– No, juega
– No te enfades, por favor.
Hubo un breve silencio. Luego su voz, grave y dulce, de nuevo. Como una caricia en la frente.
– ?Que tal estas?
– Bien, gracias. Pero estaba a punto de tener un ataque de nervios y tirar la maquina de coser por la ventana.
Emma sintio el cosquilleo de su risa suave en la boca del estomago.
– ?Estabas tratando de coser? ?Que ha pasado con tus buenos propositos?
Ella recordo que una vez, el verano pasado, habia intentado coserle un agujero que tenia en el jersey con la aguja y el hilo que habia en el hotel. Despues prometio que no volveria a intentarlo nunca mas.
– Se ha ido a la porra como todo lo demas -dijo sin pensarselo dos veces. «Nada de crear expectativas», le gritaba la sensatez, al mismo tiempo que el corazon la alentaba.
– ?Que quieres decir?
Johan trato de mostrarse sereno, pero Emma pudo oir la esperanza en su voz.
– Ah, nada. ?Que quieres? Sabes que no puedes llamar -repitio.
– No he podido evitarlo.
– Pero si no me dejas en paz, me impides reflexionar -dijo suavemente.
Trato de convencerla para que se vieran al dia siguiente cuando el iba a viajar a Gotland.
Emma se nego, aunque su cuerpo pedia a gritos verlo. Una batalla entre la razon y los sentimientos.
– No insistas. Ya es bastante duro como es.
– ?Pero que sientes por mi, Emma? Se sincera. Tengo que saberlo.
– Yo tambien pienso en ti. Todo el tiempo. Estoy tan confundida que no se lo que voy a hacer.
– ?Te acuestas con el?
– Basta ya -le contesto irritada.
Johan oyo como se encendia un cigarrillo.
– Pero, dimelo, ?lo haces? Quiero saber si lo haces.
Ella suspiro profundamente.
– No, no lo hago. No me apetece lo mas minimo. ?Ya estas contento?
– ?Y cuanto tiempo vas a poder seguir asi? Alguna vez tendras que decidirte, Emma. ?Y el no nota nada, es completamente insensible? ?No se pregunta por que actuas asi?
– Pues claro que lo hace, pero cree que es una reaccion por todo lo que paso en verano.
– Aun no has contestado a mi pregunta.
– ?Que pregunta?
– Que sientes por mi.
Otro profundo suspiro.
– Te quiero, Johan -dijo en voz baja-. Eso es lo que lo hace tan dificil.
– Pero, joder, Emma. Entonces ya esta. No podemos seguir asi mucho tiempo. Solo es cuestion de que te decidas y le cuentes las cosas como son.
– Que mierda es esa de las «cosas como son» -salto ella encolerizada-. ?Tu no sabes como son!
– No, pero…
– Pero ?que?
La rabia y el llanto asomaban ahora en su voz.
– ?Tu no tienes ni punetera idea de lo que es tener la responsabilidad de dos hijos! No puedo sentarme en el sofa y llorar todo el fin de semana porque te echo de menos. Ni decidir simplemente irme contigo porque es lo que quiero. O lo que necesito. O tengo que hacerlo para sobrevivir. Porque todo en mi vida gira alrededor de ti, Johan. Eres lo primero en lo que pienso al despertar y lo ultimo que veo en la retina antes de quedarme dormida. Pero no puedo dejarme arrastrar por eso. Tengo que funcionar. Sacar adelante la casa, el trabajo, la familia. Tengo que pensar sobre todo en mis hijos. Que consecuencias va a tener para ellos el que yo deje a Olle. Tu andas por ahi en Estocolmo y solo tienes que ocuparte de ti. Un trabajo divertido, un apartamento propio y acogedor en el centro de la ciudad, montones de cosas que puedes hacer. Si te sientes mal porque me echas de menos puedes elegir entre un monton de cosas para disipar esos pensamientos. Tu vas a los bares, te encuentras con amigos, vas al cine. Y si quieres estar triste y llorar por mi, puedes hacerlo. ?Adonde demonios puedo ir yo? Puedo irme con sigilo al lavadero y llorar. Yo no puedo irme asi sin mas a dar una vuelta por la ciudad solo porque estoy triste o hacer cualquier otra cosa. ?Encontrar gente nueva y divertida, quiza? ?Si, claro, esto esta lleno de gente asi!
Emma corto la llamada en cuanto oyo abrir la puerta de la calle.
Olle estaba en casa.
Ann-Sofie Dahlstrom tenia las manos mas secas que Knutas habia visto jamas. Se las frotaba continuamente de tal manera que la piel se le pelaba y le caia en el regazo. Llevaba el cabello castano recogido en la nuca con un pasador de plastico. Tenia la cara palida y sin maquillar. Knutas comenzo lamentando la muerte de su ex marido.
– Hacia mucho tiempo que no manteniamos ningun contacto. Han pasado muchos anos desde la ultima vez que hablamos.
Su voz se fue apagando.
– ?Como era Henry cuando ustedes estaban casados?
– Estaba trabajando casi siempre, volvia tarde y trabajaba tambien los fines de semana. No tuvimos mucha vida de familia. Yo me ocupe mas de nuestra hija, Pia. Quiza fue tambien culpa mia el que las cosas salieran como salieron. Seguramente lo exclui. El bebia cada vez mas. Al final la situacion se volvio insoportable.
«Tipico de las mujeres -penso Knutas-. Especialistas en echarse la culpa del mal comportamiento de los hombres.»
– ?A que se refiere cuando dice que se volvio insoportable?
– Estaba borracho casi siempre y descuidaba su trabajo. Mientras tuvo su empleo fijo en Gotlands Tidningar las cosas le iban bastante bien. Los problemas comenzaron cuando se establecio por su cuenta y no tuvo a nadie por encima. Empezo a beber entre semana, pasaba la noche fuera, perdio encargos porque no aparecia a tiempo o no se ocupaba de entregar las fotos que habia prometido. Al final presente una demanda de divorcio.
Mientras hablaba seguia frotandose las manos de aquella manera tan extrana. Se oia el roce. La mujer advirtio la mirada de Knutas.
– Se me ponen asi en invierno y no hay ninguna crema eficaz. Es por el frio. No puedo hacer nada para evitarlo -anadio alzando un poco la voz.
– No, claro. Disculpe -se excuso Knutas y cogio la pipa para fijar la atencion en otra cosa.
– ?De que manera afecto su adiccion a la bebida a su hija Pia?
– Se volvio una nina callada e introvertida. Pasaba cada vez mas tiempo fuera de casa. Decia que iba a estudiar a casa de las amigas, pero sus notas eran cada vez peores. Empezo a faltar a clase y despues llego lo de la comida. Tarde bastante tiempo en darme cuenta de que algo iba mal de verdad. El segundo ano, en el semestre de otono, los medicos constataron que padecia anorexia y no supero la enfermedad hasta que termino el bachillerato.
– ?Siguio con los estudios, a pesar de la enfermedad?
– Si, no padecia los sintomas mas graves, pero sufria trastornos alimentarios, eso era evidente.
– ?Como consiguieron ayuda?
– Por suerte, yo conocia a un medico del hospital que habia trabajado en una clinica para pacientes con trastornos alimentarios en la Peninsula. El me ayudo. Consiguio convencer a Pia, y fuimos alli. Entonces solo pesaba cuarenta y cinco kilos con su metro setenta y nueve de estatura.
– ?Como reacciono su marido?
– El no queria ver ni oir nada. Fue en la fase final de nuestro matrimonio.
– ?Que hace su hija ahora?
– Vive en Malmo y trabaja de bibliotecaria en la biblioteca municipal.
– ?Esta casada?
– No.