Despues de que nuestra madre nos dejara, casi todas las excusas se centraron en mi.

– No entiendo…

– Mentia siempre, pero yo no me di cuenta hasta que, hace poco, antes de morir, me conto muchas cosas. Le prometia a Anna un vestido nuevo y luego le decia que yo me habia gastado todo su dinero esa semana. O le juraba que la llevaria a bailar para su cumpleanos, y luego le decia que tenia que marcharse porque yo me habia metido en un lio en la universidad. Para pagarme los estudios, yo trabajaba en lo que me saliera, pero mi padre nunca se lo dijo a Anna. Ella sabia que yo trabajaba, pero siempre le hacia creer que todo el dinero que le sobraba me lo daba a mi. Asi que nunca quedaba nada para ella.

– Oh, Jonas…

– Aun hay cosas peores -dijo Jonas con tristeza pero no querras saberlas. Baste con decir que yo siempre era el malo y papa me trataba como tal. Me echaba la culpa de que mi madre se hubiera ido. Y todo empeoro cuando pedi que canalizaran su pension a traves de la Seguridad Social. Al menos asi, Anna recibia lo suficiente para comer. Es mas, parte de lo que yo ganaba en mis trabajos de estudiante, se lo daba a el, pero mi padre detestaba que yo controlara la situacion.

– Alguien tenia que hacerlo.

– Dices bien.

Em penso en un nino que conocia que tenia un padre alcoholico. Era uno de sus pacientes y a Em le dolia el hecho de que pareciera demasiado mayor para su edad.

– Y entonces… -inquirio Em con dulzura.

– Y entonces, Anna conocio a Kevin, que era igual que papa -una vez mas la voz de Jonas se lleno de amargura-. Kevin era muy atractivo y la hacia reir, pero bebia como un pez. Y dependia de ella, igual que papa -se encogio de hombros-. Anna y yo hemos aprendido a no depender de la gente, pero no nos importa que la gente dependa de nosotros. Asi que Anna se enamoro locamente, o asi lo creia, y cuando yo intente intervenir, detesto que lo hiciera. Y cuanta mas razon tenia yo, mas me odiaba. -Ha debido de ser un infierno. -Lo era -dijo con amargura-. Y todavia lo es. -?Aun te lo reprocha?

– Supongo. Pero yo quiero a mi hermana, Em, y estoy haciendo todo lo posible para que su vida vuelva a un buen cauce. Ahora que Kevin se ha ido, tengo una oportunidad. A menos que esa maldita enfermedad…

– ?Eh! -sin darse cuenta, Em alargo la mano para agarrar la suya-. Jonas, conoces las estadisticas. Y son bastante favorables.

– Si, pero cancer es una palabra que asusta -ella le apreto la mano.

– Entonces, llamalo quiste, al menos hasta manana. -Tu no piensas que sea un quiste. Es cancer y quiza ya se haya extendido. A nuestra familia no le pasan cosas buenas -cada vez agarraba el volante con mas fuerza y ella sentia bajo su mano la tension de sus musculos-. A Anna no le pasan cosas buenas.

– Yo creo que si le pasan. El solto una carcajada.

– ?Como has llegado a esa conclusion?

– Porque te tiene a ti -dijo con dulzura-. Porque la estas apoyando en todo el camino.

– Ella no me deja.

– Como socio mio, no puedes estar en otro sitio. -?Estas de acuerdo en seguirme el juego?

– Estoy de acuerdo en que te necesito. Por tanto tiempo como haga falta.

«No todo es tan simple como el lo pinta», penso Em mientras trataba de conciliar el sueno esa noche. Por fortuna, el hospital estaba tranquilo. A los gemelos de la noche anterior se los habian llevado en avion a Sydney. Las piedras de la vesicula de Henry Tozer, que la habian preocupado la noche anterior, se habian calmado, y la paz reinaba en todas las dependencias.

Bernard roncaba pacificamente a los pies de la cama. Todo iba bien en su mundo.

Sin embargo, Em no podia dormirse, reflexionando sobre la promesa que acababa de hacer.

Si el bulto de Anna resultaba ser maligno, Jonas querria quedarse para la operacion y, despues, para la radioterapia y posible quimioterapia. Eso llevaria unos tres meses, por lo menos. Podia tenerlo alli tres meses.

Y todo ese tiempo estaria fingiendo que se quedaba por Em y no por Anna.

Eso estaba muy bien, pero ?donde la dejaba a ella?

Bernard se movio y ladro en suenos. Em lo levanto y lo abrazo, pero el se volvio a dormir en seguida. Lo dejo de nuevo a sus pies, volvio a acostarse y se acaricio la trenza.

Tenia casi treinta anos, se dijo, y alli estaba, en una cama pequena, con un perro que solo pasaba despierto un minuto al dia. ?Y eso era solo para comer! De pronto, tuvo un impulso irresistible de deshacerse la trenza y sacar a Bernard y sus ronquidos fuera de la habitacion.

– Pero no voy a hacerlo -le dijo al pobre perro viejo Tu eres mi fiel Bernard Heinz. Bay Beach necesita un medico con dedicacion, y yo soy ese medico. Ahora que Charlie se ha marchado, tu eres el unico hombre de mi vida, y asi es como debe ser. Ahora y para siempre.

Para siempre…

CAPITULO 4

A LA MANANA siguiente, Em fue a Blairglen Ja para ver a Anna al terminar sus pruebas. Sabia que Jonas estaba con ella, pero sentia la necesidad de estar alli tambien

Era martes, y los martes tenia un acuerdo con un medico que trabajaba en el sur de Bay Beach y que tambien tenia exceso de trabajo. El arreglo consistia en que el atendia las urgencias de Em los martes, y ella lo hacia por el los jueves. Asi, esos dias podian visitar a los pacientes en zonas alejadas donde los moviles no tenian cobertura, con la tranquilidad de que el equipo de enfermeria tendria alguien a quien contactar en una emergencia.

Y ese martes Em pudo pasar revista a los enfermos del hospital, visitar a un paciente en el extremo norte de su zona y luego acudir al hospital de Blairglen.

Cuando llego al departamento de Rayos X, ya le habian hecho la mamografia a Anna. Como medico de cabecera, Em pidio que se la ensenaran, y el corazon se le cayo a los pies cuando la vio. No parecia un quiste.

«Por otra parte», se dijo, tratando de ser positiva, «es una masa firme y limitada. Aparte del pequeno bulto, no hay ninguna zona sospechosa».

– ?Donde esta Anna ahora? -pregunto a la enfermera de turno, y esta se lo indico.

– Ya le han hecho la prueba de ultrasonido y ahora le estan haciendo la biopsia -informo la enfermera-. Ella ya ha visto la radiografia y su hermano le ha explicado lo que significa. Es un hombre muy agradable, ?verdad? Aun esta con ella.

Si que lo era, pero Em estaba concentrandose en Anna.

– ?Puedo entrar?

– Claro -asintio la enfermera.

Cuando Em entro, Anna estaba tumbada en la camilla y le estaban practicando la biopsia. Podrian tener los resultados al final del dia y sabria a que atenerse, aunque no fuera lo que ella deseaba. Desde la puerta no podia ver bien a Anna, pero vio a Jonas enseguida. El alzo la vista y ella pudo adivinar la consternacion que sentia.

Em penso que era imposible ser medico y hermano al mismo tiempo, y sintio que su corazon se volcaba hacia el. ?Que habia dicho la enfermera? ?Que el le habia explicado la radiografia a Anna? Ese no era su trabajo.

Anna era lo importante. Em cruzo la sala hasta la camilla y agarro una mano de Anna, mientras los medicos seguian con su trabajo.

– Hola -saludo-. No son buenas noticias, ?verdad?

Anna nego con la cabeza y una lagrima le rodo por la mejilla. Vestida con la bata verde claro del hospital, tenia muy mal aspecto. Estaba livida y la unica nota de color la daba su pelo. En ese momento el cirujano estaba tomando una muestra de tejido y, bajo el efecto de la anestesia, Anna no sentia dolor, pero estaba tensa y tenia los labios apretados. «Al borde de una crisis», penso Em.

Sin decir nada, Em le limpio la lagrima con un panuelo y luego se lo dio.

– Ya te han tomado la muestra -le dijo cuando el medico se retiro-. Se acabo, Anna. Esa era la ultima

Вы читаете El hijo de la doctora
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×