entorno. No hay nada. Su historia cabe en un solo folio. Ha trabajado en la misma farmacia durante treinta anos. Canto en un coro durante unos anos pero lo dejo. Pide muchos libros prestados a la biblioteca. Pasa las vacaciones con una hermana en Vemmenhog, nunca va al extranjero, nunca se compra ropa nueva. Es una persona que por lo menos en apariencia vive una vida totalmente pacifica. Sus costumbres son regulares, rozando la meticulosidad. Lo mas sorprendente es como soporta vivir asi.

Kurt Wallander le dio las gracias por su trabajo.

– Ahora nos toca a nosotros -dijo.

Se fueron a casa de Ellen Magnuson.

Cuando ella les abrio la puerta, Kurt Wallander penso que el hijo se parecia mucho a su madre. No podia determinar si los estaba esperando. Sus ojos parecian ausentes, como si en realidad estuviese en otro lugar totalmente diferente.

Kurt Wallander paseo la mirada alrededor del salon. Los invito a cafe. Rydberg se excuso pero Kurt Wallander acepto.

Cada vez que Kurt Wallander entraba en un piso desconocido, pensaba que estaba mirando las tapas de un libro que le acababan de dar. El piso, los muebles, los cuadros, los olores, eran el titulo. Entonces empezaria a leer. Pero el piso de Ellen Magnuson era inodoro. Como si Kurt Wallander se encontrase en un lugar deshabitado. Respiro el olor a desolacion. Una gris resignacion. Sobre los palidos papeles pintados colgaban carteles con motivos difusos y abstractos. Los muebles que llenaban la habitacion eran anticuados y pesados. Unos manteles de encaje cubrian con pulcritud una mesa plegable de caoba. En una pequena estanteria habia una fotografia de un nino sentado delante de un rosal. Kurt Wallander penso que la unica foto que tenia expuesta de su hijo era de la ninez. Como hombre adulto no estaba presente.

Al lado del salon habia un pequeno comedor. Kurt Wallander empujo la puerta semiabierta con el pie. Para sorpresa suya, uno de los cuadros de su padre colgaba de una de las paredes.

Era el paisaje de otono sin urogallo.

Se quedo observando la imagen hasta que oyo el ruido de la bandeja detras de si.

Era como si hubiese visto el motivo del padre por vez primera.

Rydberg se sento en una silla junto a la ventana. Kurt Wallander penso que algun dia le preguntaria por que siempre se sentaba al lado de una ventana.

«?De donde vienen nuestras costumbres?», penso. «?En que fabrica secreta se producen nuestros habitos y manias?»

Ellen Magnuson le sirvio el cafe.

Penso que debia empezar.

– Goran Boman de la policia de Kristianstad estuvo aqui y le hizo unas cuantas preguntas -dijo-. No se sorprenda si le hacemos las mismas preguntas otra vez.

– Tampoco se sorprenda si recibe las mismas respuestas -replico Ellen Magnuson.

Precisamente en ese instante, Kurt Wallander comprendio que era la mujer que tenia delante con quien Johannes Lovgren habia tenido un hijo.

Kurt Wallander lo sabia sin que pudiera explicar por que. En un momento arriesgado decidio mentir para obtener la verdad. Si no se equivocaba, Ellen Magnuson tenia muy poca experiencia con agentes de policia. Seguramente suponia que ellos buscaban la verdad, usando ellos mismos la verdad. Era ella quien debia mentir, no ellos.

– Senora Magnuson -dijo Kurt Wallander-, sabemos que Johannes Lovgren es el padre de su hijo Erik. No vale la pena que lo niegue.

Ella lo miro con miedo. Aquel rasgo ausente de su mirada desaparecio de pronto. Volvia a estar presente en la habitacion.

– No es verdad -dijo.

«Una mentira que pide clemencia», penso Kurt Wallander. «Pronto se quebrara.»

– Claro que es verdad -atajo-. Nosotros lo sabemos y usted sabe que es verdad. Si a Johannes Lovgren no le hubieran matado, nunca nos habriamos molestado en hacerle estas preguntas. Pero ahora tenemos que saberlo. Y si no nos lo dice ahora, la obligaremos a contestar a estas preguntas ante un tribunal bajo juramento.

Ocurrio mas deprisa de lo que habia imaginado. De golpe se quebro.

– ?Por que quereis saberlo? -grito-. Yo no he hecho nada. ?Por que no podemos tener nuestros secretos?

– Nadie prohibe los secretos -respondio Kurt Wallander lentamente-. Pero mientras haya homicidios tendremos que buscar a los culpables. Por eso es nuestro deber hacer preguntas. Y necesitamos obtener respuestas.

Rydberg permanecia inmovil en su silla al lado de la ventana. Observaba a la mujer con sus ojos cansados.

Juntos escucharon la historia. Kurt Wallander pensaba que era enormemente triste. La vida que se desplegaba delante de el era igual de melancolica que el paisaje escarchado por el que habian viajado aquella manana.

Nacio fruto de un matrimonio ya mayor de granjeros en Yngsjo. Consiguio dejar el barro y con el tiempo trabajo como dependienta en una farmacia. Johannes Lovgren entro en su vida como cliente de la farmacia. Ella explico que su primer encuentro fue una ocasion en que el compro bicarbonato. Despues habia vuelto, la cortejaba.

La historia de el era la del granjero solitario. Antes del nacimiento del nino no le dijo que estaba casado. Ella se resignaba, nunca le tuvo odio. El compraba su silencio con el dinero que le pagaba unas cuantas veces cada ano.

Pero el hijo crecio con ella. Era suyo.

– ?Que pensaste al enterarte de que lo habian matado? -pregunto Kurt Wallander cuando ella termino.

– Creo en Dios -dijo-. Creo en la venganza justiciera.

– ?La venganza?

– ?A cuantas personas defraudo Johannes? -pregunto-. Me defraudo a mi, a su hijo, a su mujer y a sus hijas. Nos defraudo a todos.

«Y pronto sabra que su hijo es un asesino», penso Kurt Wallander. «?Se imaginara que es un arcangel cumpliendo una orden divina de venganza? ?Lo soportara?»

Siguio haciendo sus preguntas. Rydberg cambio de postura en su silla al lado de la ventana. Desde la cocina se oia el tictac de un reloj.

Cuando se marcharon, Kurt Wallander penso que habia recibido la respuesta a todas sus preguntas.

Habia encontrado a la mujer secreta. Al hijo secreto. Sabia que ella habia esperado a Johannes Lovgren con el dinero. Pero Johannes Lovgren nunca aparecio.

De otra pregunta, sin embargo, obtuvo una respuesta inesperada.

Ellen Magnuson nunca le daba el dinero de Johannes Lovgren a su hijo. Lo ingresaba en una libreta del banco. El lo heredaria cuando ella ya no estuviese. Tal vez temia que se lo gastara en el juego.

Pero Erik Magnuson sabia que Johannes Lovgren era su padre. Ahi habia mentido. ?Sabria tambien que su padre Johannes Lovgren tenia grandes recursos economicos?

Rydberg habia guardado silencio durante todo el interrogatorio. Justo cuando se iban, le pregunto si veia a su hijo con cierta frecuencia. Si tenian una buena relacion. ?Conocia a su novia?

Sus respuestas fueron evasivas.

– Ya es adulto -dijo-. Vive su vida. Pero es bueno y viene a visitarme. Por supuesto que se que tiene novia.

«Ahora miente otra vez», penso Kurt Wallander. «No sabia lo de la novia.»

Pararon a comer en la fonda de Degeberga. Rydberg parecia haberse recuperado.

– Tu interrogatorio fue impresionante -declaro-. Deberian usarlo como ejemplo en la escuela de policia.

– De todas formas menti -dijo Kurt Wallander-. Y eso no se considera muy aceptable.

Durante la comida determinaron las posiciones. Ambos estaban de acuerdo en aguardar las investigaciones sobre el pasado de Erik Magnuson. Hasta que todo no estuviera listo y estudiado no lo detendrian para interrogarle.

– ?Crees que es el? -pregunto Rydberg.

Вы читаете Asesinos sin rostro
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату