Pero aun no sabemos si tenian empresa propia o trabajaban para alguna organizacion.
– En otras palabras, ?estan todos contentos?
– No exactamente. Bjork dice que todos teniamos ganas de atrapar al asesino, pero que de todos modos hubo equivocaciones. Sospecho que se reducira la importancia de Bergman y Valfrid Strom cargara con toda la culpa. El, que nada puede decir. Yo creo que Bergman era bastante activo en este asunto.
– Me pregunto si era Strom el que me llamaba por las noches -dijo Kurt Wallander-. No llegue a oirle hablar lo suficiente para poder determinar con exactitud si era el o no.
Svedberg le escudrino con su mirada.
– ?Y eso que significa?
– Que en el peor de los casos existe mas gente preparada para tomar el relevo de Bergman y Strom.
– Voy a decirle a Bjork que la vigilancia de los campos debe continuar -dijo Svedberg-. Por cierto, nos han entrado algunos soplos que indican que fue una banda juvenil la que ocasiono el fuego aqui en Ystad.
– No olvides al anciano al que tiraron una bolsa con nabos a la cabeza -le recordo Kurt Wallander.
– ?Como va lo de Lenarp?
Kurt Wallander vacilo al contestar.
– No estoy seguro -dijo-. Pero hemos empezado en serio otra vez.
A las cinco y diez Martinson y Rydberg estaban en el despacho de Kurt Wallander. Rydberg aun parecia cansado y tenia mal aspecto. A Martinson se le veia descontento.
– Es un enigma la forma en que Johannes Lovgren fue a Ystad y volvio el viernes cinco de enero. He hablado con el conductor del autobus que hace este trayecto. Dice que cuando Johannes y Maria iban a la ciudad solian hacerlo con el. Juntos o cada uno por su cuenta. Estaba completamente seguro de que Johannes Lovgren no habia ido en el autobus despues de ano nuevo. Tampoco los taxis habian efectuado ningun servicio a Lenarp. Segun lo que contaba Nystrom, iban en autobus si salian a algun sitio. Y sabemos que era avaro.
– Siempre tomaban cafe juntos por la tarde -dijo Kurt Wallander-. Los Nystrom deberian de haber visto si Johannes Lovgren se iba a Ystad o no.
– Ese es precisamente el enigma -comento Martinson-. Los dos dicen que no fue a Ystad aquel dia. Y aun asi sabemos que visito dos sucursales bancarias entre las once y media y la una y cuarto. Aquel dia tuvo que pasar fuera de casa tres o cuatro horas.
– Que raro -dijo Kurt Wallander-. Habras de seguir insistiendo en ello.
Martinson volvio a sus apuntes.
– Por lo menos no tiene otra cuenta bancaria en la ciudad.
– Bien -dijo Kurt Wallander-. Ya sabemos eso.
– Pero puede que la tenga en Simrishamn -objeto Martinson-. O en Trelleborg, o en Malmo.
– Concentrate en su viaje a Ystad primero -aconsejo Kurt Wallander clavando la mirada en Rydberg.
– Lars Herdin persiste en su historia -empezo despues de echar una ojeada a su gastado bloc de notas-. Por una casualidad se encontro con Johannes Lovgren y aquella mujer en Kristianstad en la primavera de 1979. Y afirma que fue por una carta anonima como se entero de que tenian un hijo en comun.
– ?Podria describir a la mujer?
– Vagamente. En el peor de los casos, tendremos que poner a las senoras en fila para que pueda senalar la correcta. Si es que esta alli -anadio.
– Pareces indeciso.
Rydberg cerro el bloc con un gesto irritado.
– No me encaja nada -dijo-. Lo sabes. Claro que debemos seguir las pistas que tenemos. Pero no estoy seguro de que vayamos por buen camino. Lo que me molesta es que no se que otro seguir.
Kurt Wallander les hablo de su encuentro con Erik Magnuson.
– ?Por que no le preguntaste si tenia una coartada para la noche de los asesinatos? -pregunto Martinson con asombro cuando hubo terminado.
Kurt Wallander noto que empezaba a ruborizarse detras de todos los chichones y morados.
Lo habia olvidado. Pero no lo dijo.
– Lo deje estar. Quise tener una excusa para verlo de nuevo.
El mismo noto que lo que decia no era convincente. Pero ni Rydberg ni Martinson parecian reaccionar ante su explicacion.
La conversacion se paro. Cada uno se perdio en sus propios pensamientos.
Kurt Wallander se pregunto cuantas veces se habia encontrado en una situacion similar. Cuando una investigacion deja de estar viva. Como un caballo que ya no quiere caminar. En aquel momento tendrian que tirar del caballo hasta que empezase a moverse de nuevo.
– ?Como vamos a proceder? -pregunto Kurt Wallander finalmente, cuando el silencio fue demasiado agobiante. El mismo dio la respuesta-. Tu, Martinson, debes averiguar como pudo ir Lovgren a Ystad y volver sin que nadie lo notara. Tenemos que saberlo lo antes posible.
– Habia un bote con recibos en un armario de la cocina -comento Rydberg-. Pudo haber ido de compras a alguna tienda aquel viernes. Tal vez lo vio algun vendedor.
– Quiza tuviese una alfombra magica -dijo Martinson-. Seguire con esto.
– La familia -dijo Kurt Wallander-. Tenemos que investigarlos a todos.
Saco un listado de nombres y direcciones de su gruesa carpeta y se lo dio a Rydberg.
– El entierro sera el miercoles -anuncio Rydberg-. En la iglesia de Villie. A mi no me gustan los entierros. Pero creo que a este ire.
– Yo ire a Kristianstad manana -dijo Kurt Wallander-. Goran Boman sospechaba de Ellen Magnuson. Creia que no decia la verdad.
Eran las seis y unos minutos cuando terminaron la reunion. Decidieron verse de nuevo la tarde siguiente.
– Si Naslund se encuentra bien, tendra que ocuparse del coche de alquiler robado -dijo Kurt Wallander-. Por cierto, ?llegamos a saber que hace aquella familia polaca de Lenarp?
– El trabaja en la refineria de azucar de Jordberga -comento Rydberg-. De hecho tenia todos los papeles en regla. Aunque ni el mismo lo sabia.
Kurt Wallander permanecio sentado en su despacho cuando Rydberg y Martinson se marcharon. Tenia que examinar el monton de papeles que habia en su mesa. Era el material de la investigacion de un caso de malos tratos en el que habia trabajado durante la noche de fin de ano. Ademas, habia un sinfin de informes que iban desde terneros desaparecidos hasta el camion que habia volcado durante la ultima noche de tormenta. Debajo de todo aparecio una notificacion de que le habian subido el sueldo. Rapidamente calculo que le pagarian treinta y nueve coronas mas al mes.
Cuando termino de mirar el monton de papeles eran casi las siete y media. Llamo a Loderup y le dijo a su hermana que ya estaba de camino.
– Tenemos hambre -dijo-. ?Siempre trabajas hasta tan tarde?
Se llevo una casete con una opera de Puccini y se dirigio a su coche. En realidad le habria gustado cerciorarse de que Anette Brolin realmente habia olvidado lo de la noche anterior. Pero lo dejo estar. Tenia que esperar.
Su hermana Kristina pudo explicarle que la asistenta que iria a la casa de su padre era una senora decidida, de unos cincuenta anos, que probablemente no tendria problemas para cuidar de el.
– Mejor no lo podria tener -dijo al salir al patio a recibirlo en la oscuridad.
– ?Que esta haciendo?
– Esta pintando -contesto.
Mientras la hermana preparaba la cena, Kurt Wallander se sento en el trineo del estudio a observar mientras aparecia el paisaje de otono. El padre parecia haber olvidado por completo lo ocurrido unos dias antes.
«Tengo que visitarle regularmente», penso Kurt Wallander. «Al menos tres veces por semana, mejor siempre a la misma hora.»
Despues de la cena jugaron a cartas con el padre un par de horas. A las once se fue a la cama.
– Me marcho manana -le comunico su hermana-. No puedo quedarme mas tiempo.
– Gracias por venir -dijo Kurt Wallander.
Quedaron en que iria a buscarla a las ocho de la manana siguiente y la llevaria al aeropuerto.
– Estaba completo desde Sturup -dijo-. Asi que saldre de Everod.
A Kurt Wallander le iba bien, ya que de todas formas se dirigiria a Kristianstad.