Se oyeron varios estampidos que Bryan no pudo localizar y de pronto se encontraron planeando en el aire. Bryan fijo la mirada en la nuca de James, como si esperara alguna reaccion especifica. El soplo que entraba por el cristal delantero hecho anicos era testimonio de que el triangulo de la cubierta protectora del motor se habia desprendido durante la brusca ascension. James meneo la cabeza ligeramente y no dijo nada.

Entonces cayo hacia adelante, con el rostro ladeado.

El estruendo del motor crecio. Todas las junturas temblaron emitiendo ruidos amenazadores al compas de los rebotes que hacia el avion al atravesar las distintas capas de aire. Bryan tiro del cinturon de seguridad que lo apresaba y se arrojo sobre James, agarro la palanca de mando y tiro de ella hacia el cuerpo inanime.

Un delta de pequenos regueros de sangre se deslizo por la mejilla de James senalando la causa. Sobre y delante de la oreja se abrian dos largas brechas superficiales. La pieza de metal le habia alcanzado en la sien y le habia desgarrado gran parte del lobulo de la oreja.

Sin previo aviso, se desprendio estruendosamente un pedazo mas de la cubierta del morro y rodo por el ala izquierda. Un crujido anuncio que todavia no se habia acabado. Entonces, Bryan tomo la decision por los dos y libero a James de un tiron.

Como en una explosion, se desprendio la cupula de la carlinga y la succion arranco a Bryan del asiento. En medio del ulular del viento helado, Bryan agarro a James por debajo de las axilas y lo arrastro afuera, hasta el ala, donde un viento desgarrador azoto sus cuerpos. En ese mismo instante, el avion desaparecio bajo sus pies. La sacudida en el espacio hizo que Bryan soltara a James que, laxo, cayo al vacio. Como un muneco de trapo, el cuerpo de James floto en el aire, frenado por el viento. Entonces se abrio su paracaidas de un tiron. El aleteo de los brazos le hacia parecer un pajarito volanton que emprende su primer vuelo.

Los dedos de Bryan eran como tempanos de hielo cuando tiro de la anilla de su paracaidas. En el momento que oyo el chasquido de la tela abriendose sobre su cabeza, los disparos que llegaban de la tierra crepitaron enviando debiles destellos traicioneros a traves del velo de nieve.

El avion dio un bandazo y se precipito al vacio por detras de ellos. Si salian a buscarlos, tendrian que emplearse a fondo. Hasta que eso ocurriera, Bryan deberia concentrarse para que James, una pequena bola gris que no paraba de dar bandazos, no desapareciera de su campo visual.

La tierra se acerco a Bryan con una fuerza inusitada y brutal. Los surcos del arado se perfilaban como zanjas de hormigon en la tierra dura y helada. Mientras todavia se encontraba echado en el suelo, intentando recuperar el aliento, el viento volvio a llenar la tela del paracaidas y lo arrastro por encima de los monticulos de tierra, que desgarraron su mono de piloto. La nieve suelta habia creado nuevos surcos de hielo antes de que Bryan hubiera siquiera alcanzado a notar el dolor.

Bryan vio como el cuerpo de James chocaba contra el suelo. Fue una vision terrorifica, como si la parte inferior de su cuerpo se hiciera anicos.

Contra todos los reglamentos, Bryan dejo que el viento se llevara el paracaidas y se dispuso a cruzar los surcos con pasos renqueantes. Algunas estacas demarcaban lo que habia sido un corral. Los caballos habian desaparecido, sacrificados hacia ya tiempo. El paracaidas de James se habia enganchado entre la corteza y la madera de uno de los postes. Bryan echo un vistazo a su alrededor, todo estaba en silencio. Entre las cascadas de nieve recien caida que lo azotaban, Bryan consiguio agarrar con las dos manos la tela danzante del paracaidas, y se dejo guiar por los tirones regulares de las cuerdas para alcanzar a James.

Tuvo que propinarle tres empellones hasta que consiguio darle la vuelta y ponerlo de costado. La cremallera cedio a reganadientes. Las puntas de los dedos helados de Bryan se abrieron paso entre las bastas prendas de vestir de su amigo. El calor que encontro mas bien le produjo dolor.

Bryan contuvo la respiracion hasta que sintio el pulso debil del companero.

Cuando finalmente el viento se hubo calmado, la ventisca tambien habia cesado. De momento todo estaba en calma.

James habia empezado a resollar debilmente cuando Bryan lo arrastro hacia una espesura del bosque. Las copas de los arboles eran transparentes. Alrededor de los troncos se amontonaban los despojos de varias generaciones de tormentas prometiendo abrigo y cobijo. Tanta lena desaprovechada solo podia significar que no vivia nadie cerca de alli, se dijo Bryan.

– ?Que dices? -inquirio una voz proveniente del cuerpo que se dejaba arrastrar irresoluto a traves de la alfombra de nieve.

Bryan se postro de rodillas y levanto la cabeza de James posandola cuidadosamente en su regazo.

– James, ?que ha pasado?

– Pero ?es que ha pasado algo? -Los ojos de James todavia no se habian abierto del todo. Miro a Bryan y luego dejo vagar la mirada por el espacio sobre su cabeza. Entonces la giro, dirigiendola hacia el terreno negruzco que acababan de abandonar-. Dios mio, ?donde estamos?

– Nos estrellamos, James, ?Estas herido?

– ?No lo se!

– ?Notas las piernas?

– Estan heladas.

– Pero ?las sientes. James?

– Que si, joder, ?ya te he dicho que estan heladas! ?Que lugar desierto es este al que me has arrastrado?

CAPITULO 2

El cielo matinal parecia burlarse de ellos. La luz de las estrellas aparecia con claridad bajo la linea abierta del horizonte; incluso el firmamento resultaba amenazador.

La visibilidad era muy buena y les permitia dominar el terreno varias millas a la redonda, aunque, en contrapartida, tambien ellos corrian el riesgo de ser descubiertos.

El paracaidas de James se hallaba en medio de un campo de tal extension, que podria alimentar a una aldea entera. Desde alli, unas oscuras y nitidas huellas conducian hasta el escondite al que Bryan habia arrastrado a James.

La situacion empezaba a preocupar a Bryan, ahora que sabia. que su companero estaba menos maltrecho de lo que cabia suponer. La helada habia detenido la hemorragia de la oreja y las hinchazones en el rostro y el cuello de James eran insignificantes gracias a los efectos del frio. Habian tenido mucha suerte.

Y ahora parecia que se les habia acabado.

La helada agrietaba las comisuras de sus labios y se iba apoderando lentamente de sus cuerpos. Si querian sobrevivir, tendrian que buscar cobijo en algun lugar.

James estaba al tanto de posibles aviones que pudieran sobrevolar la zona. Desde el aire, los restos que habian dejado en medio del campo no dejarian ninguna duda acerca de lo que alli habia sucedido. Si llegaban los aviones, los sabuesos vestidos de verde militar no tardarian mucho en aparecer.

– En cuanto hayamos recogido los paracaidas, creo que deberiamos seguir corriendo hacia la hondonada de alli. -James senalo en direccion norte, hacia unos campos negruzcos y volvio a mirar hacia atras-. Si nos dirigimos hacia el sur, ?a cuanta distancia crees que estamos de la poblacion mas proxima?

– Si realmente nos hallamos donde yo creo, nos dirigimos directamente a Naundorf. Debe de encontrarse a aproximadamente una milla. Eso creo, pero no estoy seguro.

– Es decir, ?que las vias del tren estan hacia el sur?

– Si, si no me equivoco. Pero no estoy seguro. -Bryan volvio a echar un vistazo a su alrededor-. Me parece que deberiamos hacer lo que has propuesto -dijo.

Un poco mas alla, a lo largo de los primeros setos de abrigo, la nieve se amontonaba protegiendolos parcialmente de ser vistos. Por tanto, siguieron la hilera de arboles durante algunos minutos hasta que aparecio el primer agujero en la nieve. James jadeaba pesadamente y, mientras Bryan arrojaba el paracaidas en la zanja a traves de la cavidad que se habia abierto, apreto los brazos contra el pecho con fuerza, en un vano intento de ganarle la partida al frio. Cuando Bryan se disponia a preguntarle por su estado, ambos se detuvieron instintivamente y aguzaron el oido. El avion aparecio a sus espaldas, moviendo las alas en un ligero balanceo mientras sobrevolaba la espesura que ellos acababan de abandonar. Por entonces. James y Bryan ya se habian

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