– ?Acaso te molesta? -pregunto Sophie.

– Me parece que es demasiado.

– ?Demasiado que?

– ?Demasiado, demasiado!

– No lo entiendo. ?Si quieres a alguien con amor, lo llamas «amor mio»! -insistio Sophie convencida.

Antoine cogio su boligrafo y le quito el capuchon.

– ?Eres tu la que esta enamorada, asi que tu decides! Pero bueno…

– ?Bueno que?

– Pues que si estuviera aqui, tal vez lo querrias un poco menos.

– Hay que fastidiarse, Antoine. ?Por que dices siempre cosas asi?

– ?Porque es la verdad! Cuando las personas se ven todos los dias, no se miran tanto, hasta que un dia incluso dejan de verse.

Sophie lo miraba atonita, visiblemente irritada. Antoine volvio a coger la hoja y dijo:

– Muy bien, entonces diremos: «Amor mio»…

El movio la hoja para que la tinta se secara y se la devolvio a Sophie. Esta beso a Antoine en la mejilla, se levanto y lanzo un beso con la mano a Yvonne, atareada tras la barra. Cuando estaba saliendo por la puerta, Antoine la llamo.

– Perdona por lo de antes.

Sophie le sonrio y salio.

El portatil de Antoine sono. El numero de Mathias aparecio en la pantalla.

– ?Donde estas? -pregunto Antoine.

– En mi sofa.

– Pareces abatido, ?me equivoco?

– No, no -respondio Mathias a la vez que apretujaba las orejas de una jirafa de peluche.

– Hace un rato he recogido a tu hija de la escuela.

– Lo se, ella misma me lo ha dicho, acabo de colgar el telefono. Ahora tengo que volver a llamarla.

– ?Tanto la echas de menos? -pregunto Antoine.

– Si, y todavia mas cuando acabo de hablar con ella -respondio Mathias con voz triste.

– Piensa en la suerte que tendra despues, cuando sea totalmente bilingue, y alegrate. Esta magnifica y llena de felicidad.

– Todo eso ya lo se, pero su padre lo esta menos.

– ?Tienes problemas?

– Creo que voy a conseguir que me echen del trabajo.

– Razon de mas para venir a instalarte aqui, cerca de ella.

– ?Y de que viviria?

– Tambien hay librerias en Londres, y no falta el trabajo.

– Y esas librerias tuyas ?no son un poco inglesas?

– Mi vecino se va a jubilar. Su libreria esta en pleno barrio frances y busca un encargado que lo reemplace.

Antoine aseguro que si bien aquel sitio era mucho mas modesto que el local en el que trabajaba Mathias en Paris, en cambio le permitiria ser su propio jefe, lo que en Inglaterra no era ningun crimen. El lugar tenia encanto, aunque tuviera que hacerse alguna reforma.

– ?Requeriria mucho trabajo?

– Eso es cosa mia -respondio Antoine.

– ?Y cuanto tendria que darle al propietario?

El propietario queria evitar por todos los medios que su libreria se convirtiera en una sandwicheria. Se contentaria con un pequeno porcentaje de los beneficios.

– ?Como defines «pequeno» exactamente? -pregunto Mathias.

– ?Pequeno! Como la distancia que habria entre tu lugar de trabajo y la escuela de tu hija.

– Jamas podria vivir en el extranjero.

– ?Por que? ?Crees que la vida sera mas bella en Paris cuando el tranvia este acabado? Aqui el cesped no solo crece entre los railes, hay parques por todos sitios… Mira, esta misma manana he dado de comer a unas ardillas en mi jardin.

– ?Que dias tan atareados tienes!

– Te acostumbrarias rapido a la vida en Londres. Hay una energia increible, las personas son amables y, cuando estas en el barrio frances, uno piensa que esta verdaderamente en Paris…, solo que sin los parisinos.

Antoine hizo, a continuacion, una lista exhaustiva de todos los comercios franceses instalados alrededor de la escuela francesa.

– Incluso puedes comprar L'Equipe y tomarte un cafe creme sin dejar Bute Street.

– Estas exagerando.

– ?Por que crees que los londinenses han llamado a esa calle «Frog Alley»? Mathias, tu hija vive aqui, y tu mejor amigo, tambien; y ademas, no dejas de quejarte de lo estresante que es tu vida en Paris.

Molesto por el ruido que venia de la calle, Mathias se acerco a su ventana; un automovilista maldecia a los basureros.

– Le va a ir de un segundo -dijo Mathias a la vez que sacaba la cabeza por la ventana.

Le grito al automovilista que, ya que no respetaba a los vecinos, al menos podria tener un poco de consideracion hacia la gente que tenia un trabajo dificil. Como respuesta, obtuvo una serie de improperios de parte del conductor. El camion de la basura acabo por echarse a un lado, y el coche se alejo con un chirrido de los neumaticos.

– ?Que ha sido eso? -pregunto Antoine.

– ?Nada! ?Que decias sobre Londres?

Capitulo 2

Londres, algunos meses mas tarde

La primavera habia llegado. Y, aunque en aquellos primeros dias de abril el sol se escondia todavia detras de las nubes, la temperatura no permitia duda alguna sobre la llegada de la estacion. El barrio de South Kensington estaba en plena efervescencia. Los puestos de los vendedores rebosaban de frutas y verduras, bellamente colocadas; la tienda de flores de Sophie tambien estaba llena, y la terraza del restaurante de Yvonne estaba a punto de abrir. A Antoine se le amontonaba el trabajo. Despues de comer, habia atrasado dos citas para seguir el avance en las tareas de pintura de una preciosa pequena libreria en la esquina de Bute Street.

Las estanterias de la French Bookshop estaban protegidas por plasticos, y los pintores estaban dando los ultimos retoques. Antoine miro su reloj con inquietud y se volvio hacia su socio.

– ?Es imposible que acaben esta tarde!

Sophie entro en la libreria.

– Volvere a venir esta tarde para entregarte el ramo. La pintura ama las flores, pero no es reciproco.

– Al paso que van las cosas, mejor vuelve manana -respondio Antoine.

Sophie se acerco a el.

– Va a dar saltos de alegria, que falte una escalera o una aqui y alla no es grave.

– Hasta que este acabado del todo, no estara bien.

– Eres un maniatico. Bueno, cierro la tienda y vengo a echaros una mano. ?A que hora llega?

– Ni idea; ya sabes como es, ha cambiado cuatro veces de horario.

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