– Siempre quiero dedicarme un poco al jardin -dijo, dandole la espalda-. Pero hago horas extras y voy a ver a Barry los dias libres, asi que nunca tengo tiempo.

Kincaid espero. Al cabo de un momento, sus hombros se relajaron y el entendio que se habia decidido. Ella prosiguio como si no hubiera interrumpido el hilo de la conversacion.

– Tal vez lo viera como un juicio. Un castigo divino. Al principio no estaba segura, no se fiaba de su memoria. Yo tenia otro nombre. -Se volvio hacia el, pero como tenia la luz detras, no pudo leerle los ojos-. En esa epoca me conocian por Janey, a mi primer marido Felicity le parecia muy victoriano, y yo le seguia la corriente, y luego volvi a casarme, asi que mi apellido tambien cambio. Fue hace casi treinta anos, al fin y al cabo, y la gente cambia fisicamente, aunque tratemos de evitarlo.

Sonrio.

– ?Como conocio a Jasmine, entonces?

Felicity volvio a sonreir.

– Yo me consideraba muy afortunada por haberla encontrado para que cuidara a Barry. Solo era dos anos mas joven que yo, responsable, ambiciosa, queria hacerse un lugar en el mundo. Las noches y los fines de semana que no trabajaba en el despacho del senor Rawlinson, queria ganar un poco mas de dinero.

Retrocedio hasta la silla y cuando se sento, de manera despreocupada, la bata se le abrio a la altura de las rodillas dejando al descubierto un trozo del camison de nailon.

– Era un sabado como otro cualquiera. Yo habia ido a comprar. Jasmine me recibio en la puerta, palida y paralizada por el miedo. Dijo que habia llamado al medico, penso que Barry estaba teniendo algun ataque. Recuerdo que deje los paquetes con cuidado antes de acudir a su lado. Yacia rigido en la cama, con la cara torcida, haciendo pequenos circulos con los punos en torno a la cabeza.

Se quedo en silencio, con la mirada fija en los dedos que tenia entrelazados en el regazo.

– Felicity…

– No hubo pruebas. Los medicos del pueblo… Nadie estaba seguro de lo que le ocurrio. Un medico dijo que habia visto un dano parecido en un nino que habia sido zarandeado, aunque no lo juraria. Pero yo hice de detective. -Levanto la vista y sonrio-. Hubiera estado usted orgulloso de mi. Un vecino me dijo que habia visto a Jasmine dejar entrar a un joven en casa, y que ella habia salido unos minutos. Pregunte en todas las tiendas de la calle y habia comprado algo en la farmacia para frotarle las encias al nino. Le estaban saliendo los dientes y estaba muy lloron. Cogi el autobus hasta el pueblo de Jasmine y con una excusa fui a chismorrear con la maestra del lugar; segun decian, Jasmine salia con un chico que no estaba bien de la cabeza.

– ?Timmy Franklin?

Felicity asintio.

– Nunca crei que Jasmine pensara que Timmy haria dano a Barry. Pero ella era la responsable, ?no? -Por primera vez, Felicity perdio seguridad-. No tenia que haberlo dejado solo.

– ?Que paso entonces?

– Nada. -Levanto las manos en un gesto de impotencia-. Al principio, creiamos que Barry se repondria. Cuando se hizo evidente que no habria mejora, mi marido empezo a alejarse todavia mas. El no queria hijos, y no lo aguanto. Se quedo el tiempo necesario para que yo acabase el curso de enfermera. Al principio, consegui ayuda en casa para Barry, pero cada vez se hizo mas dificil, y cuando nos fuimos a Londres tuve que internarlo en una clinica.

– ?Y Jasmine? -pregunto Kincaid-. ?Que le ocurrio a Jasmine?

– Desaparecio. No volvio ni para el entierro de su tia. No crei que la volveria a ver.

– ?No la busco?

Felicity nego con la cabeza.

– Pense que habia dejado de odiarla con los anos. Ni siquiera pensaba mucho en ella. No podia creerlo cuando vi su nombre en los archivos de Martha. Y se moria de cancer… ?que apropiado! Tenia que verla. No descanse hasta que lo hice.

– Al cabo de un tiempo se percataria de quien era usted.

– Pero yo no hable de ello y ella tampoco. Pense que la atormentaria, que temeria por su cordura. -Felicity tirito y se froto los antebrazos con las manos-. Lo absurdo es que parecia confiar en mi, depender de mi. Mi trabajo es confortar y tranquilizar a los moribundos, aunque a ella le dije lo doloroso que seria, lo lamentable que seria su existencia. Y ella lo acepto.

– Cuando vi los libros sobre suicidio no la desanime. Me parecia adecuado que se quitara la vida.

– Pero no lo hizo, ?verdad? ?Que ocurrio el dia que murio Jasmine?

Ella cerro los ojos y hablo despacio, como si reviviera los hechos en su mente.

– Llevaba unos dias muy callada. Yo pensaba que estaba preparandose para el suicidio, pero cuando llegue el jueves por la manana estaba distinta: serena, radiante. A veces los moribundos adquieren cierta desenvoltura. No se puede predecir, y no siempre pasa, pero a Jasmine le habia pasado. Me dijo que sentia que podia hacer frente a todo. -Felicity miro a Kincaid, implorante-. No lo soporte. ?Lo entiende? No lo soporte.

– ?Que hizo? -pregunto Kincaid con suavidad.

– Pues las cosas habituales: ayudarla a banarse y cambiar la cama. La puse comoda. -Felicity solto una especie de risa ante aquella ironia-. El resto del dia fue una pesadilla. Tenia que ver a mis demas pacientes, pero no recuerdo haberlo hecho.

– Pero volvio.

– Si.

Kincaid oyo que un reloj marcaba las horas en algun punto de la casa, y parecia el contrapunto de su propia respiracion.

– Hasta que entre y ella me sonrio desde la cama no supe lo que queria hacer. Y entonces me parecio justo, sencillo. Era la hora de su medicacion de la tarde y me ofreci a prepararsela. Use sus propios suministros y meti los viales vacios en mi bolso. Nunca pense que alguien pondria en entredicho que se hubiera apagado durante el sueno. -Miro al exterior, al jardin, y al cabo de un momento, dijo-: cuando le di la morfina, me cogio la mano y me dio las gracias por mi bondad con ella.

Felicity se inclino, se abrazo las rodillas y la bata se le abrio mostrando la palida curva de su seno. La revelacion hizo que pareciera todavia mas vulnerable, y en Kincaid la lastima empezo a combatir con el deber.

– Se quedo, ?verdad?

– Hasta que perdio el conocimiento. Me di cuenta de que no podia dejarla.

La observo, absorta en sus pensamientos, y sabia que no podia zafarse de la obligacion hacia su trabajo o hacia Jasmine.

– Felicity, ya sabe que tengo que pedirle que venga conmigo.

– Deje que me ponga algo mas apropiado.

Felicity volvio de su cuarto con el traje de chaqueta azul marino que vestia cuando la conocio. En la mano llevaba un diario azul.

– Jasmine tenia esto debajo de la almohada. Se me ocurrio cogerlo solo porque podia contener alguna referencia a mi. -Recogio el bolso y las llaves, luego se detuvo con la mano en la puerta-. Y cuando lo lei supe que nunca podria convivir con lo que yo habia hecho.

21

Kincaid la vio cuando doblaba la esquina de Carlingford Road. Estaba sentada en el escalon de entrada, con los codos en las rodillas y la mejilla en las manos. La calle estaba en sombras y el aire perdia rapidamente la calidez del dia. El proceso de inculpar a Felicity Howarth en el asesinato de Jasmine Dent le habia hecho perder casi toda la tarde, asi como las fuerzas que le quedaban.

Cuando aparco y fue a sentarse al lado de Gemma, ella dijo:

– He pensado que a lo mejor querias compania.

– El sargento de guardia me dijo que habias llamado.

Aunque se habia apartado para dejarle sitio en el estrecho peldano, los hombros y los muslos se tocaban, y a

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