momento adecuado de desentranar la historia entera.

– Vengan -dijo Vladimir haciendoles senas para que lo siguieran.

– ?Quien es? -susurro Olivia.

– Pues la verdad es que no lo se -contesto Harry.

– Nunca mas volveran a verme -solto Vladimir casi displicente.

Pese a que Harry empezaba a sentir simpatia y respeto hacia el, esperaba fervientemente que fuera verdad. Asi de simple. Cuando salieran de aqui, informaria al Departamento de Guerra, se casaria con Olivia, se irian a vivir a Hampshire y tendrian un monton de hijos poliglotas, y se sentaria cada dia frente a su escritorio sin otra cosa mas emocionante que hacer que actualizar su libro de cuentas.

Le gustaba aburrirse. Ansiaba aburrirse.

Aunque, lamentablemente, el aburrimiento no seria la tonica del resto de la velada…

Capitulo 24

Para cuando llegaron a la planta baja Olivia habia recuperado la sensacion en los pies y no tuvo que apoyarse tanto en Harry.

Pero no le solto la mano.

Seguia muy asustada, el corazon le latia con fuerza, le palpitaba la sangre en las venas y no entendia por que el hablaba en ruso ni esgrimia un revolver, ni estaba segura de si debia confiar en el y, peor aun, no sabia si podia confiar en si misma, porque temia haberse enamorado de un espejismo, de un hombre que ni siquiera existia.

Pero, aun asi, no le solto la mano. En aquel terrible instante era lo unico autentico que habia en su vida.

– Por aqui -dijo Vladimir con sequedad, abriendo camino. Se dirigian al despacho del embajador, donde esperaban los padres de Olivia. Todavia les quedaba un buen trecho o eso supuso ella a juzgar por el silencio reinante en los pasillos. Cuando oyese el murmullo de voces de la fiesta, sabria que estaba cerca.

Pero no caminaban deprisa. En cada esquina, y en lo alto y al pie de cada escalera, Vladimir se detenia, llevandose un dedo a los labios mientras se pegaba contra la pared y asomaba con cuidado la cabeza por la esquina. Y cada vez Harry hacia lo mismo, tirando de ella, protegiendola con su cuerpo.

Olivia comprendia la necesidad de ser cautos, pero tenia la sensacion de que en su interior iba a estallar algo y lo unico que queria era soltarse y echar a correr, y notar el silbido del aire acariciandole la cara mientras volaba por los pasillos.

Queria irse a casa.

Queria estar con su madre.

Queria quitarse ese vestido y quemarlo, lavarse, beber algo dulce, acido o mentolado; lo que sea que eliminara mas deprisa el sabor a miedo de su boca.

Queria acurrucarse en la cama y cubrirse la cabeza con la almohada; no queria pensar en nada de esto. Por una vez en la vida queria ser indiferente a todo. Tal vez manana le interesarian todos los detalles, pero de momento lo unico que queria era cerrar los ojos.

Y agarrar la mano de Harry.

– Olivia.

Ella levanto la vista hacia el y solo entonces se dio cuenta de que realmente habia cerrado los ojos, casi perdiendo el equilibrio.

– ?Te encuentras bien? -le susurro.

Olivia asintio. No se encontraba bien del todo, pero penso que a lo mejor si lo bastante. Lo bastante para aguantar esa noche, para hacer lo que sea que tuviera que hacer.

– ?Podras hacerlo? -pregunto Harry.

– Debo hacerlo. -Porque a decir verdad, ?que otras opciones tenia?

El le apreto la mano.

Ella trago saliva y bajo la mirada hacia sus manos, la union de piel contra piel. La mano fuerte de Harry era calida, casi desprendia calor, y Olivia se pregunto si en su palma el sentia los dedos de ella como carambanos pequenos y afilados.

– Falta poco -le aseguro Harry.

«?Por que has hablado en ruso?»

Las palabras revolotearon en los labios de Olivia, casi las pronuncio, pero las controlo y retuvo en su interior. Este no era el momento de hacer preguntas. Tenia que concentrarse en lo que estaba haciendo, en lo que el hacia por ella. La residencia del embajador era enorme y ella estaba inconsciente cuando la habian llevado al cuartito de arriba. No habria sabido regresar sola a la sala de baile, ?a que no? Al menos no sin perderse por el camino.

Debia confiar en que el la llevaria a un lugar seguro. No tenia alternativa.

Debia confiar en el.

Tenia que hacerlo.

Entonces miro a Harry, lo miro de verdad por primera vez desde que Vladimir y el la habian rescatado. La extrana y tenue niebla que habia banado su ser empezaba a disiparse, y comprendio que por fin tenia la mente despejada; o mejor dicho bastante despejada, penso con un brusco y gracioso movimiento de labios.

Suficientemente despejada para saber que confiaba en el.

No porque tuviera que hacerlo, sino simplemente porque si. Porque lo amaba. Y quiza no supiese por que Harry no le habia dicho que hablaba ruso, pero le conocia. Al mirarlo a la cara volvio a verlo leyendole La senorita Butterworth, reganandola por interrumpirle. Lo vio sentado en el salon de su casa insistiendo en que necesitaba que la protegiera del principe.

Lo vio sonriendo.

Lo vio riendose.

Y vio su mirada sincera al decirle que la amaba.

– Confio en ti -susurro Olivia. El no lo oyo, pero no importaba. Las palabras no iban dirigidas a el, sino a si misma.

Harry habia olvidado lo mucho que llegaba a detestar esto. Habia luchado en bastantes batallas para saber que algunos hombres se crecian en el peligro, y en batallas mas que suficientes para saber que el no era uno de ellos.

Era capaz de mantener la concentracion, de actuar con calma y sensatez, pero despues, envuelto en un velo de seguridad, empezaba a temblar. Respiraba cada vez mas agitadamente y en mas de una ocasion se habia quedado sin aliento.

No le gustaba el miedo.

Y en la vida habia estado tan asustado.

Los hombres que habian secuestrado a Olivia eran despiadados, o eso le habia dicho Vladimir mientras la buscaban. Llevaban anos trabajando para el embajador y habian sido generosamente recompensados por sus maldades. Eran leales y violentos; una terrible combinacion. El unico consuelo era que si creian que el principe Alexei la tenia en mucha estima, muy probablemente no le harian dano. Pero ahora que habia escapado, ?quien sabe que pensarian de ella? Quiza la considerasen un bien defectuoso, completamente prescindible.

– Ya falta poco -dijo Vladimir en ruso cuando llegaron al pie de las escaleras. No tenian mas que recorrer la larga galeria y acceder a la zona publica de la casa. Una vez alli estarian a salvo. La fiesta estaba aun en su apogeo y nadie se atreveria a agredirles ante la mirada de varios centenares de los mas insignes ciudadanos de Inglaterra.

– Falta poco -le susurro Harry a Olivia. Tenia las manos heladas, pero parecia haber recuperado casi toda su energia.

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