fin, se ha disuelto en un espacio abierto y pavimentado que discurre entre edificios de apartamentos de altura modesta y carteles e hileras de casas adosadas y, a una distancia de varias manzanas, rascacielos de cristal de aspecto fragil. Podria ser un lugar cualquiera de New Jersey; tan solo lo desdice la silueta, justo enfrente, del Empire State Building, que vuelve a ser el edificio mas alto de la ciudad de Nueva York. La furgoneta de color bronce se aleja hacia la derecha, al sur. Los ninos estan absortos con las vistas metropolitanas, sus cabezas giran de un lado a otro, y no se preocupan de despedirse de Ahmad. Despues del sacrificio que ha realizado por ellos, su actitud le parece un desaire.

A su lado, el senor Levy dice:

– ?Colega! -intenta imitar, estupidamente, el habla de un estudiante de instituto-. Estoy empapado. Me habias convencido. -Intuye que no ha dado con el tono adecuado y anade, mas suavemente-: Bien hecho, amigo. Bienvenido a la Gran Manzana.

Ahmad ha aminorado la marcha y despues se ha detenido, casi en mitad del amplio espacio. Los coches y camiones de detras, que se apresuraban por salir a la libertad, se ven obligados a maniobrar bruscamente; hacen sonar el claxon, las ventanillas laterales se bajan y escupen gestos insultantes. Ahmad divisa el Mercedes azul Prusia, que acelera, y se sonrie al pensar que, pese a todos sus airados intentos de adelantamiento, ese ladron de inversiones, presuntuoso e indigno, que tenia por conductor seguia detras de el.

Jack Levy se da cuenta de que ahora el esta al mando.

– ?Y bien? La pregunta es: ?que hacemos? Devolvamos este camion a Jersey. Se alegraran de verlo. Y de verte a ti, me temo. Pero no has cometido ningun crimen, eso sera lo primero que dejare bien claro, salvo transportar una carga de material peligroso fuera del estado con una licencia de la clase C. Seguramente te la quitaran, pero no esta tan mal. De todas formas, no estabas destinado a repartir muebles.

Ahmad reanuda la marcha, entorpeciendo menos el trafico y a la espera de instrucciones.

– Todo recto, y en cuanto puedas, a la izquierda -le dice Jack-. No quiero volver a pasar por ningun tunel contigo y con esta cosa, gracias. Tomaremos el puente George Washington. ?No crees que podriamos activar otra vez el interruptor de seguridad?

Ahmad alarga la mano, ahora temerosa de alterar el mecanismo cuidadosamente manipulado. La palanquita amarilla dice «zas»; el formidable cargamento queda en silencio. El senor Levy, aliviado por seguir con vida, sigue hablando:

– Gira a la izquierda despues de ese semaforo, debe de ser la Decima Avenida, creo. Estoy intentando recordar si por la autovia del West Side pueden circular camiones. Quiza tengamos que ir hasta Riverside Drive, o mejor subir hasta Broadway y continuar todo recto hasta llegar al puente.

Ahmad se deja guiar, dobla a la izquierda. El camino es recto.

– Estas conduciendo como un profesional -le dice el senor Levy-, ?Estas bien? -Ahmad asiente. -Se que te encuentras en estado de shock. Yo tambien. Pero no creo que encontremos donde aparcar este cacharro. En cuanto lleguemos al puente, practicamente estaremos en casa. Confluye en la Ruta 80. Iremos directos al cuartel general de policia, detras del ayuntamiento. No dejaremos que esos cabrones nos intimiden. Que devuelvas este camion de una pieza los hara quedar bien, solo con que tengan unas pocas luces lo van a entender. Podria haber sido una catastrofe. Si alguien te amenaza, recuerdales que te metio en esto un agente de la CIA que andaba en un doble juego de dudosa legalidad. Tu eres una victima, Ahmad, una cabeza de turco. No creo que el Departamento de Seguridad Nacional quiera que los detalles se filtren a la prensa, o que se aireen ante un tribunal.

El senor Levy permanece callado durante una manzana o dos, espera que Ahmad diga algo, pero luego apunta:

– Se que te parecera prematuro, pero lo que he mencionado antes de que serias un buen abogado no iba en broma. Bajo presion sabes mantenerte frio. Hablas bien. En los proximos anos, los arabes americanos van a necesitar muchos abogados. Oh, oh. Me parece que estamos en la Octava Avenida, pensaba que ibamos por la Decima. Pero no la dejemos, por aqui llegamos a Broadway a la altura de Columbus Circle. Creo que aun lo llaman asi, aunque el pobre espagueti ha dejado de ser politicamente correcto. A tu izquierda tienes la Port Authority Bus Terminal; seguramente habras estado aqui alguna vez. Luego cruzaremos la Calle Cuarenta y Dos. Aun me acuerdo de cuando era una zona caliente, pero me temo que la corporacion Disney ha hecho limpieza.

Ahmad quiere fijarse, entre la marea de taxis amarillos y semaforos y peatones apinados en cada esquina, en este nuevo mundo que lo rodea, pero el senor Levy no deja de tener ocurrencias. Dice:

– Sera interesante averiguar si esa maldita cosa estaba realmente conectada o, si los de nuestro bando tenian a algun otro infiltrado, no lo estaba. Era mi as en la manga, pero estoy contento de no tener que haberlo sacado. Gracias a Dios te has acojonado. -Esto suena mal incluso a sus propios oidos-. Bueno, que te has apaciguado, mejor dicho. Que has visto la luz.

A su alrededor, subiendo por la Octava Avenida hacia Broadway, la gran ciudad es un hormiguero de gente, algunos visten con elegancia, muchos otros con desalino, unos pocos son bellos, pero no la mayoria, y todos quedan reducidos al tamano de insectos por las imponentes estructuras que los rodean; pero aun asi corren, se apresuran, bajo el sol lechoso de esta manana se abstraen pensando en algun proyecto o idea o esperanza que custodian para si mismos, algun motivo para vivir otro dia, cada uno de ellos empalado vivo en la aguja de la conciencia, clavado en la tabla del ascenso individual, de la propia conservacion. Eso y solo eso. «Estos demonios», piensa Ahmad, «se han llevado a mi Dios.»

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* Asshole, en ingles, es una denominacion vulgar para el ano, y por extension se usa comunmente como insulto; el equivalente espanol es «gilipo-llas» o «capullo». (N. del T.)

* En espanol en el original. (N. del T.)

* En espanol en el original. (N. del T.)

* El dia del Trabajo se celebra, en Estados Unidos y Canada, el primer lunes de septiembre. Coincide con el fin de las vacaciones escolares. (N. del T.)

* «Garden State» es la denominacion popular para el estado de New Jersey. (N. del T.)

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