pistolas en alto.
El fuego crepitaba agradablemente en la chimenea y los quinques difundian una suave luz. Y alli estaba el tipo, apaciblemente sentado.
La situacion era tan absurda que a Knutas le entraron ganas de reir. Bajo el arma y le pregunto:
– ?Que tal estas, Bengt?
– Bien, gracias -farfullo el hombre junto a la chimenea-. Me alegro de que hayais venido.
Varios meses antes
El la hacia sentirse insegura, no sabia como debia actuar. Le doblaba la edad. En realidad, deberia considerarlo como un senor bueno y nada mas. Pero habia algo en su manera de tratarla que hacia que todo fuera diferente. Solia agarrarle un mechon del pelo y tirar suavemente de el, jugando y provocandola al mismo tiempo. Ella se sonrojaba y le parecia una situacion embarazosa precisamente porque era consciente de que significaba algo mas. Cuando su mirada se cruzaba con la de el, a veces estaba muy serio y sentia como si la desnudara con la mirada. Y esa sensacion no le resultaba del todo desagradable. Incluso llegaba a pensar que era bastante guapo cuando lo observaba a escondidas. Era musculoso. Tenia el cabello fuerte y brillante, con alguna cana incipiente en las sienes. Las arrugas de los ojos y de la boca revelaban que tenia mas anos. Tenia los dientes un poco amarillentos y torcidos, con numerosos empastes.
Como podia mirarla de aquella manera si era tan mayor, se preguntaba. Era como si su mirada la hiciera mayor de lo que era. Aunque no siempre estaba pendiente de ella, a veces podia ignorarla totalmente. Entonces, para su propia sorpresa, se sentia decepcionada, como si deseara que se fijara en ella.
Una vez le pregunto si queria que la llevara a casa. Dijo que si, porgue hacia mucho viento y la temperatura era de varios grados bajo cero. Tenia un coche grande y ella pudo montar en el. Puso musica, Joe Cocker, era su preferido, dijo sonriendole. Nunca habia oido hablar de Joe Cocker. Le pregunto que solia escuchar ella. Y cuando no supo que decir, se echo a reir. Era muy agradable estar en aquel coche tan acogedor y escuchar su suave risa. En cierta manera, se sentia a salvo.
Por el simple hecho de estar alli sentada en aquel coche tan elegante era como si ella misma fuera mas importante.
Martes 20 de Noviembre
La manana amanecio con un sol palido que apenas lograba ascender por el horizonte. El mar estaba aun relativamente caliente y la niebla se elevaba lentamente desde su superficie. El mar se confundia con el cielo, y con la bruma era imposible distinguir donde acababa el uno y donde empezaba el otro. Una gaviota grazno entre las casas medievales de los comerciantes en la calle Strandgatan. La abrupta muralla del siglo xiii que rodeaba la ciudad de Visby era la mejor conservada de Europa.
Desde el puerto se oia el motor de un pequeno barco de pesca que entraba con las capturas de merluza de la noche.
Knutas acababa de dejar a Line en el hospital, donde trabajaba de comadrona. Ella empezaba a trabajar a las siete y media y eso a el le venia estupendamente. Tenia tiempo de llevarla y de llegar a tiempo a la reunion de la manana.
Llevaban casados quince anos y no cambiaria ni un solo dia. Se conocieron cuando el asistio a una conferencia de la policia en Copenhague. Una tarde acudio con otro colega a un restaurante de la plaza Grabrodretorv. Line trabajaba alli de camarera haciendo unas horas al tiempo que estudiaba. Era una calurosa tarde de verano y llevaba una blusa de manga corta y una falda negra. Habia intentado recogerse su indomable pelo rojo con un pasador, pero los rizos le caian una y otra vez sobre la frente. Era la persona mas pecosa que el habia visto jamas. Las pecas se extendian a lo largo de sus dedos blancos como la leche. Olia a almendras y cuando se inclino sobre la mesa el brazo de ella rozo el suyo.
Cenaron juntos al dia siguiente y ese fue el principio de un enamoramiento mas fuerte que todo lo que habia conocido hasta entonces. El ano siguiente iba a estar lleno de apasionados encuentros, desgarradoras despedidas, largas llamadas nocturnas, dolorosas ausencias y el convencimiento reciproco y mas fuerte cada dia de haber encontrado a la persona con la que compartir su vida. Line termino sus estudios y acepto sin rodeos casarse con el y trasladarse a Gotland. Knutas acababa de ser nombrado jefe de la Policia Judicial y por eso decidieron comenzar su vida en comun en la isla.
Resulto una decision acertada. Line no tuvo ningun problema para adaptarse. Con su caracter alegre y comunicativo enseguida hizo un monton de amistades nuevas y se creo su propio espacio. A los dos meses consiguio un trabajo temporal en el hospital de Visby. Compraron la casa y no paso mucho tiempo antes de que los mellizos estuvieran en camino. Knutas habia pasado los treinta y cinco cuando se conocieron y anteriormente habia tenido un par de relaciones bastante largas, pero nunca habia experimentado lo sencillo que podia resultar todo. Con Line estaba dispuesto a hacer cualquier cosa.
Claro que tenian sus crisis y sus discusiones, como todo el mundo. Line tenia mucho genio y cuando empezaba a discutir en el dialecto danes de la isla de Fyn, a el le costaba entender lo que queria decir. Con frecuencia no podia evitar echarse a reir, lo cual a ella le irritaba aun mas. A pesar de todo, sus discusiones solian acabar bien casi siempre. Entre ellos no habia rivalidad.
Ahora se acercaba el cumpleanos de Line y eso lo estresaba. Iba a cumplir cuarenta y siete anos el proximo sabado, pero este ano no tenia ninguna idea de que iba a comprarle.
En ese momento tenia otras cosas en las que pensar. Lo que queria era interrogar cuanto antes a Bengt Johnsson. Tuvieron que posponer el interrogatorio, porque estaba borracho como una cuba cuando lo arrestaron.
Smittenberg habia ordenado su detencion, como posible sospechoso de asesinato u homicidio. Era el grado mas bajo y habria que reforzar las pruebas contra Johnsson para poder llevarlo ante el tribunal. El fiscal disponia de tres dias. Baso su orden de detencion en que existia el riesgo de que Johnsson entorpeciera la investigacion si seguia en libertad. Carecia de coartada la noche del crimen y, ademas, llevaba encima un monton de dinero cuya procedencia no pudo explicar; veinte mil coronas, que ellos supusieron que era el dinero del premio de Dahlstrom. Las huellas dactilares que aparecian en los billetes estaban siendo analizadas en la Central de Huellas de Estocolmo y esperaban que la respuesta llegara a lo largo de la manana. Si aparecian en ellos las de Dahlstrom, la situacion de Johnsson iba a ser comprometida.
Emma iba pedaleando hacia Roma maldiciendo la hora en que habia decidido ir en bicicleta al trabajo. Hacia mucho frio y el viento arrecio cuando abandono el patio de la escuela y llego a la carretera. La escuela Kyrkskolan estaba un poco alejada del pueblo. Emma acelero la marcha para entrar en calor. Los martes terminaba pronto, a las doce y cuarto. Normalmente solia quedarse en la escuela y trabajar un par de horas, pero hoy pensaba acercarse a ver a una amiga. Luego llevaria a los ninos al centro para ir de tiendas y entrar en una pasteleria, se lo habia prometido. Necesitaban imperiosamente renovar su guardarropa.
La carretera estaba vacia y silenciosa, el trafico era escaso en esta epoca del ano. Paso junto al paseo que conducia a las ruinas del claustro, donde se representaba a Shakespeare en verano. Dejo atras la escuela de Roma y la piscina. Mas adelante, al otro lado de la carretera, se alzaban los edificios deteriorados de la azucarera, que habia cerrado. Las ventanas de las construcciones de ladrillo amarillento abrian sus negras fauces hacia ella. La azucarera habia estado en funcionamiento durante mas de un siglo, pero la clausuraron cuando dejo de ser rentable. La fabrica desmantelada permanecia alli como un triste recuerdo del paso del tiempo.
Levanto la cara hacia el cielo, cerro los ojos y respiro profundamente. Emma pertenecia al grupo de los que disfrutaban del mes de noviembre. Un mes sin exigencias, a diferencia del verano con todas sus expectativas: organizar barbacoas, excursiones a la playa, visitar a los amigos y a los familiares. Y que Dios se apiadara de quien no estuviera al aire libre cuando brillaba el sol.
Cuando caia la oscuridad del otono podia sin mala conciencia acurrucarse dentro, ver la television durante el dia si tenia ganas o leer un buen libro. Pasar de maquillarse y andar por casa con una chaqueta llena de bolitas.
En diciembre habia nuevos compromisos, entonces habia que celebrar Adviento, preparar la comida y los