– No estoy en condiciones de discutirlo.

– No soy solo tu colega, Catherine. Pense que era tu amigo. -Dio un paso hacia ella. Era un hombre que se imponia fisicamente, y el mero hecho de acercarse le hizo sentir una repentina claustrofobia-. Puedo ver que estas asustada. Cierras tu oficina con llave. Se ve que no has dormido en dias. No puedo quedarme a mirar y no hacer nada.

Catherine arranco la placa de Nina Peyton y la deslizo en un sobre.

– No tiene nada que ver contigo.

– Si tiene que ver si te afecta a ti.

Su postura defensiva se convirtio instantaneamente en enojo.

– Vamos a aclarar un par de cosas aqui, Peter. Si, trabajamos juntos y te respeto como cirujano. Me gusta tenerte como companero. Pero no compartimos nuestras vidas. Y por cierto no compartimos nuestros secretos.

– ?Por que no? -dijo en voz baja-. ?Que es lo que tienes miedo de contarme?

Ella lo miro fijo, crispada por la gentileza de su voz. En ese momento, lo que mas queria era sacarse ese peso de encima, decirle lo que le habia sucedido en Savannah con todos sus vergonzosos detalles.

Pero conocia las consecuencias de semejante confesion. Entendia que ser violada era llevar para siempre una mancha, ser para siempre una victima.

No podia tolerar la conmiseracion. No de parte de Peter, el unico hombre cuyo respeto significaba todo para ella.

– ?Catherine? -exclamo.

A traves de las lagrimas pudo distinguir su brazo extendido Y como una mujer que se ahoga y que elige el mar negro en lugar del rescate, no lo tomo

En cambio se dio vuelta y salio de la habitacion.

Doce

La NN femenino se ha mudado.

Tengo en mi mano un tubo de su sangre, y me decepciona que este fria al tacto. Ha estado guardada por demasiado tiempo en el anaquel del flebotomista, y el calor corporal que este tubo poseyo alguna vez se ha irradiado a traves del vidrio y se disipo en el aire. La sangre fria es algo muerto, sin poder y sin alma, y no me conmueve. Es en la etiqueta donde me concentro, un rectangulo blanco pegado al tubo de vidrio, impresa con el nombre de la paciente, su numero de habitacion y el numero del hospital. Aunque el nombre dice «NN femenino», yo se en realidad a quien pertenece esta sangre. Ya no esta mas en la unidad de terapia intensiva quirurgica. Fue trasladada a la habitacion 538 del pabellon quirurgico.

Devuelvo el tubo al anaquel, donde descansa junto a otras dos docenas de tubos, sellados con tapas de goma azules y purpuras y rojas y verdes; cada una indica un procedimiento distinto a realizar. Las tapas purpura son para conteos de sangre; las azules, para pruebas de coagulacion; las rojas para quimica y electrolitos. En algunos tubos de tapas rojas la sangre ya se congelo en columnas de gelatina oscura. Reviso entre la pila de ordenes de laboratorio y encuentro la ficha de la NN femenino. Esta manana la doctora Cordell dejo indicados dos analisis: un conteo de sangre completo y electrolitos serosos. Reviso mas concienzudamente las ordenes de laboratorio de anoche, y encuentro una copia en carbonico de otro pedido a nombre de la doctora Cordell.

«Estatuto de gases de sangre arterial, post extubacion.

Dos litros de oxigeno por sonda nasogastrica».

Nina Peyton ha sido extubada. Respira por sus propios medios, inhalando aire sin asistencia mecanica, sin un tubo en su garganta.

Estoy sentado inmovil en mi trabajo, pensando no en Nina Peyton, sino en Catherine Cordell. Ella piensa que ha ganado esta partida. Piensa que es la salvadora de Nina Peyton. Es tiempo de ponerla en su lugar. Es tiempo de que aprenda lo que es la humildad.

Levanto el telefono y llamo a la cocina del hospital. Me contesta una mujer de tono apurado, con el sonido de bandejas entrechocandose como fondo. Falta poco para la hora de la cena, y no tiene tiempo que perder en conversaciones insustanciales.

– Hablo de Cinco Oeste -miento-. Creo que se pueden haber traspapelado las dietas de dos de nuestros pacientes. ?Me podria decir que dieta se le asigno a la habitacion 538?

Se produce una pausa y ella escribe en su teclado y llama a informacion.

– Dieta de liquidos -contesta-. ?Es correcto?

– Si, es correcto. Gracias. -Cuelgo.

En el diario de esta manana se dice que Nina Peyton permanece en estado comatoso y en condiciones criticas. No es verdad. Ella esta despierta.

Catherine Cordell le salvo la vida, como sabia que lo haria.

Una flebotomista cruza por mi lugar de trabajo y coloca su bandeja llena de tubos de sangre sobre el mostrador. Nos sonreimos, como todos los dias; dos amistosos colegas que necesariamente piensan lo mejor uno del otro. Ella es joven, con pechos firmes y altos, apretados como melones contra su uniforme blanco, y dientes blancos y parejos. Toma una nueva orden de laboratorio, la sacude y sale. Me pregunto si su sangre sera salada.

Las maquinas zumban y gorgotean en una perpetua cancion de cuna.

Voy a la computadora y abro la lista de pacientes de Cinco Oeste. Hay veinte habitaciones en ese pabellon, que esta disenado en forma de H, con la sala de enfermeria ubicada en la barra horizontal de la H. Estudio la lista de pacientes, treinta y tres en total, considerando sus edades y diagnosticos. Me detengo en el nombre numero veinte, de la habitacion 521.

El senor Herman Gwadowski, de sesenta y nueve anos de edad. Medico a cargo: doctora Catherine Cordell. Diagnostico: laparotomia de emergencia por traumatismo abdominal multiple.

La habitacion 521 esta ubicada en el corredor paralelo al de Nina Peyton. Desde la 521 la habitacion de Nina no se ve.

Hago un clic sobre el nombre del senor Gwadowski y accedo a su historia clinica. Esta en el hospital desde hace dos semanas y su historia clinica se extiende pagina tras pagina en la pantalla. Puedo visualizar sus brazos, las venas como una autopista de pinchazos de aguja y moretones. A juzgar por el nivel de azucar en la sangre, veo que es diabetico. El alto indice de globulos blancos senala alguna clase de infeccion. Noto tambien que hay cultivos adheridos a una muestra que se le tomo de una herida del pie. La diabetes ha afectado la circulacion de sus miembros, y la carne de sus piernas comenzo a necrosar. Veo tambien un cultivo adherido a una muestra hecha en el area de la linea venosa central.

Me concentro en sus electrolitos. Los niveles de potasio han subido en forma ininterrumpida: 4,5 dos semanas atras, 4,8 la semana pasada, 5,1 ayer. Es viejo y sus rinones de diabetico luchan por excretar las toxinas cotidianas que se acumulan en su flujo sanguineo. Tanto toxinas como potasio. No costara mucho colocarlo en el limite.

No conozco al senor Herman Gwadowski, no al menos personalmente. Voy al anaquel de tubos de sangre que han sido depositados sobre el mostrador y miro las etiquetas. La serie pertenece al sector Cinco Este y Oeste, y hay veinticuatro tubos en las diversas ranuras. Encuentro un tubo de tapa roja de la habitacion 521. Es la sangre del senor Gwadowski.

Levanto el tubo y lo giro lentamente para estudiarlo bajo la luz. No se ha coagulado, y el fluido interior se ve oscuro y ligeramente salobre, como si la aguja que pincho la vena del senor Gwadowski en realidad hubiera dado con un pozo estancado. Destapo el tubo y huelo su contenido. Huelo la urea de un anciano, la dulzura espesa de la infeccion. Huelo un cuerpo que ya ha comenzado a descomponerse, aun cuando el cerebro continue negandose a la idea de que el caparazon que lo rodea esta muriendo.

Es de esta manera como conozco al senor Gwadowski.

No sera una amistad muy larga.

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