– En absoluto, senor Barker.

Era curioso, pero en ningun momento el le habia dicho que lo llamara Rex. Todos los hombres con que se citaba le pedian que los llamara por su nombre. Eso les hacia creer que ella estaba alli porque disfrutaba de su compania, no porque le pagaban. Pero el no era un habitual del asunto, y seguramente no solicitaba los servicios de una chica escolta muy a menudo.

En la habitacion, ella pidio un momento en el bano para refrescarse.

– Cruzando la habitacion -dijo el-. ?Quiere que le sirva una copa?

Regla numero dos: nunca beber alcohol en el trabajo.

– Perrier o agua mineral, cualquiera de las dos.

– ?Vino? ?Algo mas fuerte?

– Querido, usted es lo bastante hombre como para excitarme sin estimulantes artificiales. -Siempre habia que hacerles creer que eran ellos quienes mandaban.

El parecia inseguro, asi que ella sonrio, se le acerco y lo beso ligeramente en los labios.

– Tres minutos y estare preparada para lo que usted quiera.

El sonrio. Sadie tuvo un leve estremecimiento de miedo que le recorrio la espalda. Parpadeo, y cualquier intuicion o percepcion rara que habia tenido se desvanecio.

Paso por alto la regla numero tres: siempre confia en tus intuiciones.

Le guino un ojo, se giro y entro en el cuarto de bano con un paso de vals.

Despues de asearse, Sadie abrio el bolso para sacar el maquillaje y vio que en su telefono movil estaba encendida la luz intermitente de los mensajes. Normalmente, ignoraba los mensajes mientras trabajaba, pero en la pantalla vio el numero de Bridget. Eran tres mensajes, y todos eran de ella. Sadie deseo que no hubiera ocurrido nada grave e introdujo su contrasena para escucharlos.

– Por favor, Sadie, por lo que mas quieras, sal de ahi en cuanto puedas. No confio en ese tipo. Acabo de hablar con el juez y me ha dicho que no ha recomendado a nadie. Lamento no haberlo verificado antes, pero pense que… es todo culpa mia. Estoy muy, muy preocupada… ?Recuerdas esa advertencia de los polis de la que te hable? -pregunto, sin aliento-. Dile que tu madre ha muerto y que tienes que irte y que le devolveremos el dinero, ?vale? Por favor, llamame en cuanto puedas. Por favor.

Sadie sintio que se le desbocaba el corazon. Nunca habia oido a Bridget tan asustada. A Bridget, la mujer con mas clase, mas tranquila y mas correcta que conocia.

Miro a su alrededor. El cuarto de bano. No habia salida. Estaba a punto de perder la calma y devolvio el telefono al bolso con mano temblorosa. ?Funcionaria la mentira? No veia otra salida. No podia llegar y salir sin mas.

Pero el le habia mentido acerca de Vern. Incluso habian hablado del juez durante la cena, y Barker se expresaba como si fueran grandes amigos. Eso exaspero a Sadie. Algunos hombres, como su padrastro y ese cabron de Barker, creian que podian manipular a las mujeres para que hicieran lo que quisieran porque pensaban que las mujeres eran estupidas.

Sadie era cualquier cosa menos estupida.

Se armo de valor. Le diria al senor Barker, si asi se llamaba, que la broma habia acabado y que ella se marchaba. Abrio de un tiron la puerta del cuarto de bano, cruzo la habitacion y se dirigio al salon de la suite.

– ?Senor Barker? Lo siento, pero…

Una mano enorme le tapo la boca y ella se resistio.

– Has tardado demasiado hablando ahi dentro -le dijo al oido una voz grave y amenazante, una voz que no se parecia en nada al acento con que Barker le habia hablado durante la noche.

Sadie lucho, consciente de que era muy posible que en ello le fuera la vida. El aviso acerca de un asesino en serie que andaba buscando prostitutas le vino a la cabeza como un vago recuerdo.

Nunca penso que le ocurriria a ella.

Algunos de sus clientes se ponian un poco rudos, y ella no tenia reparos en recurrir a sus conocimientos en artes marciales para tenerlos a raya. Pero esto era diferente. Barker utilizaba la fuerza bruta, y lo hacia para anularla.

Sintio algo metalico que le rozaba la muneca, y luego un «clic» cuando las esposas se cerraron. Sus instintos le hicieron ver una realidad pavorosa. ?No! No podia dejar que la dominara.

Se resistio y lucho. Recordando su entrenamiento en defensa personal, utilizo la fuerza de el en su contra. Lanzo una patada hacia arriba y hacia atras y, cuando le dio en los testiculos, el aullo de dolor. La empujo contra el suelo. Al tropezar y caer, intento incorporarse, pero el le propino un punetazo.

– ?Puta! -exclamo, y volvio a pegarle.

Ella se retorcio y el le cogio el brazo con la esposa colgando de la muneca. Por el rabillo del ojo, Sadie vio la lampara de pie. Intento agarrarla y con los dedos rozo la base, pero no lo suficiente para cogerla.

?Recuerda tu entrenamiento!

El entrenamiento. Si. Con la mano que tenia libre, le busco los ojos y le arano el que tenia mas a su alcance. Hundio los dedos en el borde inferior y tiro de el.

El lanzo un grito y descargo el brazo libre para golpearla. La cabeza reboto a un lado y Sadie supo enseguida que le habia roto la nariz.

Le entro el panico, pero tambien la furia. Aquel tipo era igual a su padrastro. Cualquier mujer que no se pusiera de rodillas para satisfacerle en lo que el quisiera era candidata a ser utilizada como punching ball.

Ella no iba a morir a manos de un cabron enfermo que queria dominar a las mujeres. Con la mano derecha, de la cual colgaban las esposas, lo golpeo en un lado de la cabeza con el metal. Una y otra vez.

Su grito de dolor y rabia le dio mas miedo que la amenaza. Aquel tipo no estaba bien de la cabeza. Sintio sus manos en la garganta, presionandole la traquea con los pulgares.

Iba a matarla.

?No! Sadie se resistia a morir. Levanto las manos por entre la uve que dibujaban sus brazos y volvio a buscarle los ojos. Se estaba ahogando y la vision empezaba a fallarle, pero se aferro a los pequenos huesos en el lado exterior de los ojos y apreto. No sabia si la maniobra funcionaria cuando el senor Wolfe se la habia ensenado anos atras, pero sintio que los huesos crujian bajo sus dedos y no los solto. Barker lanzo un grito de dolor, le solto el cuello e intento agarrarle las manos.

Ella volvio a usar las esposas como un latigo y le hizo un corte en la cara. El aflojo justo lo necesario para que ella lanzara una patada y se retorciera para liberarse. No se preocupo por su bolso. Salio disparada hacia la puerta, la abrio de un tiron y corrio por el pasillo. No conseguia que de su garganta magullada escapara un grito.

Corrio hasta las escaleras por miedo a esperar el ascensor. Ignoraba si el tipo la perseguia, pero corrio por su vida y bajo diez plantas a toda velocidad. No paro hasta llegar al vestibulo y acabar en los brazos de un sorprendido ayudante del director que justo pasaba por ahi.

– Dios mio, senorita, ?que ha ocurrido?

Con voz ronca y la sangre de la nariz rota obstruyendole la garganta, balbuceo:

– El hombre… El hombre que me ha invitado ha tratado de matarme. -Dio el numero de la habitacion y el ayudante del director la condujo a un sofa en su despacho mientras llamaba a seguridad para que fueran a la habitacion.

Quince minutos mas tarde, fue el mismo quien le conto que el hombre habia desaparecido.

Capitulo 21

Rowan no vio a John despues del funeral. No entendia por que se sentia tan extranamente vacia. Al final, John tenia familia y amigos de todas partes del pais que habian venido a dar el ultimo adios a su hermano. Y Tess necesitaba consuelo y fuerzas, dos cosas que John poseia en abundancia.

Pero a las tres de la madrugada, hora en que se desperto con otra pesadilla, deseo que el estuviera alli para

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