Angmark se sento.

— ?Como supo que era yo? Admito que siento curiosidad… Vamos, vamos — reprendio, al advertir el aire reservado de Thissell —, reconozca que lo he vencido. No haga las cosas mas dificiles para usted.

Thissell se encogio de hombros.

— Trabaje segun un principio basico. Un hombre puede enmascarar su rostro, pero no su personalidad.

— ?Vaya! Muy interesante — exclamo Angmark —. Continue.

— Les pedi un esclavo a usted y a los otros dos extranjeros, y los interrogue a fondo. Les pregunte que mascaras habian usado sus duenos durante el mes anterior. Prepare una tabla y anote sus respuestas. Rolver uso el Pajaro del Lago aproximadamente el ochenta por ciento del tiempo, dividiendo el veinte por ciento restante entre la Abstraccion Sofista y el Embrollo Negro. Welibus mostraba cierta preferencia por los heroes del Ciclo de Kan— Dachan: uso el Chalekun, el Principe Intrepido y el Marvan seis dias de cada ocho. Los otros dias llevaba el Viento del Sur y el Alegre Companero. Kershaul, mas conservador, habia optado por el Buho de las Cavernas y el Vagabundo Estelar, usando muy de tarde en tarde otras dos o tres mascaras.

«Como le he explicado, obtuve esa informacion por la fuente que juzgue mas segura, es decir los esclavos. El siguiente paso fue vigilarles a los tres. A diario anote las mascaras que usaban. Rolver se puso seis veces el Pajaro de Lago, y el Embrollo Negro, dos. Kershaul salio con el Buho de las Cavernas cinco veces, y una con el Vagabundo Estelar, el Quincunx y el Ideal de Perfeccion. Welibus utilizo dos veces el Monte de Esmeralda, tres el Triple Fenix, una el Principe Intrepido y dos el Dios Tiburon.

Angmark asintio, pensativo.

— Ahora comprendo mi error — dijo —. Elegi las mascaras entre las de Welibus, pero de acuerdo con mis propios gustos. Y estos delataron mi identidad, aunque solo para usted. — Se puso de pie y fue hasta la ventana —. Aqui llegan Kershaul y Rolver; pronto se dirigiran a sus ocupaciones… Aunque no creo que intervinieran, de todos modos. Ambos se han convertido en buenos sireneses.

Thissell esperaba en silencio. Pasaron diez minutos. Luego, Angmark tomo un cuchillo de un estante, y miro a su victima.

— De pie — ordeno.

Thissell obedecio, despacio. Angmark se le acerco de lado y le quito la Mariposa Lunar. Thissell intento en vano retenerla, pero ya era tarde, tenia el rostro descubierto, desnudo.

Angmark se aparto, se quito su propia mascara y se coloco la Mariposa Lunar. Luego llamo con el hymerkin. Acudieron dos esclavos que quedaron paralizados ante la vista de Thissell.

Angmark tamborileo rapidamente y canto:

— Lleven a este hombre al muelle.

— Angmark — imploro Thissell —. ?No tengo mascara!

Los esclavos le sacaron fuera, pese a sus desesperados esfuerzos, y Angmark le echo una soga al cuello.

— Ahora — dijo —, usted es Haxo Angmark y yo, Edwer Thissell. Welibus esta muerto, y tambien usted morira pronto. No tendre la menor dificultad en reemplazarle en su trabajo; tocare los instrumentos como los Hombres de la Noche, y cantare como un cuervo. Usare la Mariposa Lunar hasta que se pudra y despues me procurare otra. Se sabra en Polipolis que Haxo Angmark ha muerto y todo quedara en paz.

Thissell casi no lo escuchaba.

— No puede hacerme esto — gemia —. Mi mascara, mi rostro…

Una mujer robusta, con una mascara de flores rosadas y celestes, caminaba por el muelle. Vio a Thissell, emitio un agudo chillido y cayo de bruces sobre el pavimento.

— Vamos — dijo alegremente Angmark, tirando de la soga.

Angmark tocaba el zachinko y cantaba:

— He aqui al famoso criminal Haxo Angmark. Su nombre es aborrecido en todos los mundos exteriores. Ahora ha sido capturado y se le conduce a la muerte, expuesto a la verguenza publica. ?Miren a Haxo Angmark!

Entraron en la explanada. Un chico grito de miedo y un hombre de asco. Thissell trastabillo. A traves de sus lagrimas solo podia ver formas y colores borrosos. La poderosa voz de Angmark cantaba:

— ?Contemplen todos al criminal extranjero Haxo Angmark! ?Vengan a ver su ejecucion!

Thissell exclamo con voz debil:

— No soy Angmark; soy Edwer Thissell; el es Angmark.

Nadie lo escuchaba; todos proferian exclamaciones de consternacion, disgusto o repugnancia ante la vista de su rostro. Suplico a Angmark:

— Deme mi mascara, al menos un trapo de esclavo…

Angmark cantaba jubiloso:

— Ha vivido en el oprobio y ahora, desenmascarado, morira tambien en el oprobio.

Un Duende del Bosque se detuvo ante Angmark.

— Mariposa Lunar, volvemos a encontrarnos.

Angmark canto:

— Apartate amigo Duende; debo ejecutar a este criminal, que ha vivido en la verguenza y ha de morir en ella.

Se habia reunido una muchedumbre en torno a ellos. Las mascaras miraban a Thissell con morbosa curiosidad.

El Duende del Bosque arrebato la soga de manos de Angmark y la arrojo al suelo. La muchedumbre rugio. Voces aisladas dijeron:

— Que no haya duelo, que no haya duelo, ?ejecuten al monstruo!

Alguien cubrio la cabeza de Thissell con una tela. Y cuando el esperaba la herida del cuchillo, le cortaron en cambio las ligaduras. No perdio un instante; se acomodo la tela, ocultando bien el rostro y mirando a traves de los pliegues.

Cuatro hombres sostenian a Haxo Angmark. El Duende del Bosque, frente a el, tocaba un skaranyi.

— Hace una semana trato de arrancarme la mascara. ?Ahora ha conseguido su perversa finalidad!

— Pero es un criminal — exclamo Angmark —. Un infame y notorio criminal.

— ?Cuales son sus crimenes? — canto el Duende del Bosque.

— Ha asesinado y traicionado; ha hundido barcos; ha torturado, chantajeado, robado y vendido ninos como esclavos; ha…

El Duende del Bosque lo interrumpio.

— Las diferencias de opinion religiosa no tienen importancia. Pero todos somos testigos del crimen que usted acaba de cometer.

El caballerizo se adelanto y canto airado:

— ?Esta insolente Mariposa Lunar intento privarme de mi mejor cabalgadura hace nueve dias!

Otro hombre se abrio paso. Llevaba una mascara de Experto Universal, y canto:

— Soy un maestro creador de mascaras. Reconozco al extranjero Mariposa Lunar. Hace pocos dias entro en mi tienda y puso en duda mi capacidad. ?Merece la muerte!

— ?Muera el monstruo extranjero! — grito la muchedumbre.

Una ola de hombres avanzo. Hojas de acero subieron y bajaron y se cumplio la exigencia.

Thissell miraba, inmovil. El Duende del Bosque se le aproximo y, tocando el stimic, canto con severidad:

— Nos inspira usted piedad, pero tambien furor. Un hombre de verdad jamas habria sufrido esa indignidad.

Thissell respiro profundamente. Tomo su zachinko y respondio:

— Amigo mio, me calumnia usted. ?Acaso no reconoce el verdadero valor? ?Que preferiria, morir en el combate o caminar por la explanada sin su mascara?

El Duende del Bosque canto:

— Solo hay una respuesta posible. Elegiria morir en el combate. No podria soportar tal ignominia.

Thissell canto a su vez:

— Pues yo afronte esa misma opcion. Podia luchar con mis manos atadas, y morir. O tambien sufrir el oprobio

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