Thissell hizo otra anotacion: «Conseguir mascara. ?Museo? ?Asociacion teatral?»
Concluyo la lectura, se apresuro a completar sus preparativos y al dia siguiente embarco en el Robert Astroguard para la primera etapa del viaje a Sirene.
El transbordador se poso sobre el espaciopuerto sirenes, un disco topacio aislado entre las sierras negras, verdes y purpureas. Edwer Thissell descendio y fue recibido por Esteban Rolver, el agente local de Spaceways, quien de inmediato alzo las manos y retrocedio un paso.
— Su mascara — exclamo con voz ronca —. ?Donde esta su mascara?
Thissell la alzo, con cierta preocupacion.
— No estaba seguro… — comenzo.
— ?Pongasela! — dijo Rolver, mientras se apartaba.
El llevaba una de madera lacada de color azul, con escamas verde oscuro, unas plumas negras que brotaban de las mejillas y un pompon cuadriculado, blanco y negro, debajo del menton. El efecto general era el de una personalidad flexible y sardonica.
Thissell ajusto su mascara, indeciso entre hacer una broma acerca de la situacion o mantener la reserva apropiada a la dignidad de su cargo.
— ?Ya esta enmascarado? — pregunto Rolver.
Thissell respondio afirmativamente y Rolver se volvio hacia el. La mascara ocultaba su expresion, pero su mano se deslizo de modo inconsciente hacia un instrumento con teclas que llevaba atado al muslo, del que broto un trino de asombro y de cortes consternacion.
— No puede usar esa mascara — canto —. ?Donde la consiguio?
— Es una copia de otra que se encuentra en el museo de Polipolis — declaro Thissell secamente —. Estoy seguro que es autentica.
Rolver asintio. Su mascara parecia mas sardonica que nunca.
— Ya lo creo que si. Es una variante del tipo conocido como Conquistador del Dragon Marino, y la usan en ocasiones ceremoniales personas de inmenso prestigio: principes, heroes, maestros artesanos y grandes musicos.
— Lo ignoraba…
Rolver hizo un languido gesto de comprension.
— Aprendera esas cosas a su tiempo. Observe mi mascara. Hoy utilizo una de Pajaro del Lago. Las personas de escaso prestigio, como usted, como yo, o como cualquier otro forastero, usan este tipo de mascara.
— Es curioso — dijo Thissell, mientras comenzaba a caminar hacia un edificio bajo de cemento —. Yo creia que cada persona usaba la mascara que le agradaba.
— Puede llevar la mascara que le agrade, si se atiene usted a las consecuencias. Por ejemplo, la mia indica que yo no presumo de nada, que no destaco por mi sabiduria, ferocidad, versatilidad, genio musical, truculencia, ni por ninguna otra docena de virtudes sirenesas.
— Por pura curiosidad, ?que ocurriria si yo anduviera con esta mascara por las calles de Zundar?
Rolver se echo a reir, aunque su risa sonaba amortiguada.
— Si anduviese usted por los muelles de Zundar, ya que no hay calles, con esa o con cualquier otra, lo matarian antes de una hora. Eso fue lo que le ocurrio a Benko, su predecesor. No sabia como actuar. Ninguno de nosotros, los forasteros, sabe como actuar en este lugar. En Fan somos tolerados siempre que nos mantengamos en nuestro lugar. Pero con esa mascara ni siquiera podria pasearse por Fan. Alguien que llevara la Serpiente de Fuego o un Duende del Trueno, me refiero a las mascaras, desde luego, le cortaria el paso. Tocaria luego el
— No tenia idea que los sireneses fueran tan irascibles — repuso Thissell en voz baja.
Rolver se encogio de hombros y abrio la maciza puerta de acero de su despacho.
— Tambien pueden cometerse acciones dudosas, sin provocar criticas, en la junta de Polipolis.
— Si, es verdad — reconocio Thissell, mientras examinaba el despacho —. ?Por que tanta seguridad: cemento, acero…?
— Proteccion contra los salvajes. De noche bajan de las montanas, roban lo que encuentran y matan a cualquiera que vean al descubierto. — Se acerco a un armario y saco de el una mascara —. Use esta Mariposa Lunar. No le metera en lios.
Thissell la miro sin entusiasmo. Estaba hecha de piel grisacea; tenia un mechon de pelo a cada lado de la boca y dos antenas como plumas en la frente. Unos volantes de encaje blanco sobre las sienes y una serie de pliegues rojizos debajo de los ojos le daban un efecto a la vez comico y lugubre.
Thissell pregunto:
— ?Esta mascara supone algun grado de prestigio?
— Pues…, no mucho.
— Despues de todo, soy el representante consular de los Planetas Centrales y de cien mil millones de personas…
— Si los Planetas Centrales desean que su representante use una mascara de Conquistador del Dragon Marino, deberian enviar a un hombre adecuado como Conquistador del Dragon Marino.
— Comprendo — dijo Thissell, sumiso —. Bien, si es indispensable…
Rolver desvio la mirada mientras Thissell se quitaba la mascara de Conquistador del Dragon Marino y se ponia la menos llamativa de Mariposa Lunar.
— Supongo que podre encontrar algo mas apropiado en alguna tienda. Si he comprendido bien, basta entrar y elegir lo que uno necesita, ?no?
Rolver contemplo de modo critico a Thissell.
— Esa mascara, al menos por el momento, es perfectamente apropiada. Y es de suma importancia no tomar nada en la tienda cuando no se conoce el valor de su
Thissell movio la cabeza, exasperado.
— No me explicaron nada de eso. Estaba enterado de lo de las mascaras, desde luego, y de la concienzuda integridad de los artesanos, pero esa insistencia en el prestigio y el
— No tiene importancia. Dentro de uno o dos anos empezara a saber comportarse. ?Habla el idioma?
— Si, por supuesto.
— ?Y que instrumentos toca?
— Bueno… Me indicaron que cualquier instrumento pequeno era suficiente, o que podia limitarme a cantar.
— Nada de eso. Solo los esclavos cantan sin acompanamiento. Le sugiero que aprenda a ejecutar lo antes posible los siguientes instrumentos: el
— ?No exagera usted? — insinuo Thissell —. ?O esta bromeando?
Rolver dejo escapar su risa melancolica.
— De ninguna manera. De todos modos, lo primero que necesita es una casa flotante. Y luego, esclavos.
Rolver condujo a Thissell desde el campo de aterrizaje hasta los muelles de Fan. Un agradable paseo de hora y media por un sendero bordeado de enormes arboles cargados de fruta, vainas de cereal y capsulas de savia azucarada.