Unos segundos despues, capto un movimiento a su lado, se volvio y estuvo a punto de gemir. Era Jillian Taylor, todo un ejemplo de mujer problematica y una de sus peores pesadillas. Como siempre, se habia recogido su oscuro cabello en una coleta tan severa, fria y discreta como su corte de pelo y su traje.

Aquel dia habia optado por una indumentaria marron, de pantalones estrechos y unos zapatos que parecian una especie de mocasines de tacon alto, sin mencionar la actitud desconfiada y agresiva de la que hacia gala siempre.

Gracias a su experiencia con Tricia, Matt reconocia con facilidad a ese tipo de mujeres, de aspecto reservado en apariencia y un corazon frio, competitivo y ambicioso. Desde el momento en que habia llegado a Maxximum, supo que le daria problemas y que ella era el enemigo a batir, o mas exactamente, el enemigo publico numero uno.

Matt detestaba las habladurias y se mantenia bien lejos de ellas, pero no era sordo y habia oido que algunos companeros de trabajo, de ambos sexos, se referian a ella como La reina de hielo. Le parecia un titulo bastante ajustado a la realidad; sin embargo, en mas de una ocasion se habia sorprendido a si mismo preguntandose si verdaderamente seria tan fria o si se trataba de simple fachada.

Sin poder evitarlo, recordo a Tricia. Recordo sus ojos azules, su sonrisa y sus promesas de amor. Pero reacciono enseguida y la expulso de sus pensamientos en cuestion de segundos, algo aliviado al comprobar, de nuevo, que habia superado la fase de sentirse traicionado y que solo le provocaba irritacion.

Por desgracia para el, resultaba dificil no pensar en Tricia cuando se encontraba cerca de Jilly Taylor. Tenian personalidades tan parecidas, que parecian cortadas por el mismo patron. Las dos eran inteligentes, las dos tenian talento y las dos eran extremadamente ambiciosas. Sin embargo, no podian ser de apariencia mas distinta: Tricia era rubia, pequena y vestia de forma femenina; Jilly era morena y solia llevar ropa de color oscuro y trajes.

Entrecerro los ojos y vio que Jilly se detenia un momento para intercambiar un breve cruce de palabras con alguien. Despues, siguio avanzando sin levantar la cabeza de los documentos que llevaba, como si estuviera muy concentrada en ellos. A pesar de la distancia, Matt noto la tension de sus labios y su ceno fruncido. Caminaba de forma brusca, sin relajacion alguna, con sus negras y rectangulares gafas apoyadas en el puente de la nariz.

Sin duda alguna, era el arquetipo de la profesional competente; y por mucho que le disgustara admitirlo, tenia talento. Los dos estaban luchando por conseguir un ascenso merecido, pero naturalmente estaba convencido de que al final ganaria el.

Cuando se aproximo al escritorio de Debra, Jillian alzo la cabeza. Y al verlo, su paso se hizo mas lento.

La expresion de la mujer no cambio en absoluto, pero Matt noto un brillo en sus ojos cuya interpretacion no dejaba lugar a dudas: su presencia le disgustaba. Por su parte, tuvo que hacer un esfuerzo para no sonreir. Disfrutaba con el perverso placer de molestarla, pero nunca habia perdido los estribos delante de el y valoro la posibilidad de intentar romper su aplomo y conseguir que la despidieran.

Esperaba que se alejara, pero sorprendentemente, se detuvo. Matt noto su aroma enseguida; olia fresca y limpia como siempre, como si tuviera la costumbre de secar la ropa tendiendola al sol. Sin embargo, era invierno y sabia que debia atribuir el olor, mas bien, a los productos que usaran en su tintoreria.

– Debra, Matt… -los saludo.

La voz de Jillian sonaba suave y algo ronca al mismo tiempo, como si acabara de levantarse de la cama.

– Hiciste un gran trabajo con el encargo de Heavenly Chocolate -le dijo-. Muy inteligente, fresco y moderno.

Matt busco algun gesto de ironia o de falta de sinceridad en su expresion, pero no lo encontro.

– Gracias. Fue un trabajo agradable.

– No lo dudo, aunque puedes estar seguro de que te lo habria puesto dificil si no hubiera estado en cama con la gripe.

– Se que me lo habrias puesto dificil, pero mi proyecto habria ganado de todas formas.

– Comprendo que quieras enganarte.

Matt sonrio.

– Me alegra que te sientas mejor -dijo, cambiando de tema.

Ella le devolvio la sonrisa.

– Muchas gracias. Pero dime, ?como te va con el encargo de Fabulous Feline Food?

– Muy bien, pero ya me conoces… Soy todo creatividad.

– Oh, si, ya te conozco -Lijo mientras se volvia hacia Debra-. ?Sabes si Adam esta en su despacho?

Debra asintio.

– Si, te esta esperando.

Jillian avanzo por el pasillo y llamo a la puerta del despacho de Adam. Segundos despues, entro y desaparecio en su interior.

Matt sintio una enorme curiosidad. Le habria encantado saber de que tenian que hablar.

Ahora lo entiendo -dijo Debra.

Matt la miro y el brillo de los ojos de la mujer le puso algo nervioso.

– ?Que es lo que entiendes?

– Que no hayas reaccionado a ninguna de mis senales. Por lo visto, tu atencion esta en otra persona - respondio, haciendo un gesto hacia la puerta del despacho de Adam-. He notado la tension que hay entre vosotros dos.

Matt dejo escapar una risa nerviosa.

– No sabes lo que dices. Te has equivocado por completo.

Debra arqueo una ceja con escepticismo.

– Te aseguro que reconozco las chispas cuando las veo.

– Pues si has visto chispas, no son de la clase que imaginas. Son mas bien de disgusto.

– Eso no importa -declaro ella con ironia-. Cualquier tipo de chispa puede provocar un fuego.

A las siete y media de aquella tarde, Jilly se sento en un reservado de su restaurante preferido de Chinatown frente a Kate Montgomery; la cena de los viernes se habia convertido en una tradicion para las dos amigas desde que habian terminado la carrera, seis anos antes.

Jilly puso las manos sobre la mesa y miro a su amiga con una gran sonrisa. Kate trabajaba en un bufete de abogados de Park Avenue y se habia especializado en impuestos. Jilly la adoraba a pesar de que era increiblemente atractiva, brillante y lista. Aquel dia se habia puesto un traje muy elegante, y su cabello rubio le caia de tal forma sobre los hombros, que penso que se parecia mucho a Grace Kelly de joven.

– Parece que has tenido un buen dia -comento Kate, sonriendo.

– Ni te lo imaginas -observo ella-. Me han dado la oportunidad de conseguir un contrato muy importante para Maxximum.

– Suena interesante -dijo mientras le pasaba la carta-. ?Y de que cliente se trata?

– De ARC Software. Quieren una campana de publicidad para promover su nuevo sistema operativo, que al parecer se va a instalar en todos los ordenadores WellCraft.

Kate se quedo muy impresionada.

– Eso es magnifico… Si consiguieras ese trabajo, podrias fortalecer mucho tu posicion en Maxximum.

– Exacto. Ademas, el proyecto incluye un ascenso, una paga extra y un monton de beneficios al margen. Mi jefe, Adam, me ha organizado una reunion con la direccion de ARC para este fin de semana. Y adivina donde…

– Supongo que en algun lugar interesante. ?En Maui?

Jilly rio.

– No, no es tan interesante. En el Chateau Fontaine.

– Oh… Creo que me voy a morir de envidia. El ano pasado, Ben y yo pasamos un fin de semana en ese hotel y nos encanto.

Jilly noto que los ojos de Kate se iluminaban al hablar de su prometido.

– Solo espero tener tiempo para darme un masaje…

Kate sonrio.

Oh, si, debes de estar realmente angustiada -dijo su amiga con ironia-. Que gran problema: divertirte un rato con unos clientes en el Chateau Fontaine. ?Cuando te marchas?

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