– Sobre todo cuando se trate de cuestiones medioambientales referidas al mar -dijo Sandecker-. Si lo piensas un poco, puedo hacer mucho mas por la NUMA desde la Casa Blanca que desde mi lujoso despacho al otro lado del rio.

– ?Quien lo sucedera como cabeza de la NUMA? -pregunto Pitt-. ?Rudi Gunn?

Sandecker sacudio la cabeza.

– No, Rudi no quiere el trabajo. Se siente mucho mas comodo siendo segundo.

– Entonces, ?a quien buscara?

Una sonrisa astuta aparecio en el rostro del almirante.

– A ti -respondio laconicamente.

Pitt tardo un segundo en comprender lo que habia dicho.

– ?A mi? No lo dira en serio.

– No se me ocurre nadie mas capacitado que tu para llevar las riendas.

Pitt se levanto de la silla y se paseo por el camarote.

– No, no, yo no tengo pasta de administrador.

– Gunn y su equipo se ocuparan de la rutina -explico Sandecker-. Con tu historial, eres el candidato perfecto para actuar como el principal portavoz de la NUMA.

Pitt comprendio que era una decision muy importante.

– Tendre que pensarlo.

Sandecker se levanto y fue hacia la puerta.

– Piensalo mientras disfrutas de la luna de miel. Ya volveremos a hablar cuando tu y Loren esteis de regreso.

– Tendre que discutirlo con ella primero, ahora que estamos casados…

– Ya hemos hablado. Esta a favor.

Pitt clavo al almirante una mirada de acero.

– Es usted el mismisimo diablo.

– Si, lo soy -admitio Sandecker alegremente.

Pitt volvio a la recepcion. Alterno con los invitados, y se saco fotos con Loren y sus padres. Estaba hablando con su madre cuando se acerco Dirk y lo toco en el hombro.

– Papa, hay un hombre en la puerta que quiere verte.

Pitt se disculpo y se abrio paso entre la multitud y los coches de su coleccion. En la puerta se encontro con un hombre mayor, de unos setenta anos, con los cabellos y la barba blancos. Tenia casi la misma estatura de Pitt y si bien sus ojos no eran verdes compartian el mismo brillo.

– ?En que puedo servirlo? -pregunto Pitt.

– En una ocasion coincidimos en un concurso de coches antiguos y quedamos en que algun dia vendria a ver su coleccion.

– Si, por supuesto. Yo presente mi Stutz y usted llevo un Hispano Suiza.

– Eso es. -El hombre vio que estaban celebrando una.fiesta y anadio-: Creo que he venido en mal momento.

– No, no -le aseguro Pitt, con su mejor humor-. Me acabo de casar. Esta usted invitado a unirse a la fiesta.

– Es muy amable de su parte.

– Lo siento, pero no recuerdo su nombre.

El hombre lo miro con una sonrisa.

– Cussler, Clive Cussler.

Pitt observo al hombre mayor durante unos momentos.

– Es curioso -dijo con un tono vago-. Tengo la sensacion de que nos conocemos desde hace mucho tiempo.

– Quiza en otra dimension.

Pitt apoyo un brazo sobre los hombros de Cussler.

– Venga, Clive, entremos antes de que mis invitados se beban todo el champan.

Juntos, entraron en el hangar y cerraron la puerta.

***
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