A menos que fuese un traidor a la Corona.

La cabeza le daba vueltas. Resultaba de lo mas sospechoso que la senorita Matthews le dijese aquello poco despues de que el recibiese una nota inquietante, hacia unos quince dias; una nota que confirmaba sus peores temores sobre la lealtad de William a la Corona. ?Sabria ella algo de esa carta o de las actividades de William durante la guerra? ?Sabria algo acerca del frances al que el habia visto con William?

?Como se habria enterado de lo de la cicatriz? William tenia una pequena senal en la parte superior del brazo derecho, recuerdo de un percance que habia sufrido al cabalgar en su infancia. ?Era posible que ella hubiese estado con el de un modo lo bastante intimo como para conocer su cuerpo?

A la tenue luz de la luna, mientras la brisa jugueteaba con su cabellera despeinada, la joven no presentaba en absoluto el aspecto de una espia, una asesina o una seductora, pero el sabia bien que las apariencias enganan. Algunas de las mujeres mas hermosas que conocia eran maliciosas, maquinadoras y despiadadas. ?Que clase de persona habria detras de su fachada de inocencia? No sabia a que estaba jugando, pero estaba decidido a averiguarlo. Y si para ello habia que seguirle la corriente y fingir que creia en sus «visiones», lo haria.

Abrio la boca para hablar, pero antes de que pudiese pronunciar una palabra, ella dijo:

– No estoy fingiendo, excelencia. Lo que quiero es ayudaros.

Maldicion. Tendria que andarse con sumo cuidado delante de esa mujer. Aunque descartaba la posibilidad de que sus visiones fuesen reales -?y que hombre cuerdo no la descartaria?-, no cabia duda de que era asombrosamente perceptiva.

Si no extremaba las precauciones, quizas ella descubriria sus secretos, lo que podia acabar por hundir a su familia.

– Digame que sabe de mi hermano -le pidio.

– No se nada de el, excelencia. Hasta que he tocado vuestras manos, ni siquiera conocia su existencia.

– ?En serio? ?Cuanto lleva usted en Inglaterra?

– Seis meses.

– ?Y espera que crea que en todo ese tiempo nadie ha mencionado a mi hermano? -Austin solto una carcajada amarga.

Tras vacilar unos instantes, ella dijo en voz baja:

– Me temo que no soy el gran exito social de la temporada. Por lo general, la gente habla mas sobre mi que dirigiendose a mi.

– Pero sin duda su tia la mantiene al corriente de los cotilleos.

Ella esbozo una sonrisa ironica.

– Para ser sincera, excelencia, debo deciros que mi tia practicamente no habla de otra cosa que de la alta sociedad de Londres. La quiero mucho, pero despues de cinco minutos de ese tipo de charla me temo que mis oidos dejan de escuchar.

– Entiendo. Hableme mas de esa, eh, esa vision que ha tenido de William.

– He visto a un joven vestido con un uniforme militar. Estaba herido, pero vivo. Solo se que se llama William y que es muy importante para vos. -Clavo sus atribulados ojos en el-. Creeis que esta muerto, pero no lo esta. De eso estoy segura.

– Mantiene usted esa teoria descabellada, pero no me aporta pruebas.

– No… Por el momento.

– ?Y eso que significa?

– Si pasamos un tiempo juntos, quiza pueda deciros mas. Mis visiones son imprevisibles y por lo general solo consisten en breves destellos, pero normalmente las tengo cuando toco algo, en especial las manos de una persona.

Austin enarco las cejas.

– En otras palabras, si vamos por ahi de la manita, tal vez usted consiga ver algo mas.

La mirada de Elizabeth se enturbio ante el sarcastico comentario.

– Comprendo vuestro escepticismo, y es por eso por lo que no suelo revelar mis premoniciones.

– Y sin embargo, ha revelado esta.

– Si, porque la ultima vez que me quede callada lo pague muy caro. -Fruncio el entrecejo-. ?Acaso no os alegrais de saber que vuestro hermano esta vivo?

– Por lo que yo se, mi hermano esta muerto. Y no tolerare que mencione esta absurda vision a nadie mas, y menos aun a mi madre o a mi hermana. Seria terriblemente cruel darles esperanzas cuando en realidad no hay motivo para albergadas. ?Esta claro?

Ella lo miro con fijeza durante varios segundos. Su tono duro y amenazador no dejaba lugar a dudas.

– Respetare vuestra voluntad, excelencia. Como sabeis, mi tia y yo seremos vuestras invitadas durante unas semanas. Si cambiais de opinion y aceptais mi ayuda, no os costara encontrarme. Ahora estoy muy cansada y desearia retirarme. Buenas noches, excelencia.

El la siguio con la vista mientras ella subia las escaleras hacia las habitaciones de los invitados. «Desde luego que me ayudara, senorita Matthews. Si de verdad sabe algo de William, no tendra eleccion.»

Austin tardo varios minutos en localizar a Miles Avery en la atestada sala de baile. Cuando finalmente avisto a su amigo, no le sorprendio que el gallardo conde estuviese rodeado de mujeres. Maldita sea, esperaba no tener que arrastrar a Miles de los pelos para apartado de ese grupo que a todas luces lo admiraba.

Sin embargo, pudo ahorrarse esa tarea tan desagradable, pues Miles advirtio que Austin se aproximaba. Este dirigio una mirada significativa a su amigo y senalo con un movimiento de la cabeza el pasillo que conducia a su estudio; acto seguido se encamino hacia alli, seguro de que Miles llegaria poco despues que el. Tras mas de dos decadas de amistad, se entendian bien.

Apenas habia terminado de servir dos copas de brandy cuando oyo que alguien llamaba discretamente a la puerta.

– Adelante.

Miles entro en el estudio y cerro la puerta a su espalda. Sonreia de un modo algo forzado.

– Ya era hora de que reaparecieras. He estado buscandote por todas partes. ?Donde te ocultabas?

– He dado un paseo por el jardin.

– ?Ah si? ?Has estado admirando las flores? -Los ojos de Miles destellaron con malicia-. ?O quiza disfrutabas de las delicias de la naturaleza de un modo mas… sensual, por asi decido?

– Ninguna de las dos cosas. Simplemente he salido en busca de algo de paz y tranquilidad.

– ?Y has tenido exito en tu busqueda?

La imagen de la senorita Matthews le vino a Austin a la mente.

– Me temo que no. ?Por que querias verme?

El brillo burlon en los ojos de Miles se intensifico.

– Para cantarte las cuarenta. ?Que clase de amigo eres que me has abandonado asi, sin mas? Casi nunca asistes a las fiestas ni sufres el acoso de virgenes sedientas de matrimonio, e incluso cuando el baile se celebra en tu casa te pierdes de vista. Lady Digby y su peloton de hijas me han arrinconado detras de una maceta con una palmera. Aprovechandose de tu ausencia, lady Digby me ha endilgado a las mocosas, unas cabezas de chorlito bastante tontas que encima bailaban pesimamente. Mis pobres y machacados dedos de los pies no volveran a ser lo que eran. -Con el semblante impasible, Miles prosiguio-. Por otra parte, ese grupo del que me acabas de arrancar parecia mucho mas prometedor. Las senoritas estaban pendientes de mis palabras. ?Has visto las perlas de sabiduria que desgranaban mis labios?

Austin lo observo por encima del borde de su copa.

– No logro comprender por que te divierte tanto la falsa adoracion de unas cabezas huecas. ?Nunca llega a hartarte?

– Por supuesto. Sabes cuanto detesto que unas feminas nubiles de cuerpos lozanos y curvas sinuosas se abalancen sobre mi. Me estremezco de horror solo con pensar en ello. -Miles se disponia a beber un sorbo de su brandy, pero detuvo su mano a medio camino-. Oye, Austin, ?te encuentras bien? Tienes un aspecto un tanto paliducho.

– Gracias, Miles. Tus halagos siempre suponen un gran consuelo para mi. -Tomo un trago largo de brandy, intentando encontrar las palabras adecuadas-. En respuesta a tu pregunta, estoy un poco nervioso. Ha ocurrido algo y necesito que me hagas un favor.

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