– ?… hubiera sido mejor? -completo Munster.
– ?Tenemos derecho a pensar una cosa asi? -pregunto Van Veeteren-. ?Lo tenemos?
Munster no contesto. Miro el reloj. Las seis menos cuarto.
– ?A que hora sale el avion? ?A las siete y media?
Van Veeteren asintio.
– Tengo que estar una hora antes.
– Llegamos en veinte minutos.
Guardaron silencio unos segundos, pero Munster pensaba que debian repasarlo todo.
– ?Y esta Ellen Caine? -dijo.
– Si -dijo Van Veeteren-. Se las arreglo bien durante ocho anos… es un poco extrano, pero se asento… se instalo en Toronto, cambiaba de trabajo cada dos por tres, pero asi y todo se mantuvo a flote… hasta que conocio a una mujer. El dice que fue ella la que le ligo y no al contrario, y debe de ser verdad… en todo caso esa mujer no podia darle ni una minima parte de lo que recibia de Eva… Dios sabe lo que le ronda la cabeza cuando se trata de sexo y de mujeres, Munster. Lo que exige es lo imposible… puesto que una vez ha vivido lo imposible. Asi que mata a Ellen porque le ha traicionado… no se si le dejo, no quiere decirlo… quiza no es capaz de ser amante, quizas hay una mezcla de celos normales y sinceros… en todo caso la mata. La empuja desde un viaducto delante de un camion, nadie sospecha nada mas que ha debido de ser un accidente. Posiblemente suicidio. Nadie sabe siquiera que el ha estado alli.
– ?Por que cambia de nombre?
– Yo creo que empezo a pensar en regresar a Europa bajo una nueva identidad… ya entonces, despues de la historia de Ellen… en 1980 mas o menos. Se traslada a Nueva York. Se hace ciudadano de Estados Unidos al cabo de unos anos, adopta el nombre de Carl Ferger… y parece haber vivido una vida bastante normal. Visto desde fuera, por lo menos. Aunque claro que es un misterio, Munster. ?Que es lo que hace que regrese en enero de 1986? El no da ninguna explicacion.
– ?Los determinantes, tal vez? -dijo Munster con una leve sonrisa.
– ?Como? -exclamo Van Veeteren sorprendido-. Veo que el intendente va empezando a enterarse de unas cosas y otras. Bueno, la cosa es que regresa, busca a Eva, se dedica a perseguirla… seguro que de todas las maneras posibles. Se puede pensar que la cercania de ella le resulta casi insoportable… asi lo dice el por lo menos… los celos de Berger son lacerantes, pero el nino es lo peor. Que ella haya tenido un hijo con otro… todo se vuelve un laberinto muy negro, Munster.
– ?Mata al nino para castigarla?
– Yo diria que si. La nocion que tiene de su propio yo oscila entre la de un dios todopoderoso y punitivo y la de un angustiado muchacho puber carente de identidad.
– ?Y despues del asesinato?
– Eva vuelve a protegerle a pesar de que ella misma esta perdiendo el sentido. Tengo la impresion de que en ese momento se rinde, se da cuenta de que su vida nunca podra ser normal. Quiza tambien reconozca que los lazos que la atan a el son mas fuertes de lo que habia imaginado. Tambien sexualmente… Vuelven a mantener su relacion prohibida algunas veces durante esos anos. El vive en Francia, ella no quiere tenerle cerca, pero viaja para visitarle de vez en cuando… eso es lo que el dice. El tal vez suena con que al final sera como el desea, tal vez ella le hace concebir esperanzas de nuevo…
– Y en lugar de ello, le rechaza.
Van Veeteren asintio.
– Ella se viene a vivir aqui. Una nueva separacion… Tal vez no le dice adonde se ha ido, pero el la encuentra, claro. Con el tiempo consigue incluso un trabajo en el mismo instituto. Ha tenido que ser un verdadero shock para ella la presentacion del nuevo bedel…
– ?Este ano?
– Si, en enero. Al empezar el trimestre despues de las navidades.
– Y entonces ella elige a Mitter para que se entere.
Van Veeteren suspiro.
– Si, quizas… quizas ella estaba tan loca como el. Mitter me dio la impresion de que la relacion entre ellos era algo que… superaba su capacidad de entendimiento. Como si todo el tiempo hicieran el amor a vida o muerte… Si, una cosa asi, me parece.
– ?Por que la mata a ella en lugar de matar a Mitter?
– Yo creo que fue un arrebato… un impulso repentino. Fue tal vez un intento de librarse de todo para siempre… de cualquier manera todo aquello fue bastante fortuito. Que Mitter estuviera tan borracho como para perder la memoria no fue, desde luego, algo con lo que el habia contado. Esperaba que Mitter contara que el, Berger, habia estado en su casa aquella noche, solo que bastante antes, pero no habia nada que pudiese indicar que luego habia vuelto y la habia matado. Ha tenido que darle muchas vueltas al hecho de que la policia no diera senales de vida.
Van Veeteren sacudio la cabeza.
– Seis -dijo-. Crei que eran cuatro, tal vez cinco… pero fueron seis.
Hizo una pequena pausa y miro la oscuridad a traves de la ventana lateral.
– ?Que piensas tu que hace posible que su madre tenga fuerzas para seguir viviendo? ?Por que demonios no se quita de en medio? O se acuesta simplemente y se deja morir…
Munster reflexiono.
– ?Hamlet? ?Miedo?
– No. Tu la has visto.
– ?Es creyente?
Van Veeteren se echo a reir.
– ?De que estaria hecho ese dios que permite que tu esposo te maltrate y te ofenda, que tus hijos cometan incesto, que tu hijo asesine a tu hija…?
Munster dudo.
– No se… tal vez asuma el castigo… viviendo, quiero decir.
Van Veeteren volvio la cabeza y miro a Munster.
– Excelente -dijo sorprendido-. ?Excelente, Munster! Tengo que acordarme de no subestimarte en lo sucesivo.
– Gracias -dijo Munster-. Ya estamos llegando… Otra cosa…
– ?Si?
– Si hace el favor, mande una tarjeta, comisario… es por el sello. El chico ha empezado a hacer coleccion…
– No faltaba mas -dijo Van Veeteren.
Munster aparco y saco las maletas.
– Nos vemos pues en enero -dijo Van Veeteren.
– A finales de enero -dijo Munster-. Tengo dos semanas de vacaciones despues de Ano Nuevo…
– Mira que suerte. Y ?adonde vas a ir?
– A las Maldivas -dijo Munster sonriendo con timidez.
– Eso esta bien, Munster -dijo Van Veeteren estrechandole la mano-. ?Pero mantente en forma! No va a ser muy divertido verselas conmigo cuando vuelva.
– Lo se -dijo Munster.
45
La mujer le cogio el brazo.
?Que cono le pasara ahora?, penso Ingrun. Acababa de sentarse y de encender un cigarrillo. ?Por que no le dejaban alguna vez en paz?
– ?Que quieres? -dijo tratando de que le soltara.
Sus unas se le clavaban en la piel.