habitaciones exteriores preparandose para un dia ajetreado con los electores de Pensilvania, un dia colmado de almuerzos, discursos, apariciones y comidas relampago, saludos y encuentros, bebidas y fiestas. El senador no volveria a presentarse como candidato, pero nunca estaba de mas un buen espectaculo para los de casa.

– Te agradezco que me recibas a pesar de que te haya avisado con tan poca antelacion, Harvey.

– Siempre es un placer tratar contigo, Danny.

– Ire al grano. El proyecto de ley de Pickens intenta eliminar mis fondos, junto con otros veinte paquetes de ayuda. No podemos permitir que suceda eso. Los resultados hablan por si solos. La tasa de mortalidad infantil se ha reducido en un setenta por ciento. ?Dios mio, las maravillas que han obrado las vacunas y los antibioticos! Se estan creando puestos de trabajo y la economia esta pasando del gangsterismo a los negocios legales. Las exportaciones han aumentado en un tercio e importan de nosotros un veinte por ciento mas. Asi que aqui tambien se crean puestos de trabajo. No podemos permitir que el proyecto se cancele ahora. No solo seria incorrecto desde el punto de vista moral sino tambien estupido por nuestra parte. Si conseguimos que paises como este se recuperen, no tendremos un desequilibrio en la balanza comercial. Pero primero se necesitan fuentes de energia fiables y una poblacion con estudios.

– El ODI esta haciendo grandes progresos.

Buchanan conocia bien el ODI, u Organismo para el Desarrollo Internacional. En un principio habia sido una entidad independiente, pero ahora respondia ante el secretario de Estado, quien, a su vez, controlaba su mas que sustancioso presupuesto. El ODI era el organismo senero de la ayuda externa de Estados Unidos, y buena parte de los fondos circulaban por sus legendarios programas. Cada ano, para saber donde acabaria el presupuesto del ODI habia que jugar a las sillitas. Buchanan se habia quedado sin silla mas de una vez y ya estaba harto. El proceso de concesion era intenso y de lo mas competitivo y, a no ser que encajaras en el perfil que el ODI habia propuesto para los programas que queria financiar, podia decirse que la suerte no te habia sonreido.

– El ODI no puede resolverlo todo. Y mis clientes son un bocado demasiado pequeno para el FMI y el Banco Mundial. Ademas, ahora solo oigo lo de «desarrollo sostenible». No dan un solo dolar salvo para proyectos de desarrollo sostenible. Que diablos, que yo sepa, la comida y la medicina siguen siendo necesarias para vivir. ?No es motivo suficiente?

– No hace falta que me convenzas, Danny. Pero aqui la gente tambien cuenta hasta el ultimo centavo. Los dias de las vacas gordas se han acabado -dijo Milstead con solemnidad.

– Mis clientes apenas tendran para comer. No les niegues la ayuda.

– Escuchame, no presentare el proyecto de ley.

En el Senado, si un presidente no quiere que un proyecto de ley salga de la comision, sencillamente no lo presenta en las sesiones, que era lo que sugeria Milstead. Buchanan ya habia participado en ese juego otras veces.

– Pero Pickens podria salirse con la suya esta vez -repuso

Buchanan-. Se rumorea que hara lo que sea para que se acepte

la propuesta. Y es probable que encuentre un publico mas comprensivo en el hemiciclo que en la comision. ?No seria mejor

posponer la propuesta y presentarla fuera de sesion? -sugirio.

Danny Buchanan era un maestro en esa tecnica. Bastaba con

que un senador se opusiera a una propuesta de ley inminente para que esta se aplazara. La legislacion quedaria pendiente hasta que se retirara la causa del aplazamiento. Anos atras, Buchanan y sus aliados del Congreso la habian utilizado con resultados sensacionales cuando representaban los intereses de determinados grupos de mucho peso del pais. En Washington hay que ser muy poderoso para evitar que ciertas cosas no ocurran. Y para Buchanan ese siempre habia sido el aspecto mas fascinante de la ciudad y la razon de que, por ejemplo, la reforma de la sanidad o los convenios con las tabacaleras, impulsados por una enorme cobertura de los medios de comunicacion y el clamor de los ciudadanos, desapareciesen por completo en el abismo del Congreso. Lo mas frecuente era que determinados grupos de intereses particulares quisieran mantener el statu quo que habian alcanzado trabajando duro. El cambio no les gustaba. De ahi que gran parte del cabildeo anterior de Buchanan se hubiera centrado en enterrar cualquier proyecto de ley que pudiese perjudicar a sus poderosos clientes.

La maniobra de aplazamiento tambien se llamaba «relevo a ciegas» porque, al igual que la entrega del testigo en las carreras de relevos, otro senador podria establecer otro aplazamiento cuando el anterior hubiera finalizado, y solo la cupula sabia quien habia puesto la restriccion. Era mucho mas complicado, pero Buchanan sabia que, a fin de cuentas, el relevo a ciegas suponia una enorme perdida de tiempo y a la vez resultaba sumamente eficaz, lo que, en pocas palabras, decia mucho sobre el mecanismo de la politica.

El senador nego con la cabeza.

– Me entere de que Pickens habia aplazado dos de mis propuestas, y estoy a punto de cerrar un trato con el. Si le pongo otro aplazamiento, el hijo de puta ira a por mi como el huron a por la cobra.

Buchanan se recosto y sorbio el cafe mientras calibraba varias estrategias.

– Mira, volvamos a empezar de cero. Si tienes los votos necesarios para que no se apruebe, presentala y deja que el comite vote y acabe con el muy cabron de una vez. Si luego la presenta en el hemiciclo no creo que cuente con el apoyo necesario para sacarla adelante. Mierda, una vez en el hemiciclo podremos aplazarla para siempre, solicitar enmiendas, recortarla al maximo fingiendo que querernos sacar mas para una de tus propuestas de ley. De hecho, falta tan poco para las elecciones que incluso podemos jugar a evitar el quorum hasta que desista.

Milstead asintio, pensativo.

– Sabes que Archer y Simms me estan dando problemas.

– Harvey, ya has enviado bastantes dolares para la construccion de carreteras a los estados de esos dos cabrones como para ahogar a todos los hombres, mujeres y ninos del lugar. ?Llamales la atencion! Esta propuesta de ley no les importa una mierda. Lo mas probable es que ni siquiera hayan leido los informes.

De repente, Milstead parecia seguro de si mismo.

– De un modo u otro, lo haremos. Dentro de un presupuesto, de uno coma siete billones de dolares, no es tan importante.

– Es para mi cliente. Muchas personas cuentan con esto, Harvey. Y la mayoria todavia no sabe caminar.

– Te escucho.

– Deberias ir alli en viaje de investigacion. Te acompanare. Es un pais bonito; el problema es que la tierra no sirve para nada. Quiza Dios haya bendecido a America, pero se olvido de gran parte del mundo. Aun asi, siguen adelante. Si alguna vez crees que tienes un mal dia, te hara bien acordarte de ellos.

Milstead tosio.

– Mi agenda esta muy apretada, Danny. Y sabes que no volvere a presentarme como candidato. Dos anos mas y me largo de aqui.

«Muy bien, ya se ha acabado el tiempo para hablar de trabajo y peticiones humanitarias -penso Buchanan-. Ahora representemos el papel de traidor.»

Se inclino hacia adelante y aparto el maletin con despreocupacion. Hizo girar el asa, con lo que puso en marcha la grabadora oculta. «Va por ti, Thornhill, arrogante hijo de puta.»

Se aclaro la garganta.

– Bueno, supongo que nunca es demasiado pronto para hablar de sustituciones. Necesito varias personas en Ayuda y Operaciones Externas que participen en mi pequeno plan de pensiones. Les puedo prometer lo mismo que a ti. No les faltara de nada. Solo tienen que cumplir mi programa. He llegado a un punto en que no puedo permitirme una sola derrota. No pueden fallarme. Es la unica manera de garantizarles la compensacion final. Tu nunca me has fallado, Harvey. Llevas casi diez anos en esto y siempre has cumplido, de un modo u otro.

Вы читаете A Cualquier Precio
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату