Nystrom alla donde iban. Las dos hijas de Lovgren le habian regalado la yegua.

Pero la vivienda en si, silenciosa y cerrada a cal y canto, habia sido puesta en manos de una inmobiliaria en Skurup para su venta. Kurt Wallander observaba la ventana rota de la cocina, que nunca habia sido arreglada, tan solo tapada con un pedazo de madera. Intento reanudar la relacion con Sten Widen, perdida desde hacia diez anos, pero el amigo y entrenador de caballos no parecia interesado. Cuando Kurt Wallander lo llevo a casa, comprendio que su relacion estaba rota para siempre.

La investigacion del homicidio del refugiado somali se termino y Rune Bergman fue llevado ante el tribunal de Ystad. El edificio del juzgado se lleno con un gran numero de periodistas de todos los medios de comunicacion. Ya habian podido aclarar que habia sido Valfrid Strom quien habia realizado los disparos mortales. Pero Rune Bergman fue condenado por complicidad en el homicidio y la investigacion psiquiatrica del forense le declaro plenamente responsable de sus actos.

Kurt Wallander testifico y estuvo presente varias veces escuchando a Anette Brolin apelar e interrogar. Rune Bergman no dijo mucho, aunque su silencio ya no era total.

Las audiencias revelaron una escena racista encubierta, donde reinaban unas ideas parecidas a las del Ku Klux Klan. Rune Bergman y Valfrid Strom habian obrado en nombre propio a la vez que pertenecian a varias organizaciones racistas. Kurt Wallander volvio a presentir que algo decisivo estaba ocurriendo en Suecia. Durante breves instantes podia advertir en si mismo ciertas simpatias contradictorias por algunos de los argumentos xenofobos que salieron a la luz en las discusiones y en la prensa durante el tiempo que duro el juicio. ?Tenian el gobierno y el Departamento de Inmigracion en realidad algun control sobre el tipo de gente que entraba en Suecia? ?Quien era refugiado y quien un buscador de fortuna? ?Era verdaderamente posible hacer una distincion? ?Cuanto tiempo podria permanecer vigente aquella generosa politica de refugiados antes de que estallase el caos? ?Existia en realidad un limite superior?

Kurt Wallander hizo el intento a medias de interesarse por las cuestiones. Comprendio que sentia la misma angustia insegura que otras muchas personas. Angustia frente a lo desconocido, a lo diferente.

A finales de febrero se dicto la sentencia, que consistio en una larga condena de prision para Rune Bergman. Ante la mal disimulada sorpresa de todo el mundo, no apelo la condena, que poco despues empezo a aplicarse.

Aquel invierno no cayo mas nieve en Escania. Una manana de marzo, muy temprano, Anette Brolin y Kurt Wallander dieron un paseo a lo largo del istmo de Falsterbonaset. Juntos vieron volver las bandadas de pajaros desde los paises lejanos de la Cruz del Sur. Wallander le tomo la mano de repente y ella no la retiro, por lo menos no de inmediato.

Logro perder cuatro kilos. Pero comprendio que nunca recuperaria la forma que tenia cuando Mona lo dejo tan de repente.

De vez en cuando sus voces se encontraban a traves del telefono. Kurt Wallander notaba que sus celos se desvanecian despacio. La mujer negra que lo visitaba en suenos tampoco aparecia.

El mes de marzo empezo con la baja de Rydberg durante dos semanas. Primero todos pensaron que era por su pierna mala. Pero un dia, Ebba le conto de forma confidencial a Kurt Wallander que Rydberg probablemente tenia cancer. Como lo supo o de que tipo de cancer se trataba, no lo revelo. Cuando Wallander visito a Rydberg en el hospital, solo le dijo que era un control rutinario de estomago. Una mancha en una radiografia hablaba de una posible herida en el intestino grueso.

Kurt Wallander sintio una pena inmensa al pensar que Rydberg tal vez estuviese gravemente enfermo. Con un creciente sentimiento de angustia, siguio con la investigacion. Un dia, en un ataque de ira, lanzo las gruesas carpetas contra la pared. El suelo se lleno de papeles. Durante un buen rato estuvo mirando el desastre. Luego se puso a gatas y recogio y ordeno todo el material de nuevo, empezando desde el principio.

«En alguna parte hay algo que no veo», penso.

«Una coincidencia, un detalle, que es precisamente la llave que debo girar. Pero ?debo girarla a la derecha o a la izquierda?»

Varias veces llamo a Goran Boman a Kristianstad para quejarse.

Goran Boman, por propia iniciativa, se habia dedicado a investigar intensamente a Nils Velander y otros posibles candidatos. Por ningun sitio se resquebrajaba la montana. Durante dos dias enteros Kurt Wallander estuvo con Lars Herdin sin avanzar un solo centimetro en el camino.

Aun se resistia a creer que el crimen quedaria sin resolver. A mediados de marzo logro convencer a Anette Brolin de que le acompanase a la opera de Copenhague. Por la noche, ella se ocupo de su soledad. Pero cuando le dijo que la queria, se aparto.

Fue lo que fue. Nada mas.

El sabado 17 y el domingo 18 de marzo su hija fue a visitarlo. Fue sola, sin su estudiante de medicina de Kenia, y Kurt Wallander la recibio en la estacion. El dia anterior Ebba habia mandado a una amiga a hacer una limpieza general de su piso en la calle Mariagatan. Y por fin penso que habia reencontrado a su hija. Hicieron una larga excursion por las playas de Osterlen, comieron en Lilla Vik y estuvieron despiertos hasta las cinco de la madrugada hablando. Visitaron al padre de el y abuelo de ella, el cual los sorprendio contando historias alegres sobre Kurt Wallander cuando era nino.

El lunes por la manana la acompano a la estacion.

Le parecia que habia reconquistado parte de su confianza. Cuando estuvo de nuevo en su despacho, inclinado sobre el material de investigacion, entro de repente Rydberg. Se sento en la silla de madera junto a la ventana y le conto sin mas ni mas que le habian confirmado un cancer de prostata. Lo ingresarian para practicarle un tratamiento de quimioterapia y radioterapia, cosa que podria alargarse, y tambien fallar. No tolero que le ofrecieran compasion de ningun tipo. Solo habia ido a recordarle a Kurt Wallander las ultimas palabras de Maria. Y el nudo corredizo. Luego se levanto, estrecho la mano de Kurt Wallander y se marcho.

Kurt Wallander se quedo solo con su dolor y su investigacion. Bjork considero que debia trabajar sin ayuda hasta nuevo aviso, ya que la policia estaba sobrecargada de trabajo.

Durante el mes de marzo no ocurrio nada. Tampoco durante abril.

Los informes sobre la salud de Rydberg divergian. Ebba era la eterna mensajera.

Uno de los primeros dias de mayo, Kurt Wallander fue a ver a Bjork y le propuso que encargase a otra persona la investigacion. Pero Bjork se nego. Kurt Wallander tenia que seguir por lo menos hasta el verano y las vacaciones. Despues se evaluaria la situacion de nuevo.

Volvio a empezar una y otra vez. Se retiraba, husmeaba y revolvia entre el material, intentando hacerlo vivir. Pero las piedras bajo sus pies seguian estando frias.

A principios de junio cambio el Peugeot por un Nissan. El 8 de junio se tomo unas vacaciones y se fue a Estocolmo a visitar a su hija.

Juntos viajaron en coche hasta el Cabo Norte. Herman Mboya estaba en Kenia, pero volveria en agosto.

El lunes 9 de julio, Kurt Wallander estaba otra vez de servicio. En una circular de Bjork podia leer que seguiria con su investigacion hasta la vuelta de Bjork a principios de agosto. Despues decidirian que hacer.

Tambien recibio el mensaje de Ebba de que Rydberg se encontraba mucho mejor. Tal vez los medicos pudiesen vencer su cancer. El martes 10 de julio era un dia hermoso en Ystad. A la hora de la comida, Kurt Wallander daba vueltas por el centro. Fue a la tienda de la plaza y casi se decidio por un nuevo equipo de musica.

Luego se acordo de que llevaba unos billetes de coronas noruegas sin cambiar en la cartera. Habian sobrado del viaje al Cabo Norte. Se fue al banco Foreningsbanken y se puso en la cola de la unica caja que estaba de servicio.

No reconocio a la mujer que habia detras del mostrador. No era ni Britta-Lena Boden, la chica de la memoria prodigiosa, ni ninguna de las cajeras que habia visto antes. Penso que seria una sustituta de verano.

El hombre que iba delante de el retiro una gran suma de dinero en efectivo. Kurt Wallander se pregunto distraido para que querria tanto dinero en efectivo. Mientras el hombre contaba los billetes, Kurt Wallander leyo su nombre en el carne de conducir que habia dejado en el mostrador. Despues le toco su turno y cambio los billetes. Detras de el, en la cola, oyo a un turista hablar en italiano o en espanol. Hasta salir a la calle no le vino la idea.

Se quedo quieto, como paralizado por su iluminacion. Despues volvio a entrar en el banco. Espero hasta que los turistas cambiaron su dinero.

Mostro su placa de identificacion policial a la cajera.

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