Pero de una cosa estaba segura.

Felix y Nellie no podian haberla traicionado poniendo en peligro su vida y sacrificandola a aquel insensato y fallido intento de apresar vivo a uno de sus secuestradores.

Hubiera querido que Felix y Nellie recabaran la ayuda de la policia, claro, pero hubiera deseado que lo hicieran de una forma discreta e invisible para proteger su vida mientras no la encontraran.

Pero la policia habia fracasado. Y todo el mundo lo sabia. Penso en los tres supervivientes que habia en las otras habitaciones de la casa. ?Que estarian haciendo? ?Se habrian enterado? Mantenia una vez mas la incredula mirada pegada a la pantalla de television.

Mientras se esforzaba por escuchar los apenas audibles comentarios, en un intento de aferrarse a algo que pudiera resucitar su esperanza librandola de la sensacion de sentencia inminente que estaba experimentando, escucho un segundo sonido que poco a poco sustituyo al de la television y la distrajo.

Se esforzo por averiguar el origen del segundo sonido y lo descubrio intuitivamente. Alguien se estaba acercando a su puerta.

Las pisadas se iban acercando y resultaban tan siniestras y aterradoras como la primera noche en que las habia oido antes de ser violada. Extendio la mano hacia el boton del aparato. Lo giro rapidamente a la izquierda y se borro la imagen de la pantalla.

Estaban abriendo la puerta y corriendo el pestillo. Indiferencia, indiferencia, como si no supiera nada de lo ocurrido.

Fue a sentarse rapidamente en la silla del tocador, busco un cosmetico cualquiera, encontro la barra de carmin y se la acerco temblorosa a los labios Se abrio la puerta y ella se volvio sonriendo con fingida sorpresa.

Shively estaba cruzando la estancia, y en aquellos momentos su asombro fue sincero y se mezclo con un temor que se esforzo por disimular, ya que, por primera vez, Shively no se habia molestado en cerrar la puerta.

– Vaya, me estaba preguntando cuando volverias -le dijo levantandose de la silla para saludarle, el se le estaba acercando sonriendo misteriosamente, con una mano metida en el bolsillo derecho del pantalon.

– Estas muy guapa, encanto -le dijo-. casi me habia olvidado de lo guapa que eras.

Ella espero pensando que iba a estrecharla entre sus brazos pero le vio detenerse a cosa de un metro y medio de distancia.

– ?Es que ni siquiera vas a besarme? -le pregunto.

– Te tengo preparada otra cosa -contesto el sin dejar de sonreir.

– ?De veras? -le pregunto ella aparentando coqueteria-. ?Podre adivinarlo?

– No se. Tal vez si. -La miro de arriba abajo-. Bueno, ya ha llegado el gran dia. Voy a echarte de menos.

Ella se esforzo por averiguar si hablaba con sinceridad.

– Gracias. Y yo a ti tambien. -Vacilo-. Ya conoces la frase partir es morir un poco.

– Si -dijo el mirandole la blusa con los ojos contraidos-. Lastima que todo haya terminado. -Hizo un gesto con la mano libre-. Estos pechos, no creo que vuelva a ver jamas otros iguales.

– En estos momentos son para ti si los quieres.

– Quitate la blusa, nena.

– Pues, claro.

Presa de la confusion, Sharon se desabrocho la blusa y se la quito. Arrojandola al suelo, hizo ademan de desabrocharse el sujetador.

– ?Como es posible que lleves eso?

– Me estaba vistiendo para mi regreso a casa, el la contemplo en silencio mientras se quitaba el sujetador y lo dejaba caer al suelo.

Despues la vio erguirse y echar los hombros hacia atras, permitiendole posar los ojos en sus blancos pechos y en los generosos pezones pardo rojizos.

Sharon observo que se le movian los finos labios y le pregunto inmediatamente:

– ?Quieres que me lo quite todo? ?Quieres que nos hagamos el amor?

La estaba mirando con ojos brillantes y su sonrisa se habia trocado en una mueca.

– Me gustaria mucho, nena, pero ya no disponemos de tiempo. -Fijo la mirada en sus pechos desnudos-. Solo queria echarles un ultimo vistazo antes de irnos.

– ?Acaso habeis cobrado ya el rescate? -le pregunto ella desconcertada-. ?Vamos a irnos ahora?.

– No vamos a irnos. Voy a irme yo. Tu te quedas. -Su sonrisa habia desaparecido-. Sabes que no hemos cobrado el rescate. Sabes que no tenemos nada. Sabes que mi companero ha muerto. Sabes que tu gente nos ha traicionado, ha intentado enganarnos y no ha cumplido la parte del trato que le correspondia.

– No lo creo -dijo ella jadeando y acercandose las manos al pecho-. ?Como podria saberlo?

– Lo “sabes” pequena perra. -Shively se desplazo de lado y apoyo la palma de la mano sobre el televisor-. Aun esta caliente. Sabes todo lo que ha ocurrido. Y tambien sabes por que estoy aqui.

– Yo no -empezo a decir ella retrocediendo.

– El trato era el dinero o tu vida -le dijo Shively lentamente-. No hay dinero, pues, muy bien, no hay vida.

– ?Que estas diciendo? -empezo a decirle ella tartamudeando aterrorizada.

– Estoy diciendo que ojo por ojo. Justicia estoy diciendo. Por culpa tuya ha muerto Brunner. El viejo ha muerto.

Por culpa de los hijos de puta ricachones que trabajan para ti, Yost -si, asi se llamaba-, Yost ha muerto. Por consiguiente, solo queda una persona que puede delatarnos y senalarnos con el dedo.

– No, te juro que no, yo no lo hare, te lo prometo, te lo juro. -dijo ella retrocediendo hacia la pared.

– No te esfuerces, -le dijo el despiadadamente-. Sabes que nos odias. Sabes que darias cualquier cosa con tal de echarnos el guante. Pero no te lo vamos a permitir, ?comprendes?

Petrificada y sin poder hablar observo como extraia la mano del bolsillo. La mano que empunaba un arma.

Levantando el arma en direccion a ella y acercando el indice al gatillo le dijo:

– Cierra los ojos. Ni siquiera te daras cuenta.

Ella, se comprimio contra la pared y se fue hundiendo lentamente hacia el suelo gimiendo y sin poder apartar la mirada del canon metalico que la iba siguiendo, de aquel mortifero hocico que apuntaba contra su corazon.

Hubiera querido suplicarle, intentar explicarle, explicarle que no queria morir, que todavia no, ahora no, por favor.

En aquellos instantes la distrajo otro movimiento y sus ojos se desplazaron instintivamente hacia el mismo.

Detras de su verdugo junto a la puerta, se encontraba el Sonador, Sharon ahogo un grito en la garganta en el momento en que la segunda e inesperada imagen se adelantaba con el brazo extendido blandiendo un largo cuchillo de cocina, como alguien que hubiera enloquecido.

Alertado por el movimiento de sus ojos, e inmediatamente consciente de que a su espalda estaba ocurriendo algo inesperado, Shively fue a volverse rapidamente dispuesto a utilizar el arma para defenderse.

En aquellos momentos, la hoja de acero descendio hundiendose entre sus paletillas y desgarrandole la carne empujada hasta el fondo por la mano del Sonador. El arma de Shively se disparo contra el techo astillando una viga de madera. Sharon yacia tendida contra la pared, contemplando boquiabierta y sin dar credito a sus ojos la escena que se estaba desarrollando ante su mirada como en camara lenta.

Shively lanzo un grito estridente, abrio mucho los ojos, contrajo el rostro y abrio y cerro la boca al tiempo que la pistola se le escapaba de los dedos y caia ruidosamente al suelo.

Se adelanto tambaleandose y grunendo y procurando arrancarse freneticamente el cuchillo que le sobresalia de la espalda.

Despues se desplomo lentamente de rodillas con los brazos colgantes y, al final, cayo de bruces.

Aterrada y fascinada, Sharon miro a Shively y despues al Sonador, que permanecia de pie con la mano que habia empunado el cuchillo todavia en alto, y con una expresion como de incredulidad y repugnancia, incredulidad en relacion con lo que habia hecho y repugnancia a causa del espectaculo que tenia ante sus ojos.

Como un automata empezo a retroceder y a experimentar involuntarios espasmos de vomito. Intento vomitar pero no lo consiguio y entonces se cubrio la boca y despues los ojos con las manos al ver que la sangre brotaba como un surtidor de la herida de la espalda de Shively.

Apretandose contra la pared y cubriendose parcialmente los ojos, Sharon observo que la mano derecha de Shively serpeaba sobre el suelo.

Entonces se aparto las manos de los ojos y le miro estupefacta.

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