pelo. Parecia tan joven que Michael se pregunto si, en realidad, se afeitaba.
Adam miro de Rowan a Michael y de vuelta a Rowan, mientras restregaba los pies.
– Hola.
– ?Podemos entrar, Adam?
Adam le lanzo a Michael una mirada de suspicacia.
– Te presento a mi amigo, Michael Flynn. Trabaja para los estudios. -Cuando Adam no se movio, Rowan anadio-: Es de seguridad.
Adam fruncio el ceno.
– Sabias que fui yo, ?no?
– Me gustaria entrar -dijo ella.
Adam abrio la puerta de rejilla y los dejo entrar. Michael se quedo sorprendido al ver lo ordenado que era el chico, aunque la decoracion de la habitacion era extrana. Los destartalados muebles estilo anos cincuenta, aunque no tenian nada de atractivo, eran funcionales. En una esquina habia una estanteria repleta de libros, aunque las cuatro novelas de Rowan estaban aparte y muy bien puestas en la estanteria superior. Michael sintio una especie de irritacion con los carteles de cine de terror pegados a la pared con chinchetas, pero lo que de verdad lo sobresalto fue el muneco tan realista en un rincon de la habitacion, con la cabeza a medio cercenar y la sangre y los tendones a la vista. La sangre parecia tan real, con esa patina de humedad. Al mirarlo mas de cerca, se veia que solo era plastico.
– Oye, Rowan -Adam sonrio entusiasmado-, espera aqui. Quiero ensenarte algo. -Fue corriendo hasta la parte trasera de la casa y, por un momento, Michael se puso tenso. El chico parecia inofensivo, pero a veces las apariencias enganan. Se coloco delante de Rowan.
– Crei que me guardaria las espaldas -susurro ella.
– Sigo siendo su guardaespaldas -contesto el, con voz igualmente queda.
Adam volvio a toda prisa a la habitacion con una caja en las manos.
– Creo que he solucionado el problema que Barry tenia con la filtracion de la sangre. He puesto una valvula aqui, ?lo ves? -Abrio la caja y le enseno el contenido a Rowan, dandole la espalda a Michael, deliberadamente, excluyendolo, como un nino celoso-. Si creamos un vacio en la bolsa, cuando se abra la valvula, la sangre saldra mas lentamente. Puedo ajustar la valvula a la velocidad que quieran.
– Eres muy listo, Adam. Yo no habria podido inventar algo asi.
– ?Crees que a Barry le gustara?
– Si, creo que le gustara.
Adam era todo sonrisas mientras se balanceaba sobre la punta de los pies.
– Adam, tengo que hablar contigo a proposito de lo que paso en el estudio B esta tarde.
Adam fruncio el ceno, como un nino a punto de recibir una reprimenda.
– Yo… yo no queria asustarte, Rowan. Crei que no te asustaba nada. Pero Marcy se porto muy mal con Barry esta manana. No ha sido culpa suya que el jarron se haya roto antes de tiempo. Barry le dijo que lo sostuviera por la base, y ella no hizo caso. Nunca le hace caso. Barry estaba muy enfadado y yo pense que estaria bien darle un susto porque es muy mala, la verdad. -El labio inferior le temblo, como si hiciera un puchero.
Rowan lo tomo de la mano y lo llevo hasta el sofa. Se sento y le indico que hiciera lo mismo. Le hizo una senal a Michael con la cabeza, mirando hacia una silla en el rincon, junto al muneco descabezado. El se sento y le hizo una mueca al muneco. ?Como se podia vivir con una cosa asi mirandote todo el dia?
– Adam, te he dicho antes que no puedes hacer ese tipo de bromas en los estudios. Hay gente que no las encuentra divertidas.
– Pero ?no he hecho dano a nadie! Solo queria darle un susto a ella.
– Se que no le harias dano a nadie a proposito. Pero, a veces, las bromas se nos escapan de las manos. - Guardo silencio un momento y siguio-: Marcy es mala, y Barry no se merecia que le gritaran. Pero Marcy no se merecia que le dieran un susto. Barry me ha dicho que eres muy importante en su equipo, que trabajas bien. No quiero que pongas en peligro tu empleo, Adam.
– No me despedirian, ?no? Yo no queria -balbuceo, al borde del llanto.
Rowan le apreto la mano.
– No, te prometo que por esta vez no te despediran. Pero manana tendras que contarle a Barry lo que hiciste. Y tienes que prometernos, a el, y a mi, que no haras mas bromas pesadas a nadie en los estudios.
– No lo hare. Lo siento. No queria hacerle dano a nadie. -Parpadeo y la miro como un cachorro perdido-. ?Seguimos siendo amigos?
– Claro. Siempre seremos amigos, Adam.
– Lo siento -repitio el, asintiendo con la cabeza.
– Adam, puedo confiar en ti, ?verdad?
– Oh, si. Siempre -dijo, y se beso el pulgar como los ninos pequenos cuando juran una promesa solemne.
– Leeras alguna noticia en los periodicos, y yo te quiero contar lo que esta ocurriendo. Hay un hombre muy malo que ha matado a unas personas utilizando mis cuentos. Saca los asesinatos de mis libros, que son asesinatos falsos, y los hace realidad.
– Eso es malo -dijo Adam, con los ojos muy abiertos.
– La policia lo esta investigando y los estudios han contratado al senor Flynn para cuidar de mi.
Adam miro a Michael con gesto curioso, lo evaluo con una especie de barrido visual, y fruncio el ceno.
– Es tu guardaespaldas.
Ella asintio con la cabeza, aunque Michael la vio vacilar. Todavia no se sentia comoda con su papel.
– Quiero que tengas mucho cuidado -dijo Rowan-. No hables con nadie de mi. Si alguien se presenta diciendo que es un funcionario, pidele su identificacion. Tu sabes ver la diferencia entre algo de verdad y algo falso.
– Si, conozco la diferencia -dijo el, asintiendo energicamente.
– Bien. Avisame si ves o si oyes algo extrano, algo que parezca estar fuera de lugar. Puedes llamarme cuando quieras.
– Yo cuidare de ti. Te lo prometo.
– Se que lo haras. -Le volvio a apretar la mano y se incorporo-. Ahora tengo que irme. Recuerda lo que hemos dicho.
– Lo recordare. -Se levanto de un salto y los acompano hasta la puerta.
Desde su pequeno porche, Adam vio a Rowan y su guardaespaldas, el senor Flynn, que se alejaban hacia la entrada. Cuando ya no pudo verlos mas, entro en la casa y se preparo su sopa preferida, pollo con estrellitas. Se comio todo el plato porque estaba ahi, luego lo lavo y recogio. Rowan le habia dicho que era importante recoger porque nadie lo haria en su lugar.
Cuando acabo, se sento a leer otra novela policiaca. Y luego olvido casi todo lo que Rowan le habia dicho.
Rowan miro por la ventanilla del pasajero del coche de Michael. Estaba preocupada, frustrada e irritada. Volvian a Malibu despues de un dia largo. Entre los estudios, la conversacion con Adam y con la visita fallida a las oficinas del FBI en el centro de Los Angeles, Rowan ansiaba llegar a la casa en la playa. Aunque detestaba la decoracion vacia, anoraba la paz, el ruido de las olas rompiendo en la orilla y, lo mas importante, su intimidad.
El director del FBI en Los Angeles le habia entregado los viejos archivos de sus casos al agente especial Quincy Peterson. Seguro que en ese momento la estaria esperando en casa. Rowan le habia dicho a Roger que no mandara a nadie desde Washington, pero el confiaba en Quinn. No deberia sorprenderle que Roger escogiera a alguien que los dos conocian para ocuparse del caso.
Ella, desde luego, no queria volver a verlo. De todos los agentes que Roger podria haber asignado, ?por que Quinn?
– El FBI se lo esta tomando muy en serio -dijo Michael.
Ella dejo de mirar por la ventanilla y cerro los ojos. No tenia la menor intencion de hablar de su complicada amistad con Quinn Peterson con alguien que era practicamente un extrano.
– En Washington han comenzado a revisar los casos en que trabaje y estan actualizando la informacion sobre la situacion de los presos y sus familiares, pero le pedi a Roger que me dejara revisar mis casos. -Sacudio la