Milstead miro hacia la puerta y luego hablo en voz muy baja, como si asi mejoraran las cosas.
– Conozco a varias personas con quienes tal vez te interesaria hablar. -Parecia nervioso e incomodo-. Acerca de asumir algunas de mis funciones. Por supuesto, no les he mencionado el asunto de forma directa, pero me sorprenderia que no estuvieran dispuestos a llegar a algun tipo de acuerdo.
– Me alegra oirlo.
– Y haces bien en planear las cosas de antemano. Los dos anos pasaran volando.
– ?Jesus! Puede que dentro de dos anos ya no este aqui, Harvey.
El senador sonrio afectuosamente.
– Nunca crei que te retirarias. -Se callo-. Pero supongo que tienes heredero forzoso. Por cierto, ?como esta Faith? Tan llena de vida como siempre, estoy seguro.
– Faith es Faith. Ya lo sabes.
– Tienes suerte de que te respalde alguien asi.
– Mucha suerte -dijo Buchanan frunciendo el ceno ligeramente.
– Dale mis mas carinosos recuerdos cuando la veas. Dile que venga a ver al viejo Harvey. Tiene la mente mas lucida y las mejores piernas del lugar -anadio con un guino.
Buchanan no dijo nada al respecto.
El senador se reclino en el sofa.
– He sido funcionario la mitad de mi vida. El sueldo es ridiculo; de hecho, una miseria para alguien de mi talla y con mis recursos. Ya sabes cuanto ganaria ahi fuera. Esa es la recompensa que te dan por servir a tu pais.
– Sin duda, Harvey. Tienes toda la razon.
«El dinero para sobornos solo te corresponde a ti. Te lo has ganado», penso Buchanan.
– Pero no me arrepiento. De nada.
– No tienes por que.
Milstead sonrio cansinamente.
– La de dolares que he gastado todos estos anos reconstruyendo este pais, remodelandolo con vistas al futuro, para la proxima generacion. Y la siguiente.
Era su dinero. Habia salvado el pais.
– La gente nunca agradece eso -dijo Buchanan-. Los medios de comunicacion solo van a por los trapos sucios.
– Supongo que obtendre mi compensacion cuando llegue a la tercera edad - comento Milstead con un deje de arrepentimiento.
«Al cabo de todos estos anos todavia le queda un poco de humildad y sentimiento de culpa», se dijo Buchanan
– Te lo mereces. Has servido a tu pais como debias. Ahora solo tienes que esperar, tal y como acordamos. A ti y a Louise no os faltara de nada. Vivireis como reyes. Has hecho tu trabajo y obtendras tu recompensa. Al estilo americano.
– Estoy cansado, Danny. Cansado hasta los huesos. Entre tu y yo, no estoy seguro de aguantar dos minutos mas, y mucho menos otros dos anos. Este lugar me ha exprimido la vida.
– Eres un autentico hombre de estado. Un heroe para todos nosotros.
Buchanan respiro a fondo y se pregunto si los hombres de Thornhill que se encontraban en la furgoneta estarian disfrutando con esta conversacion mas bien nona. Lo cierto es que Buchanan tambien deseaba salir de aquello. Miro a su viejo amigo. Al reparar en su expresion azorada Buchanan supuso que estaria pensando en el glorioso retiro que le esperaba con la esposa con la que llevaba casado treinta y cinco anos, una mujer a quien habia enganado en numerosas ocasiones pero que siempre le habia permitido regresar y que, ademas, lo mantenia en secreto. Buchanan estaba convencido de que la psicologia de las esposas de los politicos bien podria estudiarse en la universidad.
Lo cierto era que tenia debilidad por los Urbanitas. En realidad habian logrado muchos avances y, a su manera, eran las personas mas honorables que Buchanan habia conocido. Sin embargo, al senador no parecia molestarle que lo compraran.
Harvey Milstead tendria otro amo en breve. La Decimotercera Enmienda de la Constitucion prohibia la esclavitud, pero, al parecer, nadie se lo habia comunicado a Robert Thornhill. Buchanan estaba entregando a sus amigos al mismo diablo. Eso es lo que mas lo inquietaba. Thornhill, siempre Thornhill.
Los dos hombres se incorporaron y se estrecharon la mano.
– Gracias, Danny. Gracias por todo.
– No hay de que -replico Buchanan-. De verdad, no hay de que. -Recogio el maletin de espia y salio a toda prisa de la habitacion.
– Desmagnetizada? -Reynolds miraba fijamente a los dos tecnicos- ?La cinta esta desmagnetizada? ?Me quieren explicar que es lo que pasa?
Reynolds habia visto la grabacion unas veinte veces, desde todos los angulos posibles. Mejor dicho, habia visto un monton de lineas y puntos irregulares que recorrian la pantalla como en un combate entre cazas de la Primera Guerra Mundial con una buena dosis de fuego antiaereo de fondo. Reynolds habia pasado mucho rato viendo aquello y no habia averiguado nada de nada.
– Sin entrar en detalles tecnicos… -comenzo a decir uno de los hombres.
– No, por favor -tercio Reynolds. El dolor de cabeza le martilleaba las sienes. ?Y si la cinta no les sirviese de nada? «Santo Dios, no puede ser», penso.
– «Desmagnetizar» es el termino empleado para el borrado de un medio magnetico. Se hace por muchos motivos, el mas habitual de los cuales es que el medio pueda volver a utilizarse o eliminar la informacion confidencial grabada. Una cinta de video es uno de los muchos formatos de los medios magneticos. Lo que ha ocurrido con la cinta que nos ha entregado es que una influencia externa no deseada ha distorsionado y/o corrompido el medio, evitando asi su correcto funcionamiento.
Reynolds observo asombrada al hombre. ?Como demonios habria sido la respuesta tecnica?
– 0 sea, que alguien ha jodido a proposito la cinta -resumio Reynolds.
– Exacto.
– Pero ?no podria tratarse de un problema de la propia cinta? ?Como esta tan seguro de que ha habido una «influencia externa»?
– El grado de corrupcion que hemos apreciado en las imagenes excluye esa posibilidad -afirmo el otro tecnico-. No estamos seguros al ciento por ciento, por supuesto, pero parece que ha habido una interferencia. Tengo entendido que el sistema de vigilancia era muy sofisticado. Un multiplexor con tres o cuatro camaras en paralelo, para que no hubiera lagunas temporales. ?Como se activaban las unidades? ?Por movimiento o laser?
– Por laser.
– Es mejor por movimiento. Hoy dia los sistemas son tan sensibles que detectan una mano que se acerca a un escritorio en un area reducidisima. Los sensores de laser se han quedado obsoletos.
– Gracias, intentare no olvidarlo -dijo Reynolds con sequedad.
– Hemos realizado una ampliacion digital para definir mejor los detalles, pero nada. Ha habido una interferencia, sin duda.
Reynolds recordo que habian encontrado abierto el armario de la casita donde