– ?Chinamarques? -arriesgo el bromista de la clase.

Carcajada general.

– Samaritano -se acordo Tomas.

– Ah, si sabia samaritano, era un buen muchacho -insistio el bromista, entusiasmado por el exito de sus ocurrencias-. Un buen samaritano.

Nuevas carcajadas.

– Vale ya, basta -dijo el profesor, que comenzaba a hartarse de las bromas. Tomas sabia que todas las clases tenian su payaso, y este, por lo visto, era el payaso visible de aquel grupo-. Bien, Young se llevo para las vacaciones de verano, en 1814, una copia de las tres inscripciones de la piedra de Rosetta. Se puso a estudiarlas a fondo y hubo algo que le llamo la atencion. Se trataba de un conjunto de jeroglificos rodeados de una cartela, una especie de anillo. Supuso que la funcion de la cartela era subrayar algo de gran importancia. Claro que, por el texto en griego, sabia que en ese segmento se hablaba del faraon Ptolomeo, por lo que ato cabos y concluyo que la cartela senalaba el nombre de Ptolomeo como una forma de enaltecer al faraon. Fue en ese momento cuando dio un paso revolucionario. En vez de partir del principio de que aquella era una escritura exclusivamente ideografica, admitio la hipotesis de que la palabra estaba transcrita foneticamente y se puso a hacer conjeturas sobre el sonido de cada jeroglifico dentro de la cartela. -El profesor se acerco a la pizarra y dibujo un cuadrado -. Partiendo del principio de que alli estaba senalado el nombre de Ptolomeo, supuso que este simbolo, el primero de la cartela, correspondia al primer sonido del nombre del faraon: «p» -dijo y dibujo al lado la mitad de un circulo con la base vuelta hacia abajo -. Despues admitio que este simbolo, el segundo de la cartela, era una «t». -Dibujo a continuacion un leon echado de perfil -. Este leoncito, penso, representaba una «l». -Nuevo simbolo esbozado en la pizarra blanca, esta vez dos lineas horizontales paralelas unidas a la izquierda -. En este caso, creyo haber descifrado una «m». -Ahora dos cuchillos paralelos en posicion vertical -. Estos cuchillos serian una «i». - Finalmente, un gancho tambien vertical-. Y este simbolo equivalente a «os».

Tomas hizo una pausa, giro la cabeza y miro a la clase.

– ?Lo veis? -Senalo los dibujos bosquejados en la pizarra y los deletreo, acompanandolos con el indice-. «P, t, 1, m, i, os.» Ptlmios. Ptolomeo.

Volvio a encarar a los alumnos y sonrio al descubrir la expresion fascinada de aquellos rostros frescos. Se alejo de la pizarra y se acerco a la primera fila.

– Y en eso acabo, queridos mios, el papel de la piedra de Rosetta. -Espero a que la idea se asentase-. Fue un primer paso muy importante, es verdad, pero aun faltaba hacer muchas cosas. Tras completar la primera lectura de un jeroglifico, Thomas Young se dedico a buscar confirmaciones. Descubrio otra cartela en el templo de Karnak, en Tebas, y dedujo que se trataba del nombre de una reina ptolemaica, Berenika. Tambien en este caso acerto en el desciframiento de los sonidos. El problema fue que Young considero que estas transcripciones foneticas solo se aplicaban a nombres extranjeros, como era el caso de la dinastia ptolemaica, descendiente de un general de Alejandro Magno y, en consecuencia, extranjera, y no llevo esta linea de pensamiento hasta las ultimas consecuencias. Como resultado, el codigo no llego a revelarse del todo, solo se habia esbozado.

– No entiendo -interrumpio la gordita con gafas-. ?Por que razon no fue mas lejos? ?Que lo llevo a concluir que solo los nombres extranjeros estaban redactados foneticamente?

El profesor vacilo, considerando un momento como podria explicar mejor la idea.

– Mirad, es como el chino -dijo finalmente-, ?Alguien sabe chino?

La clase se rio por la pregunta.

– Muy bien, ya he visto que nadie entiende chino, vaya uno a saber por que. No importa. El chino, como todo el mundo sabe, tiene una escritura ideografica en la que cada simbolo representa una idea, no un sonido. El problema de este tipo de escritura es que se impone inventar simbolos cada vez que aparece una palabra nueva. Mientras que a nosotros, frente a palabras nuevas, nos basta con reordenar los simbolos ya existentes para reproducir esas palabras, los chinos se enfrentan a la necesidad de tener que inventar siempre nuevos simbolos, lo que, en ultima instancia, significa que acabaran con miles y miles de simbolos, tornandose imposible memorizarlos todos. Ante este problema, ?que hicieron ellos?

– Tomaron pastillas para la memoria… -sugirio el bromista.

– Fonetizaron su escritura -replico el profesor, sin hacer caso de la chanza-. O, mejor dicho, los viejos simbolos ideograficos se mantuvieron, pero, ante palabras nuevas, y para no tener que estar siempre inventando nuevos simbolos, utilizaron foneticamente los simbolos ya existentes. Por ejemplo, la palabra Mozambique. En chino cantones, el numero tres se dice «zam» y se escribe con tres tracitos horizontales. -Tomas fue a la pizarra y marco tres trazos cortos por debajo de los jeroglificos ya esbozados-. Cuando tuvieron que escribir la palabra Mozambique, fueron en pos del simbolo del tres, «zam», y lo colocaron como segunda silaba de la palabra Mozambique. ?Habeis entendido? -Miro a su alrededor y comprobo que la idea estaba asimilada-. Pues justamente eso fue lo que, segun Young, habia ocurrido con los egipcios. Al igual que los chinos, ellos tenian una escritura de tipo ideografico, pero, frente a palabras nuevas, como Ptolomeo, en vez de inventar nuevos simbolos, optaron por usar foneticamente los ya existentes. En cuanto a las otras palabras, Young creia que se trataba realmente de semagramas, por lo que no intento siquiera deducir sus sonidos.

– ?Y no hubo nadie que lo hiciese? -pregunto la gordita con gafas.

– Si, claro -asintio el profesor-. Aparecio en ese momento el frances Jean-Francois Champollion. Se trataba de un talentoso linguista, tambien el conocia una serie de lenguas…

– ?Era buen samaritano?

El bromista atacaba de nuevo.

– No, pero se dedico a estudiar varios idiomas, entre ellos el sanscrito, el avestico, el copto y el pahlevi o persa medio, ademas de los habituales, con el unico objetivo de prepararse para examinar un dia los jeroglificos.

Tomas volvio a mirar a la rubia sentada en el fondo de la sala v se interrogo sobre que estaria haciendo alli. ?Seria una alumna? ?Seria realmente extranjera? Y, de ser una alumna extranjera, ?entenderia lo que el estaba diciendo? La verdad es que la rubia parecia atenta y el profesor se propuso dar una clase que ella no olvidara. Ha de salir de aqui capaz de leer jeroglificos, decidio Tomas.

– En fin, Champollion aplico el abordaje de Young a otras cartelas, especialmente de Ptolomeo y Cleopatra, siempre con buenos resultados. Descifro tambien una referencia a Alejandro. El problema es que todos estos eran nombres de origen extranjero, lo que sirvio para cimentar la conviccion de que la lectura fonetica solo se aplicaba a palabras no pertenecientes al lexico tradicional egipcio. Pero todo cambio en septiembre de 1822. -Tomas hizo una pausa para subrayar la revelacion dramatica que se disponia a hacer-: Fue en ese momento cuando Champollion tuvo acceso a relieves del templo de Abu Simbel con cartelas anteriores al periodo de dominacion grecorromano, lo que significaba que ninguno de los nombres que alli habia podian ser de origen extranjero. - Observando a los alumnos, se dio cuenta de que debia aclarar mas las implicaciones de esa situacion-. El desafio para Champollion era ahora muy sencillo. Si era capaz de descifrar algunos de estos jeroglificos anteriores a la influencia extranjera, probaria que la antigua escritura egipcia no se basaba en semagramas, como siempre se habia pensado, sino mas bien en simbolos foneticos. Y, de ser asi, se desvelaria el secreto encerrado tras aquella escritura misteriosa y se revelaria la cifra de ese codigo.

»El problema, sin embargo, se mantenia inalterado: aun siendo simbolos foneticos, lo que estaba pendiente de probarse en lo que respecta a las palabras mas antiguas, ?como podria leer los jeroglificos si desconocia los sonidos correspondientes a estos sonidos? -Dejo la pregunta flotando en el aire, con el fin de subrayar la inmensidad de la tarea que tenia por delante el linguista frances-. Nuestro amigo era, no obstante, un hombre ingenioso y se puso a analizar con cuidado el texto que se encontraba en los relieves. Despues de examinar todos los jeroglificos, decidio concentrarse sobre todo en una cartela en particular. -Tomas se acerco a la pizarra y dibujo cuatro jeroglificos dentro de una cartela -. Los dos primeros jeroglificos dentro de esta cartela eran desconocidos, pero los dos ultimos podian encontrarse en otras dos cartelas con las que ya se habia enfrentado

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