proseguir.

– Espere un momento -dijo-. Acabo de fijarme en lo ultimo que ha dicho. Me parece que no lo he entendido. ?Que ha dicho usted exactamente? Quiero asegurarme de haberle oido bien.

Malone lo considero no un reproche o un reto sino mas bien una razonable peticion en el sentido de que aclarara lo dicho.

– Lo repetire con mucho gusto -dijo amablemente-.

– He dicho simplemente que, considerado el asunto desde un punto de vista completamente realista, lo mas probable es que jamas consiguieramos llegar a conocer a una famosa estrella como Sharon Fields de una forma normal.

– No es facil que ninguno de nosotros tuviera la oportunidad de llegar hasta ella, presentarse y salir con ella.

– Esta rodeada por un muro protector de amistades, gorrones y aduladores.

– Entre los que se cuentan su representante personal, Felix Zigman, su secretaria particular, Nellie Wright, su experto en relaciones publicas, Hank Lenhardt, y su peluquero, Terence Simms.

– Solo podriamos llegar a conocerla de una manera…

para darle asi la oportunidad de que nos conociera y le gustaramos.

Tendriamos que preparar una situacion en la que literalmente nos la llevaramos en volandas.

Tendriamos que planear una situacion en la que no tuviera mas remedio que conocernos en un momento en que nadie se interpusiera entre ella y nosotros.

Yost poso el vaso sobre la mesa y se inclino cautelosamente hacia adelante.

– ?Que quiere usted decir con eso de una situacion en la que no tuviera mas remedio que conocernos? ?Que significa eso exactamente?

– Ya lo sabe, cogerla.

– ?Cogerla? -pregunto Yost-. Sigo sin entenderle.

– Es muy sencillo -dijo Malone asombrado-.

Ir y cogerla y llevarnosla con nosotros. Ni mas ni menos que eso. Llamelo usted como quiera.

– Lo que, yo quiero saber es como lo llama usted, Malone -dijo Yost contrayendo los ojos.

– Bueno… -empezo Malone deteniendose para reflexionar brevemente-me parece que pretendo decir que la abordariamos y… bueno, yo no lo llamaria secuestro ni nada de eso… no me interprete mal, no ibamos a raptarla… pero…

– Secuestrarla, eso es lo que me ha parecido que queria usted decir desde un principio -dijo Yost triunfalmente mirando a Malone-.

?Raptarla? ?Raptar a Sharon Fields? ?Intentar nosotros hacer eso? ?Me ira usted a decir que esa era su gran idea? -Miro a los demas con desagrado y despues volvio a dirigirse a Malone-.

Mire, senor, francamente no se quien es usted ni de que manicomio se ha escapado. Pero si se refiere a eso… -Sacudio la cabeza, se saco la cartera del bolsillo y empezo a depositar sobre la mesa el importe que le correspondia de las consumiciones-.

En mi trabajo se tiene ocasion de conocer a muchos chiflados y suelen hacerte toda clase de propuestas extranas. Pero eso es lo mas grande que he oido jamas. Si le he entendido bien, si quiero decir lo que yo pienso, que quiere decir… en tal caso, no se ofenda, senor, pero me parece que esta usted mas loco que un cencerro.

Malone no se inmuto.

– Si, creo que me ha entendido usted bien. Supongo que quiero decir eso, solo que seria distinto. No seria un acto… un acto de rapto en el verdadero sentido de la palabra, porque nuestra intencion y su reaccion no serian las habituales.

Estarian ustedes de acuerdo en que no seria ningun delito y entranaria ninguna dificultad si supieran con la misma certeza que yo lo positivamente que ella reaccionaria.

Yost siguio sacudiendo la cabeza al tiempo que se volvia a guardar lentamente la cartera en el bolsillo.

– Debe de estar enfermo si piensa eso. Lo siento. Acabo de conocerle. No se quien es usted. Solo se lo que he oido.

Es un secuestro y el secuestro es uno de los peores delitos que puede haber.

– Pero es que no seria un delito, ?acaso no lo entiende? -protesto Malone muy convencido-.

Seria una forma romantica y honrosa de llegar hasta ella, de hacerla consciente de nuestra existencia.

Yost miro hacia el otro lado de la mesa.

– Shively, digale que esta chiflado, ?quiere? Malone hizo caso omiso de Shively y siguio hablando fervorosamente con el agente de seguros.

– Es que usted no lo entiende, senor Yost. Si la conociera como yo, lo veria todo muy claro.

Cogerla es secundario, un medio menor de llegar a un fin.

Una vez lo hubieramos hecho y hubieramos conversado con ella, se mostraria de acuerdo con nosotros. Debe creerme.

Y una vez se mostrara de acuerdo, conseguiriamos que todas las consecuencias fueran voluntarias por su parte.

Lo que viniera a continuacion, vendria porque ella lo querria.

Podria usted acostarse con ella.

Yo tambien.

Es probable que todos pudieramos hacerlo. Conociendola, se que se mostraria dispuesta a colaborar.

En estas cosas, su actitud es mucho mas libre que la de la mayoria de las mujeres.

Creamee, senor Yost, una vez lo hubieramos hecho, no se trataria de ningun delito. Se sentiria halagada y le gustaria.

– ?Y quien lo dice? -pregunto Yost indicandole a Brunner que apartara su silla.

Brunner se levanto y Yost se desplazo en su asiento y se puso en pie.

– Lo digo yo -repuso Malone llanamente-.

Se positivamente que no tropezariamos con dificultades. Puedo demostrarlo.

Yost no le hizo caso, pero Brunner le hablo utilizando el tono que un padre emplearia con su hijo.

– ?Y si se equivocara usted, senor Malone?

– No puedo equivocarme. No es posible que me equivoque.

Shively habia estado ocupado contando el cambio. Ahora se desplazo hacia la salida del reservado.

– Muchacho -le dijo-, me parece que ha bebido usted en exceso.

Se levanto anadiendo-: Ademas, aunque le creyeramos, ?que le induce a pensar que podria conseguirlo?

– No habra problema. Sera facil.

Tal como les he dicho, llevo trabajando en ello largo tiempo. Todos los detalles. Puedo mostrarselos.

– No, gracias -dijo Yost soltando una breve carcajada-. Tendra que buscarse a otros primos para jugar a los suenos.

Se dirigio al hombre de mas edad que tenia al lado-.

– ?No es cierto, Brunner?

El perito mercantil le dirigio a Malone una amistosa mirada como de disculpa.

– Me temo que nos ha estado usted tomando el pelo, Malone. ?No es eso? Reconozco que le envidio la imaginacion.

Shively se mostro menos conciliador.

Tirandose de los ajustados pantalones, miro enfurecido a Malone.

– Por unos momentos casi me habia embaucado, muchacho. Pero veo que se ha estado burlando. Y a mi no me gusta perder el tiempo de esta manera.

Malone encajo muy bien el desprecio de su idea.

Como escritor, era un veterano de los desprecios.

– Lo lamento pero hablaba completamente en serio -dijo encogiendose de hombros-.

En cualquier caso, si cambiaran ustedes de opinion, si quisieran averiguar lo que efectivamente podemos hacer, manana estare aqui en el mismo lugar y a la misma hora. De ustedes depende.

A punto de marcharse, Yost se acerco la palma de la mano al angulo de la boca como si la ultima frase que quisiera dirigirle a Malone fuera de caracter confidencial.

– Joven, a buen entendedor, pocas palabras bastan. -Guino exageradamente un ojo y dijo-: Acepte mi consejo

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