Tampoco dinero.

Johannes Lovgren habia mantenido a sus hijas al margen de sus recursos economicos.

Kurt Wallander intento imaginarse al hombre. ?De que manera habia obrado? ?Que era lo que le movia? ?A que tenia pensado destinar el dinero cuando hubiera muerto?

Pensar en todo esto le sobresalto.

En alguna parte debia existir un testamento.

Pero si no estaba en ninguna de las cajas de seguridad, ?donde estaria? ?Tendria el hombre asesinado otra cuenta?

– ?Cuantas oficinas bancarias hay en Ystad? -pregunto a Naslund.

Naslund conocia bien su ciudad.

– Unas diez -respondio.

– Manana examinas las que no hayamos visitado. ?Tendra Johannes Lovgren otra caja de seguridad? Ademas quiero saber como iba y venia de Lenarp. Taxi, autobuses, todo.

Naslund asintio con la cabeza.

– Puede haber cogido el autobus escolar -dijo. -Alguien tiene que haberle visto.

Pasaron por Tomelilla. Cruzaron la carretera principal hacia Malmo y siguieron hacia el norte.

– ?Como era la casa de Lars Herdin? -pregunto Kurt Wallander.

– Anticuada. Pero limpia y arreglada. Curiosamente estaba cocinando en el microondas. Me invito a bollos caseros. En una jaula tenia un gran loro. El jardin estaba bien cuidado. Toda la casa parecia bonita. Nada de verjas caidas.

– ?Que coche tenia?

– Un Mercedes rojo.

– ?Un Mercedes?

– Si, un Mercedes.

– Me parecio entender que no le sobraba el dinero.

– Aquel Mercedes le ha costado mas de trescientas mil coronas.

Kurt Wallander penso un momento.

– Tenemos que averiguar mas sobre Lars Herdin -dijo-. Aunque no sepa quien los mato, a lo mejor sabe algo y no es consciente de ello.

– ?Eso que tiene que ver con el Mercedes?

– Nada. Solo intuyo que Lars Herdin es mas importante para nosotros que lo que el mismo supone. Ademas, vale la pena averiguar como es que un granjero hoy en dia tiene suficiente dinero para comprar un coche de trescientas mil coronas. Tal vez le dieron un recibo donde pone que compro un tractor.

Entraron en Kristianstad y pararon delante de la comisaria en el momento en que empezaba a caer aguanieve. Kurt Wallander noto los primeros picores en la garganta que le anunciaban la proximidad de un resfriado.

«Mierda», penso. «No puedo caer enfermo ahora. No quiero ver a Mona con mocos y fiebre.»

Entre la policia de Ystad y la de Kristianstad no habia mas contactos que la cooperacion cuando las circunstancias lo requerian. Pero Kurt Wallander conocia bien a varios de los policias despues de algunos encuentros regionales. Ante todo, esperaba que Goran Boman estuviera de servicio. Tenia la edad de Wallander y habian hecho buenas migas tomando unas copas de whisky en Tylosand despues de una conferencia. Habian soportado una aburridisima jornada de estudio organizada por la delegacion de formacion de la policia. El objetivo era imbuirlos de la necesidad de una mejor y mas eficaz politica de personal en sus lugares de trabajo. Por la noche compartieron media botella de whisky y pronto se dieron cuenta de que tenian mucho en comun. Por ejemplo, ambos habian encontrado una fuerte resistencia por parte de sus padres cuando optaron por la profesion policial.

Wallander y Naslund entraron en la recepcion. La telefonista les informo, curiosamente en un dialecto cantarin del norte, de que Goran Boman estaba de servicio.

– Esta haciendo un interrogatorio -dijo la chica-. Pero no tardara mucho.

Kurt Wallander se fue al lavabo. Se sobresalto al mirarse en el espejo. La rojez de los chichones y rasgunos impresionaba. Se lavo la cara con agua fria, mientras sentia la voz de Goran Boman en el pasillo.

El reencuentro fue cordial. Kurt Wallander se dio cuenta de que estaba mas que contento de volver a ver a Goran Boman. Fueron a buscar cafe y se sentaron en su despacho. Wallander vio que tenian exactamente el mismo tipo de escritorio. Pero el despacho de Boman estaba mejor decorado. Mas o menos como Anette Brolin habia convertido el aseptico despacho que le asignaron.

Goran Boman naturalmente habia oido hablar tanto del doble homicidio de Lenarp como del ataque al campo de refugiados y la contribucion de Wallander en las labores de salvamento, que la prensa habia exagerado. Hablaron un rato sobre los refugiados. Goran Boman tenia la misma impresion que Kurt Wallander de que la recepcion de solicitantes de asilo era caotica y estaba mal organizada. Tambien la policia de Kristianstad podia dar muchos ejemplos de expulsiones que solo habian podido llevar a cabo con mucho esfuerzo. Una semana antes de Navidad, por ejemplo, les llego un aviso de expulsion de unos ciudadanos bulgaros. Segun el Departamento de Inmigracion, se encontraban en un campo en Kristianstad. Despues de varios dias de trabajo, la policia logro saber que los bulgaros estaban en un campo en Arjeplog, a mas de mil kilometros.

Luego pasaron a comentar el motivo real de la visita. Wallander le hizo un resumen detallado.

– Tu quieres que te la encontremos -dijo Goran Boman cuando termino.

– No estaria mal.

Naslund habia permanecido en silencio hasta aquel momento.

– Se me ha ocurrido algo -intervino-. Si Johannes Lovgren tiene un hijo con esta mujer, y suponemos que el nino nacio en esta ciudad, entonces podremos encontrarlo en el registro civil. Johannes Lovgren deberia constar como el padre del nino, ?no?

Kurt Wallander asintio con la cabeza.

– Si -dijo-. Ademas sabemos mas o menos cuando nacio el nino. Nos podemos concentrar en un periodo de diez anos, entre el cuarenta y siete y el cincuenta y siete, aproximadamente, si la declaracion de Lars Herdin es exacta. Y yo creo que lo es.

– ?Cuantos ninos deben de nacer en diez anos en Kristianstad? -pregunto Goran Boman-. Antes de tener los ordenadores habriamos tardado muchisimo tiempo en averiguarlo.

– Existe la posibilidad de que Johannes Lovgren se haya registrado como «padre desconocido» -dijo Kurt Wallander-. Pero si es asi repasaremos esos casos minuciosamente.

– ?Por que no sacas una orden de busca y captura de la mujer? -pregunto Goran Boman-. Pedirle que se de a conocer.

– Porque estoy bastante seguro de que no lo haria -dijo Kurt Wallander-. Es una intuicion. Tal vez no tan profesional. Pero prefiero hacerlo de esta manera.

– La encontraremos -aseguro Goran Boman-. Vivimos en una sociedad y en un tiempo donde casi es imposible desaparecer. A no ser que te suicides de una manera tan inteligente que el cuerpo desaparezca. Tuvimos un caso asi el verano pasado. Por lo menos es lo que pienso que paso. Un hombre que estaba cansado de todo. Su mujer le denuncio como desaparecido. Su barco desaparecio. No lo hemos encontrado y no creo que vayamos a encontrarlo. Yo creo que se hundio en el mar con su barco. Pero si esta mujer y el hijo existen, daremos con ellos. Pondre un hombre en el caso enseguida.

A Kurt Wallander le dolia la garganta. Noto que empezaba a sudar.

Lo que mas le habria gustado era quedarse discutiendo tranquilamente el doble asesinato con Goran Boman. Tenia el sentimiento de que era un buen policia. Su opinion seria valiosa. Pero estaba demasiado cansado.

Terminaron la conversacion. Goran Boman los acompano hasta el coche.

– La encontraremos -repitio.

– Despues de esto nos vemos una noche -sugirio Kurt Wallander-, tranquilamente, y nos tomamos unos whiskies.

Goran Boman asintio con la cabeza.

– Tal vez haya otra jornada de formacion sin sentido -dijo.

El aguanieve seguia cayendo. Kurt Wallander noto que la humedad traspasaba sus zapatos. Se metio en el asiento trasero y se acurruco en el rincon. Pronto estuvo dormido.

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