pasadizo secreto.

Ignorandole, Isabella tiro tranquilamente de la campanilla para convocar a un sirviente. Tercamente se nego a volver la mirada hacia Nicolai mientras el escapaba al interior del pasadizo. Miro resueltamente fuera de la puerta de su dormitorio, esperando a que su llamada fuera respondida.

Alberita llego, sin aliento. Hizo una reverencia tres veces.

– ?Signorina?

– Por favor dile a Sarina que la necesito inmediatamente. Y, Alberita, no hay necesidad de mas reverencias.

– Si, signorina -dijo la doncella, haciendo repetidas reverencias. Se dio la vuelta y corrio vestibulo abajo a una velocidad vertiginosa.

Isabella no se movio, de pie junto a la puerta esperando, su pie desnudo golpeaba el suelo a un ritmo impaciente, de genio, de mortificacion. Sarina se apresuro hacia ella, e Isabella la cogio de la mano y la arrastro a su dormitorio. Cerro la puerta firmemente y se apoyo contra ella. Los tremblores estaban empezando profundamente en su interior, extendiendose a traves de su cuerpo.

Sarina miro de su cara palida a la cama desarreglada, las sabanas manchadas. Volvio a mirar a Isabella.

– Debo librarme de la evidencia inmediatamente.

– No hay necesidad -Isabella ondeo una mano y trabajo por mantener su voz incluso, pero esta se tambaleaba alarmantemente-. Ya no soy su prometida. Me ha informado de que soy su amante, y enviara a buscar otra novia -Para su horror, su voz se rompio completamente, y se le escapo un sollozo.

Sarina estaba atonita.

– Eso no puede ser. Tu eres la elegida. Los leones saben. Ellos siempre saben. Isabella… -empezo, su mirada se desvio de vuelta a las sabanas manchadas.

Isabella se cubrio la cara, avergonzada de llorar en presencia de un sirviente, pero nada detendria el flujo de lagrimas. Se consolo con el conocimiento de que la finca DeMarco era difirente, los sirvientes mayores eran tratados como familia.

Sarina fue hacia ella inmediatamente, tragandose cualquier sermon y rodeando a la joven con los brazos, con expresion compasiva. Isabella poso la cabeza en el hombro de Sarina, aferrandose a ella.

Sarina cloqueo, palmeando la espalda de Isabella en un intento de calmar la tormenta de lagrimas.

– El no puede haberlo dicho en serio. No esta pensando con propiedad.

– Deberia haberte escuchado.

– Si Nicolai cree estar protegiendote, eso no supone ninguna diferencia. ?No le habrias dicho que no si te hubiera querido como amante antes de ofrecerte matrimonio?

Isabella sacudio la cabeza.

– No -tenia que ser honesta consigo misma y con Sarina. Se habria convertido en su amante si esos hubieran sido los terminos de su acuerdo, pero nunca se habria permitido a si misma sentirse tan atraida por el. Al menos eso esperaba. Una esposa podria tarde o temprano encontrar una forma de disponer de una amante-. Habria hecho cualquier cosa que el me hubiera pedido por salvar a Lucca. Todavia lo hare, pero ahora es diferente, Sarina -sacudio la cabeza de nuevo y abandono el consuelo de los brazos del ama de llaves para sentarse en el borde de la cama y examinar el recordatorio de su pecado-. Todo ha cambiado.

– Porque le amas -declaro Sarina.

Isabella asintio tristemente.

– Y el rebajara lo que tenemos juntos. No tengo mas eleccion que aceptar lo que decreta, pero me llevara algun tiempo empezar a perdonarle. Y no se que hare cuando envie a buscar una esposa.

Su froto ausentemente las sienes latentes.-?Por que no escoge simplemente a alguien de este valle?

– Ningun DeMarco elige esposa de dentro del valle -Sarina sonaba ligeramente sorprendida-. Eso no se hace. ?Y que famiglia se arriesgaria a semejante cosa?

– Por supuesto que no, no cuando creen que el novio podria comerse a la novia -era un pequeno intento de humor, pero salio amargo- Mejor traer a una chica de unas tierras donde no conozcan semejante historia, que no pueda escapar y sea vendida por su famiglia por beneficio -cuadro los hombros-. Al menos yo escogi mi propio destino, Sarina. Vine aqui voluntariamente, y el me dijo que esperar.

Miro tristemente alrededor de la habitacion con su pletora de guardianes alados y cruces.

– Se suponia que estaria a salvo aqui. Crei que de algun modo ella me protegeria si estaba en esta habitacion.

– Estoy segura de que la Madonna esta observandote, Isabella -la tranquilizo Sarina.

– Debe ser -estuvo de acuerdo Isabella-. ya que todavia estoy viva a pesar de la maldicion. Pero estaba pensando en Sophia. Esta era su habitacion. Siento su presencia a veces. Debe ser terrible para ella ver lo que sus palabras han operado. Desearia poder ayudarla de algun modo. Creo que debe haber sufrido enormemente.

– Eres una mujer inusual -dijo Sarina sinceramente- Si Don DeMarco es tan tonto como para permitir que te le escapes entre los dedos, es que no te merece.

Una pequena sonrisa sin humor toco la boca de Isabella.

– No creo que tenga en mente dejarme ir a ninguna parte, simplemente no casarse conmigo. Vivire como su amante mientras el escoge otra esposa.

– La maldicion esta sobre Nicolai como herededo DeMarco, no sobre su esposa. Tu eres la que los leones han aceptado. No importa cuantas esposas escoja, ni con cuanta frecuencia declare no amarte, no puede enganar al destino -dijo Sarina sabiamente.

De repente Isabella se inclino y rodeo el cuello de Sarina con los brazos, enterrando la cara en el hombro del ama de llaves. Sarina no pudo resistir la suplica silenciosa y la abrazo firmemente.

– Creo que tienes razon -dijo Isabella-. Siento que tienes razon. Nicolai no puede enganar a la maldicion con trucos. -suspiro suavemente- Pero aqui no hablamos de el. El cree protegerme. En realidad, me lo pondra mas dificil. -Isabella se permitio a si misma unos minutos de consuelo antes de erguirse decididamente-. Apreciaria tu ayuda, Sarina. Mi pelo esta hecho un lio. ?Te importaria ayudarme de nuevo?

Sarina estuvo muy ocupada, eligiendo otro vestido para Isabella, cepillandole cuidadosamente el pelo ante el fuego para secarlo antes de vestirla una vez mas. Isabella alzo la barbilla y se dio la vuelta para dejar que Sarina la viera.

– ?Que te parece?

– Creo que lo conseguiras -dijo Sarina suavemente.

CAPITULO 13

Isabella paso lo que quedaba de manana leyendo en la biblioteca. Sabia que deberia haber estado aprendiendo la distribucion del palazzo, familiarizandose con la finca; pero necesitaba pasar un tiempo a solas, lejos de ojos curiosos.

Betto asomo la cabeza en el interior de la habitacion y la saludo.

– Don DeMarco dice que debe acudir a el inmediatamente.

Coloco su libro cuidadosamente a un lado y se alzo con gracia para seguir a Betto a traves de los largos salones y subiendo las amplias escaleras. Se movia sin prisa, obligandole a esperar por ella varias veces. Fue Betto quien se vio obligado a llamar a la puerta del santuario interno del don, cuando Isabella se nego a hacerlo.

Nicolai la llamo.

Ella se quedo de pie justo dentro del umbral, con la barbilla alzada.

– Creo que me ha convocado. -dijo con su voz mas arrogante. Mantuvo los ojos fijos en el halcon erguido en su percha en una de las habitaciones adyacentes. No se atrevia a mirar a Nicolai, no queria sentir esa curiosa sensacion en la region del corazon, el roce de alas de mariposa en sus entranas.

– Sientate, Isabella. Tenemos mucho que discutir.

Inclino la barbilla hacia el.

– Preferiria quedarme de pie, Don DeMarco, ya que estoy segura de que tenemos

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