un par de grandes al mes y a V y a Butch solo les gustaba la llamada que les llegaba desde el anaquel superior de las bebidas. Ademas estaban las regulares compras de Z.

El club estaba caluroso y oscuro por dentro, una especie de humeda cueva tropical con musica tecno en el aire. La gente atestaba la pista de baile, chupando piruletas, tragando agua, sudando mientras se movian con los lasers de color pastel ritmicamente.

Todo alrededor, cuerpos contra las paredes, emparejados o por triplicado, retorciendose, tocandose.

Z se dirigio al salon Vip y la multitud cedia a su paso ante el, separandose como un pano de terciopelo rasgado. A pesar del alto consumo de X y coca, los sobrecalentados cuerpos todavia tenian suficiente instinto de supervivencia al ver su apariencia mortal que esperaba a pasar.

En la parte trasera, un gorila con un interfono le permitio entrar en la mejor zona del club. Aqui, en la relativa tranquilidad, veinte mesas con asientos de taburete estaban espaciadas, con solo el marmol negro iluminado desde el techo. El lugar de la Hermanad estaba cerca de la salida de incendios y no se sorprendio de ver a Vishous y a Butch alli con vasos cortos enfrente de ellos. El vaso de Martini de Phury estaba totalmente solo.

Los dos camaradas no parecieron alegrarse de verlo. No… parecian resignados por su llegada, como si hubieran esperado quitarse una carga y el acabara de lanzarles a ambos un motor en bloque.

– ?Donde esta el? -pregunto Z, cabeceando hacia el martini de su gemelo.

– Haciendo humo rojo en la parte de atras -dijo Butch -. Se quedo sin O-Z?s [3].

Z se sento a la izquierda y se echo hacia atras, retirandose de la brillante luz que caia sobre la mesa. Cuando echo un vistazo a su alrededor, reconocio los rostros insignificantes de los desconocidos. La seccion Vip tenia unos duros clientes habituales, pero ninguno de los grandes derrochadores interactuaba mucho mas alla del cerrado grupo. De hecho, el club entero estaba impregnado por sensaciones de “no me preguntes, no me hables”, lo cual era un de los motivos por el que los Hermanos iban alli. Incluso aunque el ZeroSum era propiedad de un vampiro, tenian que procurar pasar desapercibidos por lo que eran.

A lo largo del siglo, la Hermandad de la Daga Negra se habia vuelto reservada sobre sus identidades dentro de la raza. Habia rumores, desde luego, y los civiles sabian algunos de sus nombres, pero todo era guardado en QT [4]. Todo habia comenzado cuando la raza se habia fragmentado tragicamente hacia un siglo aproximadamente, la confianza se habia convertido en un asunto dentro de la especie. Pero ahora, tambien, habia otra razon. Los lessers torturaban a los civiles buscando informacion sobre la Hermanad, por lo que era imperativo continuar escondidos.

Como resultado, los pocos vampiros que trabajaban en el club no estaban seguros de que los grandes hombres de cuero que tomaban bebidas y dejaban caer billetes fuesen miembros de la Daga Negra. Y afortunadamente, si no fuera asi la clientela social, la forma de mirar de los Hermanos evitaba preguntas.

Zsadist se movio en su lugar, impaciente. Odiaba el club; realmente lo hacia. Odiaba tantos cuerpos tan cerca de el. Odiaba el ruido. Los olores.

En parlanchin grupo, tres mujeres humanas se acercaron a la mesa de los Hermanos. Las tres trabajaban esa noche, sin embargo lo que servian no cabia en un vaso. Eran las putas tipicas de clase alta: extensiones en el pelo, pechos falsos, rostros moldeados por cirujanos esteticos, ropa cara. Habia unas cuantas desplazandose de jolgorio por el club, particularmente en la seccion Vip. El Reverendo, quien poseia y controlaba el ZeroSum, creia en la diversificacion del producto como una estrategia de negocio, ofreciendo sus cuerpos asi como el alcohol y las drogas. El vampiro tambien prestaba dinero y tenia un equipo de corredores de apuestas y Dios sabia que mas servicios daba en su oficina de atras sobre todo de su clientela humana.

Mientras las tres prostitutas reian y hablaban, se ofrecieron para negociar. Pero ninguna de ellas era lo que Z buscaba, y V y Butch no las escogerian tampoco. Dos minutos mas tarde, las mujeres se aproximaron a la siguiente mesa.

Z estaba malditamente hambriento, pero era innegociable cuando se trataba de la alimentacion.

– Hey, papis -dijo otra mujer- ?Alguno busca algo de compania?

El la miro. Esta mujer humana tenia un rostro duro que hacia juego con su duro cuerpo. La ropa de cuero negro. Los ojos vidriosos. El pelo corto.

Joder perfecto.

Z puso su mano en el fondo de luz sobre la mesa, levanto dos dedos, luego golpeo con los nudillos dos veces sobre el marmol. Cuando Butch y V comenzaron a removerse en el asiento, su tension lo molesto.

La mujer rio.

– Bien, bien.

Zsadist se echo hacia delante y se elevo en toda su estatura, su cara quedo iluminada por el proyector. La expresion de la puta se quedo solidamente congelada cuando dio un paso hacia atras.

En ese momento Phury salio de la puerta de la izquierda, su espectacular melena reflejaba las luces cambiantes. Directamente detras de el habia un vampiro macho de culo duro con un mohawk: el Reverendo.

Cuando los dos pasaron junto a la mesa, el dueno del club se rio fuerte. Sus ojos del color de las amatistas no omitieron la vacilacion de la prostituta.

– Buenas noches, caballeros. ?Vas a algun sitio, Lisa?

El alarde de Lisa regreso con venganza.

– A cualquier parte donde el quiera, jefe.

– Respuesta correcta.

Suficiente con el yakkies [5], penso Z.

– Afuera. Ahora.

Empujo la puerta contra incendios y la siguio al callejon posterior al club. El viento de diciembre soplaba por la chaqueta amplia que se habia puesto para cubrirse los brazos, pero no se preocupaba por el frio y menos por Lisa. Incluso aunque las rafagas heladas jugaban con su pelo y ella estaba casi desnuda, lo afronto sin temblar, levantando la barbilla.

Ahora que se habia comprometido, estaba lista para el. Una verdadera profesional.

– Lo hacemos aqui-dijo el, dando un paso hacia las sombras. Tomo dos billetes de cien dolares de su bolsillo y se los dio. Sus dedos los doblaron antes de que el dinero en efectivo desapareciera en su falda de cuero.

– ?Como lo quieres? -pregunto, acercandose furtivamente a el, tratando de llegar a sus hombros.

La hizo girar y la coloco con la cara contra la pared de ladrillo.

– Yo toco. Tu no.

Su cuerpo se tenso y el miedo causo picazon en su nariz, sulfuroso. Pero su voz fue dura.

– Mira, gilipollas. Vuelvo con contusiones y el te perseguira como un animal.

– No te preocupes. Vas a salir de esto perfectamente bien.

Pero todavia la asustaba. Y el estaba dichosamente entumecido por la emocion.

Por lo general el miedo de la mujer era la unica cosa que lo podia animar, la unica manera en que se ponia duro lo que tenia dentro de sus pantalones. Ultimamente, sin embargo el gatillo no funcionaba, lo cual le iba bien. Aborrecia la respuesta de aquella cosa detras de su cremallera y puesto que la mayoria de las mujeres se acojonaban por el, eso conseguia excitarlo muchisimo mas de lo que queria. Nada habria sido mejor. Mierda, era probablemente el unico hombre sobre el planeta que queria ser impotente.

– Inclina la cabeza hacia un lado -dijo el-. La oreja contra tu hombro.

Despacio ella obedecio, exponiendo el cuello. Esto era por lo que la habia escogido. El pelo corto significaba que no tendria que tocar nada para despejar el camino. Odiaba tener la necesidad de poner sus manos sobre ellas en todas partes.

Cuando miro fijamente su garganta, su sed aumento y sus colmillos se alargaron. Dios, estaba tan seco como para agotarla.

– ?Que vas a hacer? -interrumpio ella-. ?Morderme?

– Si.

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