mas grandes cerebros del mundo.

Y eso es lo que le habia hecho enfurecer tanto esta noche.

La injusticia de haber sido tratado como si no valiera lo suficiente, como si no huera un igual, como si no lo mereciera.

Habia conocido a la tal Kitty Bishop hacia cosa de un mes.

Era la primera vez que la veia.

Gilbert Bishop, su marido, era uno de los clientes habituales de Nave.

Bishop solia traer personalmente su viejo Cadillac, mientras que el Mercedes de su esposa solia traerlo un criado.

Era un viejo bastardo muy rico, sesenta anos tal vez, y Nave decia que habia ganado los millones con negocios inmobiliarios. El muy hijo de puta.

Sea como fuera, hacia cosa de un mes se habia presentado en persona por vez primera la esposa del viejo Bishop.

El viejo se encontraba ausente de la ciudad por asuntos de negocios y ella, Kitty Bishop, se dirigia con su Mercedes a la playa de Malibu, cuando el motor empezo a hacer un ruido extrano y el coche a dar sacudidas y penso que seria mejor detenerse para que Nave le echara un vistazo.

Bueno, el caso era que los conocimientos automovilisticos de Nave empezaban y terminaban en el deposito de gasolina y, por consiguiente, Nave le paso la clienta y el automovil a Shively.

Shively estaba emergiendo de debajo del puente de engrase cuando la vio descender del vehiculo para hablarle.

No podia creer que aquella fuera la senora Bishop.

Demonios, pero si debia tener treinta anos menos que el vejestorio.

Y una autentica preciosidad, una pelirroja, alli de pie, con el albornoz abierto y un bikini a lunares porque se dirigia a la playa, sonriendole mientras le explicaba lo que sucedia.

Shively la escucho sin dejar de mirarla, calibrando los pequenos pechos, la firme piel y el fabuloso trasero.

Levanto inmediatamente la cubierta del motor, tanteo el distribuidor, ajusto el carburador y le dijo que pronto habia que quitarlo.

Mientras trabajaba y hablaba, ella no hacia mas que mirarle.

Le miraba, fumaba y sonreia.

Al final se hicieron amigos y el bromeo con ella y ella bromeo con el.

Al terminar, no intento nada.

Pero cuando ella se hubo marchado, no pudo apartarla de sus pensamientos.

Una semana mas tarde, la vio regresar a la estacion de servicio con otra dificultad mecanica.

Y despues otras dos veces.

El coche no tenia gran cosa y Shively empezo a estar mas seguro de que ella venia sobre todo para verle.

Y despues aquella manana, vestida con un fino bluson azul y unos ajustados 'shorts' a juego, sonriendo y diciendole que debajo del coche se escuchaba un crujido y ella pensaba que tal vez fuera cosa del tubo de escape.

Shively agarro una herramienta, se deslizo bajo el coche y, cuando hubo terminado y salio, la vio y estuvo seguro, casi seguro, de que debia de haberle estado mirando la bragueta.

Cuando se levanto, empezaron a bromear, un poco.

Se encontraba de pie a su lado y echo un vistazo y vio que Nave no podia oirle.

Y llego a la conclusion de que ?por que no? Pero entonces ella se metio en el automovil y cerro la portezuela.

el se le acerco rapidamente y se inclino junto a su cabeza porque ella se habia inclinado hacia adelante para girar la llave de encendido.

– Debo confesarle -dijo mirandola directamente a los ojos-que me ha gustado mucho hablar con usted, senora Bishop.

Ella le miro y contesto: -A mi tambien me ha gustado, Kyle.

– me gustaria poder seguir haciendolo un poco mas. Para conocerla mejor.

Termino de trabajar a las nueve de la noche.

?Le parece bien que nos encontremos a las nueve y media en el Tambor Roto para tomar un trago?

– Bueno, ya veo que no se anda usted por las ramas con una mujer, ?verdad, Kyle?

– Cuando la mujer es como usted, no.

Estare alli a las nueve y media.

Ella puso marcha atras y empezo a retroceder.

– Ah, muy bien -dijo, o algo parecido, y se fue y el estuvo seguro de haber alcanzado el exito.

Se paso toda la tarde canturreando muy contento.

Durante las dos horas libres de la cena se fue de compras y se dirigio despues a su apartamento para dejar las bebidas alcoholicas y arreglar un poco la casa con vistas a la actividad que iba a tener lugar por la noche.

Despues, volvio a trabajar hasta las nueve, y despues se quito la mugre de las manos y los brazos con Lan- Lin.

Se habia afeitado en el lavabo de caballeros con la maquinilla electrica que siempre tenia a mano, se habia peinado el oscuro cabello rizado y se habia puesto ropa limpia.

A las diez y media aun estaba esperando a Kitty Bishop en el Tambor Roto.

Pero ella no aparecio.

Le dejo plantado, la muy bruja.

Le habia excitado y le habla prendido fuego para dejarle despues.

Habia comprendido la leccion.

Le habia querido colocar en su sitio. Le habia dicho que no era suficiente para ella.

Pues, muy bien, maldita sea, el tambien tenia que decirle un par de cosas.

Salio hecho una furia del restaurante y corrio a la estacion de servicio.

Nave estaba ocupado llenando un deposito de gasolina.

Shively entro en el despacho de Nave y busco el registro de clientes.

Copio de la tarjeta del viejo Bishop en un trozo de papel el numero telefonico de su casa de Holmby Hills.

Despues se fue y se dirigio a la cabina telefonica mas proxima.

Introdujo unas monedas y marco.

Ring… ring y alli estaba ella.

Le reconocio la voz.

Tranquilo, como si nada hubiera sucedido.

– ?Kitty? Soy Kyle. ?Que sucede? Llevo esperandote mas de una hora.

– ?Quien es?

– Kyle. Kyle Shively. Ya sabes, ya me recuerdas. Te he visto esta manana en la estacion de servicio, ?recuerdas? Hemos quedado citados para tomar un trago en el Tambor Roto.

– Ah, conque es 'eso' -dijo ella echandose a reir-. No hablara usted en serio, ?verdad?

– ?Que quieres decir con que no hablo en serio? -pregunto poniendose livido-. Te he invitado a tomar un trago esta noche y has dicho que muy bien. Has aceptado. -Es una situacion muy embarazosa.

No lo entiendo, senor Shively. No es posible que haya usted pensado que iba a reunirme con usted. De veras, ?como es posible? Ha habido un malentendido.

– ?No ha habido ningun malentendido, maldita sea!

– No se atreva a levantarme la voz. Eso es ridiculo. Voy a colgar.

Y le colgo.

Fuera de si, Shively busco mas monedas, las introdujo en la ranura y volvio a marcar el numero de la muy perra.

En cuanto ella contesto, le dijo: -Oye, Kitty, tendras que escucharme. Me gustaste desde la primera vez que te vi y comprendi que yo te gustaba, tanto si lo reconoces como si no. ?Que hay de malo entonces en que dos personas que se gustan salgan a tomar un trago? Por consiguiente, voy a darte otra oportunidad.

– ?Otra oportunidad? Es usted un cara dura. Para mi no es mas que un senor que me ha arreglado el coche y nada mas. ?Que se ha creido usted que soy?

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