves y luego subir al apartamento.

– Tambien pudo abrir la puerta con una ganzua -apunto Sohlman-. Dahlstrom solo tenia una cerradura normal de bombin. Un ladron un poco habilidoso puede abrirla sin que se note nada. A primera vista no hemos descubierto ningun desperfecto, pero tendremos que volver a revisarla.

– Yo estoy de acuerdo con Wittberg -dijo Norrby-. Creo que ha sido Bengt Johnsson. Era el mejor amigo de Dahlstrom y es probable que tuviera una llave extra. A no ser que fuera Dahlstrom quien decidio salir otra vez a medianoche. Esta vez con zapatos.

– Si, claro que pudo ser asi. Pero, suponiendo que fuera Bengan, ?entonces para que ir a buscar al portero? -replico Karin.

– Para alejar las sospechas de el, evidentemente -interrumpio Norrby.

– Si el testimonio de la vecina es cierto, eso significa que Dahlstrom vivio un dia despues de la tarde de las carreras y la posterior celebracion en su piso -resumio Knutas-. Por lo tanto, no murio en el transcurso de la fiesta. Probablemente el asesinato se produjo el lunes por la tarde a ultima hora o por la noche. La hora exacta nos la diran pronto los forenses.

– Por cierto, hemos recogido la declaracion de otro testigo que puede ser interesante -anadio Norrby-. He estado hoy alli otra vez hablando con todos los vecinos. Uno de ellos no estaba en casa y me ha llamado luego.

– ?Y?

Knutas apoyo la cabeza entre las manos preparandose para escuchar otra exposicion minuciosa.

– Es una chica que va al instituto Saveskolan. Ella tambien oyo a alguien en la escalera el lunes por noche, a Arne Haukas. Es el vecino que vive enfrente de su casa en la planta baja, o sea, en el mismo piso que Dahlstrom. Es profesor de gimnasia y suele salir a correr por las tardes. Normalmente sale a las ocho, pero el lunes pasado lo oyo salir de su apartamento a las once. Tambien lo vio a traves de la ventana.

– ?Ah, si? ?Como puede estar tan segura del dia y la hora?

– Porque su hermana mayor, que vive en Alva, estaba de visita en su casa ese dia. Estaban aun levantadas charlando y lo vieron las dos. Esta chica lo vigila especialmente desde que descubrio que es un poco miron. Suele mirar a traves de su ventana cuando pasa corriendo. Ella cree que lo de salir a correr por las tardes solo es una excusa para poder fisgar lo que hace la gente en sus casas.

– ?Tiene alguna prueba de esas afirmaciones?

– No. Parecia que le daba un poco de verguenza, la verdad. Dijo que no estaba segura, que solo era la impresion que tenia.

– ?Ese Haukas esta casado?

– No, vive solo. Puede que el malestar de la chica sea fundado. Solo he tenido tiempo de hacer una llamada para saber quien es y ha sido a la escuela Solbergskolan, donde trabaja. El director, a quien conozco personalmente, me ha contado que a Arne Haukas lo acusaron hace unos anos de mirar a hurtadillas a las chicas cuando se cambiaban de ropa. A las alumnas les parecia que entraba en el vestuario sin llamar para decirles banalidades. A cuatro de ellas les parecio tan desagradable que presentaron una queja al director.

– ?Que paso luego?

– El director mantuvo una conversacion con Haukas, que nego las acusaciones, y ahi quedo todo. Parece que no ha vuelto a pasar. No se ha quejado ninguna alumna mas.

– Parece que en ese portal viven individuos bastante extranos -senalo Wittberg-. Alcoholicos, gatos con gastroenteritis, mirones… ?Se puede saber que casa de locos es esa?

Se produjo cierta hilaridad alrededor de la mesa. Knutas alzo la mano para atajarla.

– En cualquier caso, no estamos buscando a un acosador sexual sino a un asesino. Pero ese profesor de gimnasia puede haber visto algo, puesto que estuvo fuera corriendo la noche del crimen. ?Ha sido interrogado?

– No, parece que no -respondio Norrby.

– Entonces tendremos que hacerlo hoy mismo.

Y dirigiendose a Karin:

– ?Sabemos algo nuevo de Dahlstrom?

– Lo contrataron como fotografo en el periodico Gotlands Tidningar, donde estuvo trabajando hasta 1980, cuando se despidio y monto su propia empresa con el nombre de Master Pictures. La empresa fue bien los primeros anos, pero en 1987 se declaro en quiebra con considerables deudas. Despues no hay ningun dato de que Dahlstrom haya trabajado, sino que vivio de la ayuda social hasta que le concedieron la jubilacion por enfermedad en 1990.

– ?Donde viven ahora la mujer y la hija? -quiso saber Knutas.

– Su ex mujer sigue viviendo en el piso de la calle Signalgatan. La hija vive en Malmo. Sola y sin hijos, al menos solo ella figura registrada en esa direccion. Ann-Sofie Dahlstrom, la mujer, ha estado en la Peninsula, pero vuelve a casa esta tarde a ultima hora. Nos ha prometido venir directamente aqui desde el aeropuerto.

– Esta bien -dijo Knutas-. Tenemos que traer tambien a la hija. Quiero que cursemos inmediatamente una orden interna de busqueda de Bengt Johnsson. Hay que hablar con todos sus conocidos para averiguar donde puede estar. Sohlman, tu encargate de revisar otra vez la cerradura. La cuestion es saber cuantos estaban al tanto de que habia ganado en las carreras. Hay que interrogar a todos los que estuvieron con el la tarde de las carreras. ?Pero quien mas lo sabia?

– En esos ambientes una noticia asi se extiende como un reguero de polvora -aseguro Wittberg-. Ninguno de los que hemos visto en el centro nos ha dicho ni una palabra acerca del premio, y quiza tengan sus razones para ello.

– Hay que volver a interrogarlos tambien, a ellos y a todos los demas -dijo Knutas-. Lo del premio arroja una nueva luz sobre el caso.

Si habia algo que Emma detestaba era coser a maquina.

«Tener que perder el tiempo con semejante cacharro», penso, con la boca llena de alfileres y una irritacion que amenazaba con convertirse en dolor de cabeza. Maldecia para sus adentros. ?Como podia resultarle tan endiabladamente complicado arreglar un par de pantalones? Cuando otras cosian cremalleras como si fuera la cosa mas sencilla del mundo.

Se esforzaba por hacerlo lo mejor posible, se habia armado con kilos de paciencia antes de empezar y se habia prometido a si misma que esta vez no iba a darse por vencida. No iba a ceder ante la mas minima dificultad, como solia hacer. Lo que estaba claro es que era absoluta y dolorosamente consciente de sus limitaciones, y que le fastidiaban.

Habia estado peleandose durante una hora con la labor y se habia fumado tres cigarrillos para calmar los nervios. Sudaba tratando de colocar recta la tela de los vaqueros debajo del prensatelas. Dos veces tuvo que levantar la costura porque habia quedado llena de arrugas.

En la escuela odiaba la clase de costura. El silencio, la severidad de la maestra. El que todo tuviera que ser tan minucioso, las costuras, copiar bien el dibujo, el derecho y el reves. El unico suspenso que tuvo en las notas finales de la escuela primaria fue en costura. Estaba alli como un recuerdo imperecedero de su fracaso en la materia, desde los panos de cocina hasta los gorros de punto.

La senal del movil vino a rescatarla justo en el momento oportuno. Cuando oyo la voz de Johan, su pecho comenzo a arder.

– Hola, soy yo. ?Molesto?

– No, que va, pero ya sabes que no puedes llamar.

– No he podido evitarlo. ?Esta en casa?

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