– Amigos -dijo-. Creo que hemos salvado una vida.
Catherine se quito los guantes y el guardapolvos lleno de sangre, y siguio a la camilla que se llevaba al paciente desconocido de Traumatismo Dos. Los musculos de sus hombros temblaban de fatiga, pero era una buena fatiga. El cansancio de la victoria. Las enfermeras deslizaron la camilla dentro del ascensor, para llevar al paciente a la unidad quirurgica de terapia intensiva. Catherine estaba a punto de entrar en el ascensor cuando alguien la llamo por su nombre.
Se volvio y vio a un hombre y a una mujer que se acercaban. La mujer era baja y de aspecto poco amistoso, una morena con ojos color carbon y una mirada tan directa como un laser. Estaba vestida con un austero traje azul que la hacia verse casi como un militar. El hombre tendria unos cuarenta y cinco anos, y unas franjas plateadas se destacaban sobre su pelo oscuro. La madurez habia dibujado unos sobrios surcos en lo que todavia resultaba una cara sorprendentemente atractiva. Fue en sus ojos en donde Catherine detuvo la mirada. Eran de un gris suave, ilegible.
– ?Doctora Cordell? -pregunto.
– Si.
– Soy el detective Thomas Moore. Ella es la detective Rizzoli. Somos de la Unidad de Homicidios. -Levanto su placa, que bien podria haber sido de juguete. Ella apenas la miro; toda su atencion estaba centrada en Moore.
– ?Podemos hablar con usted en privado? -pregunto.
Ella se volvio hacia las enfermeras que la esperaban con el paciente en el ascensor.
– Adelantense -les indico-. El doctor Littman les dara las instrucciones por escrito.
Una vez que la puerta del ascensor se cerro, ella le dirigio la palabra al detective Moore.
– ?Es por la persona atropellada que acaba de ingresar? Porque parece que va a sobrevivir.
– No estamos aqui por un paciente.
– ?No dijeron que eran de la Unidad de Homicidios?
– Si. -Era el tono tranquilo de su voz lo que la alarmaba. Una gentil amenaza que la preparaba para malas noticias.
– Es… ?Oh, Dios! ?Se trata de alguien que conozco?
– Es acerca de Andrew Capra. Y de lo que le sucedio a usted en Savannah.
Por un momento se quedo sin habla. Sus piernas de repente estaban insensibles y debio buscar el apoyo de la pared para no caerse.
– ?Doctora Cordell? -dijo con subita alarma-. ?Esta usted bien?
– Creo… Creo que deberiamos hablar en mi oficina -susurro. Se dio vuelta abruptamente y camino fuera de la sala de emergencia. No miro atras para ver si los detectives la seguian; tan solo siguio caminando, volando hacia la seguridad de su oficina, en el edificio adyacente a la clinica. Escuchaba sus pasos justo tras ella mientras navegaba por el extenso complejo del Centro Medico Pilgrim.
«Lo que le sucedio a usted en Savannah».
No queria hablar de eso. Tenia la esperanza de no volver a hablar de Savannah con nadie, nunca mas. Pero estos eran policias, y no podia evitar sus preguntas.
Finalmente llegaron a una puerta con una placa.
Peter Falco, doctor en medicina.
Catherine Cordell, doctora en medicina.
Cirugia general y vascular.
Paso a la oficina de recepcion y la recepcionista la miro con una sonrisa automatica de bienvenida, que se congelo a medias en sus labios al ver la cara cenicienta de Catherine y al notar a los dos extranos que la seguian.
– ?Doctora Cordell? ?Hay algun problema?
– Estaremos en mi oficina, Helen. Por favor, no me pases ninguna llamada.
– Su primer paciente llega a las diez. El senor Tsang, seguimiento de esplenotomia.
– Cancelalo.
– Pero viene manejando desde Newbury. Probablemente ya esta en camino.
– Esta bien, tendra que esperar. Pero, por favor, no me pases ninguna llamada.
Ignorando la mirada de asombro de Helen, Catherine se encamino directamente a su oficina, con Moore y Rizzoli detras. Busco de inmediato su uniforme de laboratorio. No colgaba del gancho de la puerta, donde siempre lo dejaba. Se trataba de una frustracion nimia, pero agregada a la agitacion que ya sentia, era casi mas de lo que podia soportar. Paseo los ojos por el cuarto en busca del uniforme como si su vida dependiera de el. Lo ubico doblado sobre el fichero, y sintio una irracional oleada de alivio al tomarlo para luego sentarse detras de su escritorio. Alli se sentia segura, atrincherada detras de la pulida superficie de palisandro. Segura y controlada.
El cuarto era un lugar pulcramente ordenado, del mismo modo en que todo en su vida lo era. Tenia poca tolerancia para el desorden, y sus fichas se organizaban en dos pilas bien diferenciadas sobre el escritorio. Sus libros seguian un orden alfabetico por autor sobre los estantes. La computadora zumbaba tranquilamente, mientras el protector de pantalla armaba disenos geometricos en el monitor. Se deslizo dentro del uniforme de laboratorio para cubrir la pechera ensangrentada del guardapolvos. Una capa adicional de uniforme se sentia como un nuevo escudo protector, una nueva barrera contra los malignos y peligrosos avatares de la vida.
Sentada detras del escritorio, observo a Moore y a Rizzoli estudiando el cuarto, tratando sin duda de descubrir la personalidad de su ocupante. ?Seria eso automatico en los policias, esa rapida inspeccion visual, la ponderacion de la personalidad del individuo? Catherine se sentia expuesta y vulnerable.
– Me imagino que es un tema doloroso para usted -dijo Moore mientras se sentaba.
– No tiene idea de cuan doloroso. Fue hace dos anos. ?Por que surge ahora?
– Es en relacion con dos homicidios sin resolver, aqui en Boston. -Catherine fruncio el entrecejo.
– Pero yo fui atacada en Savannah.
– Si, lo sabemos. Existe una base de datos nacional llamada Programa de Captura de Criminales Violentos. Cuando hicimos la busqueda en el Programa, rastreando crimenes similares a estos homicidios, surgio el nombre de Andrew Capra.
Catherine se quedo en silencio por un momento, absorbiendo la informacion. Se armo de coraje para plantear la siguiente pregunta con logica. Se las arreglo para hacerlo con calma.
– ?De que similitudes estamos hablando?
– La manera en que las mujeres fueron inmovilizadas y controladas. El tipo de instrumento cortante utilizado. La… -Moore hizo una pausa, en un esfuerzo por armar su frase con la mayor delicadeza posible-. La eleccion de la mutilacion. -Termino la frase con cuidado.
Catherine se aferro al escritorio con ambas manos, luchando por contener un subito acceso de nausea. Su mirada volo a la pila de fichas prolijamente alineadas frente a ella. Ubico una mancha de tinta azul en la manga de su uniforme. «No importa cuanto trates de mantener el orden en tu vida, no importa cuan cuidadosa seas para prevenir los errores, las imperfecciones, siempre habra algun manchon, alguna equivocacion, acechando fuera de tu alcance. Esperando para sorprenderte».
– Cuentenme sobre esas mujeres -dijo-. Esas dos mujeres.
– No estamos autorizados para revelar mucho mas.
– ?Que pueden decirme entonces?
– No mas de lo que se publico en el Globe dominical.
Le tomo unos pocos segundos procesar lo que el acababa de decirle. Se puso tensa en su desconfianza.
– Estos asesinatos en Boston… ?son recientes?
– El ultimo fue el viernes pasado.
– Entonces esto no tiene nada que ver con Andrew Capra. No tiene nada que ver conmigo.
– Hay coincidencias sorprendentes.
– Pero son puramente casuales. Tienen que serlo. Pense que me hablaban de crimenes cometidos hace tiempo. Algo que Capra hizo anos atras. No la semana pasada. -Se reclino abruptamente sobre el respaldo de su