Un poco mas tarde de medianoche entro por la puerta de su casa en la calle Mariagatan. Se sirvio una copa de whisky y se la llevo al cuarto de bano. Alli se relajo durante un largo rato sumergiendo su cuerpo en agua caliente.
Aunque intentaba olvidarlos, Rune Bergman y Valfrid Strom aparecian en sus pensamientos. Intento entenderlos. Pero lo unico que sacaba en claro era lo que habia pensado muchas veces antes. Era un mundo nuevo que habia surgido sin que el se hubiese dado cuenta. Como policia, seguia viviendo en un mundo antiguo. ?Como iba a aprender a vivir en esta nueva era? ?Como se maneja la enorme inseguridad que se siente ante los grandes cambios, que ademas ocurren demasiado deprisa?
El crimen del somali era un nuevo tipo de asesinato.
El doble homicidio de Lenarp, en cambio, era un crimen a la antigua.
?O no? Penso en la brutalidad y en el nudo corredizo.
No lo sabia.
Era. casi la una y media cuando por fin se metio entre las sabanas frescas.
La soledad de su cama le sentaba peor que nunca.
Luego siguieron tres dias en los que no paso nada. Naslund volvio y logro resolver el problema del coche robado.
Un hombre y una mujer lo alquilaron para ir robando en diferentes lugares y luego dejaron el coche en Halmstad. La noche de los asesinatos se alojaron en un hostal de Bastad. El dueno del hostal les dio la coartada.
Kurt Wallander hablo con Ellen Magnuson. Ella nego firmemente que Johannes Lovgren fuera el padre de su hijo Erik.
Visito a Erik Magnuson otra vez y le pidio la coartada que olvido en la primera visita.
Erik Magnuson estaba con su novia. No habia razon para dudar de ello.
Martinson no obtuvo resultados acerca del viaje a Ystad de Lovgren.
Los Nystrom mantenian su version, al igual que los conductores de los autobuses y los taxistas.
Rydberg fue al entierro y hablo con diecinueve familiares de los Lovgren.
No hallaron nada que les permitiera avanzar.
La temperatura se mantenia alrededor de los cero grados. Un dia habia tranquilidad absoluta en el aire, el siguiente soplaba el viento.
Kurt Wallander se encontro con Anette Brolin en un pasillo. Le dio las gracias por las flores. Aun asi no estaba seguro de que realmente hubiera borrado lo que paso aquella noche.
Rune Bergman continuo sin decir palabra, aunque las pruebas contra el eran aplastantes. Diferentes movimientos nacionalistas de toda Suecia intentaron responsabilizarse de la organizacion de su crimen. La prensa y otros medios de comunicacion mantenian un encendido debate sobre el tema de la inmigracion en Suecia. Mientras todo estaba tranquilo en Escania, ardian cruces por la noche delante de diferentes campos de refugiados en otras regiones del pais.
Kurt Wallander y sus colaboradores del grupo de investigacion que intentaba resolver el doble homicidio de Lenarp se apartaron de todo aquello. Solo muy de vez en cuando comentaban asuntos que no tenian que ver directamente con la estancada investigacion. Pero Kurt Wallander se daba cuenta de que no era el unico que se sentia inseguro y confuso ante la nueva sociedad que estaba surgiendo.
«Vivimos como si sintiesemos nostalgia de un paraiso perdido», penso. «Como si echasemos de menos a los ladrones de coches y los reventadores de cajas fuertes de antano, que se quitaban cortesmente la gorra cuando les arrestabamos. Pero aquel tiempo ya paso de forma irremediable y la cuestion es si realmente era tan idilico como nos gusta recordar.»
El viernes 19 de enero todo ocurrio de golpe.
El dia empezo mal para Kurt Wallander. A las siete y media fue a la revision anual de su Peugeot y a duras penas la paso. Al repasar el protocolo de la inspeccion comprendio que tenia que hacer reparaciones por varios miles de coronas.
Volvio a la comisaria con el animo por los suelos.
Mientras se quitaba el abrigo, Martinson entro corriendo.
– Por fin, cono -dijo-. Ahora se como fue Johannes Lovgren a Ystad y como volvio.
Kurt Wallander olvido los problemas de su coche y noto que la excitacion crecia de nuevo en el.
– No fue ninguna alfombra magica -continuo Martinson-. Fue el deshollinador quien lo llevo.
Kurt Wallander se dejo caer en la silla.
– ?Que deshollinador?
– El maestro deshollinador Artur Lundin de Slimminge. De pronto Hanna Nystrom recordo que el deshollinador paso aquel viernes cinco de enero. Limpio las chimeneas de las dos viviendas y luego se marcho. Cuando la mujer dijo que habia limpiado las de los Lovgren al final y que se marcho sobre las diez y media, empezaron a sonar campanas en mi cabeza. Acabo de hablar con el. Lo encontre trabajando en el centro de atencion primaria en Rydsgard. Resulta que nunca escucha la radio ni ve la television y ni siquiera lee los periodicos. El deshollina las chimeneas y dedica el resto de su tiempo a beber aguardiente y a cuidar de unos cuantos conejos. No se habia enterado para nada de que hubiesen asesinado a los Lovgren. Pero me ha contado que Johannes Lovgren fue con el a Ystad. Como tiene una furgoneta y Johannes Lovgren iba en el asiento trasero, que no tiene ventanas, no fue tan raro que nadie lo viera.
– Los Nystrom tendrian que haberle visto volver.
– No -repuso Martinson en tono triunfante-. Eso es precisamente. Lovgren le pidio a Lundin que parase en la carretera de Veberod. Despues se puede ir por un camino cerca del pantano hasta llegar a la parte posterior de la casa de los Lovgren. Es mas o menos un kilometro. Si Nystrom lo hubiera visto desde la ventana, habria parecido que Lovgren volvia de la cuadra.
Kurt Wallander fruncio el entrecejo.
– Aun asi suena raro.
– Lundin es una persona muy directa; me conto que Johannes Lovgren le prometio una botellita de vodka si lo volvia a llevar a casa. Lovgren se bajo en Ystad y el siguio hasta unas casas del norte de la ciudad. Luego recogio a Lovgren a la hora convenida y lo dejo en la carretera de Veberod, por lo que recibio su botellita de vodka.
– Bien -dijo Kurt Wallander-. ?Coinciden las horas?
– Coinciden exactamente.
– ?Le preguntaste sobre la cartera?
– Lundin dice que recuerda algo sobre una cartera.
– ?Llevaba algo mas?
– Lundin cree que no.
– ?Vio si Lovgren se encontro con alguien en Ystad?
– No.
– ?Dijo algo de lo que iba a hacer en la ciudad?
– Nada.
– ?Podria ser que este deshollinador supiera que Lovgren tenia veintisiete mil coronas en la cartera?
– No lo creo. En absoluto parece un atracador. Creo que es un deshollinador solitario que vive contento con sus conejos y su aguardiente. Nada mas.
Kurt Wallander penso un rato.
– ?Puede ser que Lovgren hubiera quedado en verse con alguien en aquella carretera del pantano? La cartera ha desaparecido, ?no?
– Tal vez. Ire con una jauria de perros y rastreare el camino.
– Hazlo enseguida -dijo Kurt Wallander-. Quizas asi lleguemos a alguna parte.
Martinson dejo la habitacion. Estuvo a punto a chocar en la puerta con Hanson, que entraba.
– ?Tienes tiempo? -pregunto.
Kurt Wallander asintio con la cabeza.
– ?Como te va con Bergman?
– Esta callado. Pero esta vinculado al crimen. Esa tal Brolin le detiene hoy.