Gracias a Dios. Quiza las oraciones de Peter habian surtido efecto, y el Dios que ella veia como cruel y perverso tenia algo de bondadoso.
Dani vino corriendo hacia ella y se enredo entre sus piernas. Tenia tres anos, y sus coletas oscuras y rizadas botaban en el aire, arriba y abajo.
Tiro de una de las coletas, como solia hacer, pero esta se desprendio y se le quedo en la mano. Ella miro el pelo que sostenia y luego lo dejo caer, como si le quemara. Miro a su hermana, reparo en la mancha oscura en su pijama azul, y en la patina vidriosa de sus bellos ojos. Dani se desplomo en sus brazos, y la sangre fluyo entre los dedos de Rowan. Entonces grito.
Era de nuevo Michael. Michael estaba muerto y ahora le hablaba.
Era Doreen Rodriguez, desde el sofa. O, mas bien, su cabeza. El resto de su cuerpo estaba diseminado por la sala. Una mano amputada quiso agarrar a Rowan y ella corrio hasta el otro extremo de la sala con Dani en los brazos.
Mama estaba en la cocina. La vio salir, cubierta de sangre.
Apreto a Dani contra su pecho, pero cuando volvio a mirar, ya no era Dani.
Era Tess.
?Por que, por que, por que? Cerro los ojos con fuerza.
Ahora caia y abrio los ojos. Estaba en su cama. En su propia cama, en la galeria de su cabana. No estaba sola. John estaba a su lado, y le tocaba los pechos, el vientre. Sus manos eran calidas y ella dio un suspiro de alegria. Era su lugar en el mundo. Se acurruco contra el, llena de una paz y una anoranza que nunca habia sentido, un deseo profundo de estar cerca de alguien.
John.
John, que hacia el amor con ella. Lento, calido, afectuoso. Era algo bello, no se parecia a nada que hubiera vivido antes. El formaba parte de ella. Eran inseparables. Se necesitaban el uno al otro. Ella lo necesitaba. Lo necesitaba como nunca habia necesitado a nadie.
Se giro para mirarlo a la cara, con movimientos lentos y torpes, como si estuviera bajo el agua, un agua espesa como la sangre.
Estiro la mano para tocarlo. Cuando la retiro, estaba caliente y pegajosa. Humeda. Se llevo los dedos a la cara. Sangre. La sangre de John.
Se incorporo y se quedo mirando la cama. John estaba ahi tendido, descuartizado. La cabeza le colgaba de las vertebras, le faltaba un brazo y el pecho era una carniceria de entranas y musculos. El la miraba, y sus ojos verde oscuro y vidriosos eran acusadores.
De pronto, el corazon abierto le latio en el pecho y lanzo un chorro de sangre que la empapo. John se sento y los intestinos se derramaron y empezaron a reptar hacia ella. El la apunto con el brazo extendido.
Los intestinos treparon por sus piernas y ella grito. Y no paro de gritar.
Capitulo 16
John miraba por la ventana del salon mientras pensaba en Michael cuando la oyo gritar. No era un grito cualquiera. Era un grito prenado de terror y dolor. Desenfundo la pistola, subio la escalera de tres en tres e irrumpio en la habitacion.
Rowan se retorcia en la cama, y sollozaba. John comprobo rapidamente que no habia nadie mas en la habitacion. Cuando llego a su lado, le dio una cachetada en la cara para sacarla de su pesadilla. Pero cuando abrio los ojos, vio que todavia estaba atrapada en el terror que habia imaginado. Rowan lo miraba con los ojos muy abiertos. Temblaba tanto que le castaneteaban los dientes.
– ?Estas muerto! ?Estas muerto! -exclamo, y descargo los punos contra el pecho de John. El la abrazo cuando vio que se derrumbaba.
Sus sollozos de angustia le partieron el corazon. Jamas habia oido tanta agonia en una voz. Pero ella no permitio que el la abrazara mucho rato. Se compuso mas rapidamente de lo que el esperaba y se aparto de el.
– Tengo que ducharme.
– ?Que ha pasado?
– Una pesadilla. -Rowan se deslizo fuera de su abrazo y desaparecio en el cuarto de bano. El oyo que corria el cerrojo.
Al cabo de quince minutos, bajo. Estaba recien duchada pero todavia estaba palida y parecia agotada.
– Tienes que comer algo -dijo el, y la condujo hasta la cocina. Consiguio que comiera la mitad de un bocadillo y tomara un vaso de leche.
Acababan de sentarse con una taza de cafe recien hecho cuando Peterson llamo para informarle de que los archivos de Rowan estaban listos. A John le entraron dudas acerca de la conveniencia de aquella idea. Temia que Rowan estuviera al borde del abismo, y que aquello pudiera darle el empujon final.
Sin embargo, el tenia que encontrar al asesino de su hermano.
Cuando se desataba una batalla, debia prevalecer la justicia. Y asumir las consecuencias.
– Nadie te obliga a hacer esto -le dijo, media hora mas tarde. Estaban en el parking subterraneo casi vacio del cuartel general del FBI en Los Angeles. Los domingos no habia demasiada actividad.
Ella se miro las manos y las sostuvo apretadas sobre la falda.
– Si, tengo que hacerlo. Tu lo sabes y yo lo se. -Hablo con voz queda pero firme. Lo miro con ojos inexpresivos-. No te preocupes por mi.
Fue como si le hincaran un cuchillo en las entranas.
Ahora si le importaba.
Le cogio una mano.
– Rowan, todo saldra bien. Una palabra tuya y te llevo de vuelta a casa.
– Tengo que mirar. Ojala lo hubiera visto antes. Pero nunca… nunca pense que estuviera relacionado con mi