cuentas. Contesto al momento:

– Adelante.

Se abrio la puerta y aparecio Tildon impecablemente vestido.

– Lord Surbrooke solicita verlo, milord -dijo el mayordomo.

«Por fin».

– Gracias, Tildon. Hagalo pasar. -Matthew cerro los libros de cuentas y los metio de nuevo en el cajon del escritorio que cerro a continuacion. Acababa de meterse la llave en el bolsillo del chaleco cuando Daniel Sutton atraveso la puerta a paso vivo.

– Asi que es aqui donde te escondes -dijo Daniel, cruzando la estancia hacia la licorera-. Te has perdido toda la diversion.

– ?La diversion?

Su mejor amigo asintio con la cabeza.

– Jugar al whist y al backgammon en la sala.

– ?Que demonios estabas haciendo en la sala? Te estaba esperando para que me informaras de lo que averiguaste en el pueblo.

– Te busque en la sala para informarte. No te encontre alli, algo muy poco sociable por tu parte, debo decir. Una cosa condujo a la otra y acabe jugando al whist y al backgammon.

– Si detestas jugar al whist y al backgammon -dijo Matthew, uniendose a Daniel junto a la chimenea donde su amigo se habia acomodado en un sillon de brocado con un generoso brandy.

– Eso fue antes de que tu casa se llenara de mujeres hermosas.

– Por si lo has olvidado, se supone que esas hermosas mujeres estan aqui por mi -contesto Matthew con sequedad.

– Bueno, alguien tiene que entretenerlas y cuidar de tus intereses mientras tu te escondes. En especial cuando tambien invitaste a Berwick y a Logan Jennsen, sin olvidar a Thurston y a Hartley. De entre todas las personas fascinantes e interesantes que conoces, ?por que demonios los invitaste a ellos?

– Porque pareceria condenadamente extrano si solo invitara a mujeres. De hecho, habia pensado invitaros solo a Jennsen y a ti pero Berwick me envio una carta la semana pasada preguntandome si podia venir a visitarme ahora que estaba por la zona. Pense que seria de mal gusto ignorar a un conocido de tanto tiempo, asi que lo invite.

– ?Y Thurston y Hartley?

– Vinieron con Berwick.

– Pues bien, andan merodeando alrededor de tus invitadas como buitres carroneros.

– Al menos entretendran a las damas, lo cual me deja mas tiempo para hacer lo que debo. -Continuo en tono cinico-: Como ostento el titulo de mayor rango, no me preocupa demasiado no conseguir a la novia que elija. Ser la marquesa de Langston es un incentivo muy atractivo.

– Cierto. Pero es mi deber decirte que los buitres se estan lanzando en picado y que no tardaran en publicarse las amonestaciones. Ya me lo agradeceras mas tarde. Como tu mas viejo y querido amigo, estoy, como siempre, feliz de ayudarte.

– Eres, ciertamente, de bastante utilidad.

Daniel nego con la cabeza y chasqueo la lengua.

– Detecto cierto tono sarcastico en tu voz, Matthew, aceptare tus disculpas despues de que te comente lo que he averiguado mientras estaba jugando. De hecho, mis pesquisas acortaran bastante tu busqueda.

– Excelente. Es bienvenida cualquier cosa que me ahorre tiempo. Pero primero quiero saber que descubriste en el pueblo. ?Hablaste con Tom?

Daniel nego con la cabeza.

– No. Fui a la herreria pero estaba cerrada. Luego fui a la casa de Willstone donde hable con la mujer de Tom. La senora Willstone me dijo que no sabia donde estaba su marido. Aunque por su cara palida y sus ojos enrojecidos, deduzco que estuvo llorando.

– ?Cuando fue la ultima vez que lo vio?

– Ayer por la noche, poco antes de que el saliera a dar un paseo. La senora Willstone me dijo que Tom padece terribles dolores de cabeza y que pasear bajo el aire fresco de la noche lo alivia. Cuando al comenzar la tormenta vio que el aun no habia regresado, supuso que se habia refugiado de la lluvia en algun sitio. Dijo que no era la primera vez que le habia ocurrido algo asi. Sin embargo, suele estar en su casa por la manana, llueva o no, para abrir la herreria.

– Pero esta manana no -concluyo Matthew.

– Correcto. Acababa de decirme que no podia ni imaginar donde estaria cuando llego su hermano, Billy Smythe, y aproveche para ver si podia averiguar algo mas. Me dijo que era soldado y que hacia poco que se habia mudado a la casa de los Willstone para trabajar con el en la herreria.

– ?Arrojo Billy alguna luz sobre el paradero de Tom?

– Lo cierto es que ofrecio una interesante teoria. Segun Billy, Tom se habia ido a perseguir faldas. No parecia contento. No le agradaba que su hermana se preocupase ni que a el le tocara hacer todo el trabajo de la herreria.

– ?Te conto eso delante de su hermana?

– Si. Ella insistio en que Billy estaba equivocado, y el en que ella era tonta. Dijo que habia llegado de Upper Fladersham hacia dos semanas y que alli ya habia oido rumores sobre Tom. Luego me conto que despues de que Tom arrastrara su culo a casa, tras el ultimo coqueteo, lo obligo a jurar a base de golpes que esa era la ultima vez que lo hacia. -Daniel removio el brandy en la copa-. No puedo decir que lo culpe.

– Ni yo. ?Te dijeron algo mas?

Daniel nego con la cabeza.

– Les dije que querias contratar a Tom para algunas tareas de herrajes y le hice prometer a la senora Willstone que lo mandaria aqui tan pronto como pudiera. Hable con mas gente del pueblo, pero nadie ha visto a Tom desde ayer.

Matthew asintio lentamente con la mirada perdida en el brandy, luego levanto la vista hacia Daniel.

– Gracias por hacer todo esto por mi.

No habia ni rastro de compasion en los ojos de su amigo, pero Matthew sabia que era solo porque Daniel mantenia una expresion neutra. Daniel sabia por que nunca bajaba al pueblo, y era lo suficiente buen amigo para no mencionar jamas la razon.

– De nada. Basandote en lo que te he contado, ?crees que fue la presencia de Tom lo que percibiste ayer por la noche?

– Eso creo. Se que habia alguien cerca, y el fue al unico a quien vi. -Matthew sabia que debia sentirse satisfecho con lo que habia descubierto su amigo. Aparentemente, la razon de que Tom estuviera merodeando por su propiedad la noche anterior se debia mas a un deseo de aliviar un dolor de cabeza, o algun tipo de dolencia diferente.

Pero habia algo que no cuadraba. Resultaba extrano que Tom no hubiera regresado a su casa, dado que se dirigia hacia el pueblo cuando Matthew lo habia visto. Quiza se habia detenido en otro sitio. En otra casa del pueblo. Quiza tenia un caballo a mano y se habia desplazado una distancia mayor.

Sin otra respuesta, no le quedaba mas remedio que esperar a que la senora Willstone lo enviara a su casa tan pronto como regresara.

Daniel interrumpio sus pensamientos cuando dijo:

– ?Y bien?

– ?Y bien que?

– ?No quieres saber lo que descubri al alternar con tus afectuosas invitadas?

– Si, claro.

Claramente satisfecho de volver a tener la atencion de Matthew, Daniel anadio:

– Antes de comentarte nada mas, me gustaria escuchar tus impresiones sobre las hermosas damas que invitaste a tu reunion campestre, y por cierto, esto seria mucho mas entretenido si tu participases en las actividades.

Matthew se encogio de hombros.

– Son todas… aceptables.

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