companero de su hermana.

Pero Jonas movia la cabeza y sonreia a Anna, como diciendole que estuviera tranquila porque el no pretendia inmiscuirse. Porque las cosas se harian como ella quisiera.

– No seas estupida. No me quedo por ti -le dijo.

– Me gustaria que dejaras de llamarme asi… -inconscientemente, Anna apreto los punos hasta que se le vio el blanco de los nudillos a traves de la piel. Em penso que Anna estaba demasiado delgada. Y demasiado cansada y golpeada por la vida para lo joven que era.

– De acuerdo -Jonas dejo de sonreir. Se levanto, se paro detras de Emily y le puso las manos sobre los hombros, mientras seguia hablando con su hermana-. No volvere a llamarte estupida.

– Bien. Y no tienes, que quedarte.

– Si tengo que quedarme -dijo con dulzura-, porque Em me necesita.

– ?Em?

– No podia creer la cantidad de trabajo que Em tenia esta manana -le dijo a su hermana, dejando sus grandes manos sobre los hombros de Em-. Tu misma viste la tension a la que estaba sometida. Aunque se supone que debo ir a mi nuevo puesto en el extranjero, he decidido postergar el viaje. Me quedo aqui.

– ?Con… con la doctora Mainwaring?

– Con Emily -rectifico el-. Con una de las doctoras mas trabajadoras, bellas y deseables que jamas he tenido el placer de conocer. Em y yo ya lo tenemos todo arreglado.

– No me lo creo.

Tampoco Em se lo creia. Su forma de hablar, la firmeza con que la sujetaba… ?Parecia que ese hombre estaba enamorado de ella!

Y el no hacia nada por cambiar esa impresion.

– Antes de venir, Em y yo hemos pasado dos horas en la playa -le confio a Anna-. Hemos estado arreglando las cosas. Puede que sea repentino, pero no quiere decir que no haya sucedido -sujeto a Em con mas fuerza, ya fuera por afecto, o como advertencia.

– No voy a dejar a Emily. Somos socios. Asi que estoy aqui por ti tambien -asevero con un tono que no admitia replica-. Pero sobre todo, estoy aqui por Em. Y me quedare por todo el tiempo que ella quiera. Tanto si tu lo quieres como si no.

– Jonas…

– Dejalo, Anna -ordeno con brusquedad-. De momento, hazte esas malditas pruebas. Yo me quedare aqui, con Emily, todo el tiempo que haga falta. Y puede que mas tiempo todavia.

– ?Estas loco! -de vuelta al coche, Em miro al hombre que tenia a su lado como si mirara a un lunatico-. Has dado a entender que entre nosotros habia un flechazo.

– Lo hice muy bien -dijo el con picardia, y ella lo habria abofeteado.

– ?Lo hiciste a proposito? -Claro.

Em se recosto en el asiento y se quedo pensativa, mirando al frente. «Una doctora se encuentra con un chiflado, y se pregunta donde estara la camisa de fuerza. ?Como debia reaccionar?».

– ,?Tienes algun motivo especial? -pregunto, por fin. Su voz era como un chillido de sorpresa. No parecia el tono de una doctora tratando de apaciguar a un loco. El se echo a reir.

– No es necesario que te lo tomes como algo personal.

– No, claro -Em tosio para recuperar su tono normal-. Claro que no. Haces que tu hermana crea que estas enamorado de mi, y yo no tengo que tomarmelo como algo personal.

– ?,Tienes mas trabajo pendiente para esta noche?

– No cambies de tema.

– No, pero, ?tienes o no? -insistio Jonas-. Porque si tienes mas visitas, puedo llevarte antes de que te deje de nuevo en el hospital.

– Para que puedas intercalar una escena de amor… -reprocho ella, y el se rio.

– Me has dado una idea.

– Una muy mala idea -contesto Em, fulminandolo con la mirada.

– ?No apruebas hacer el amor?

– Solo con alguien que me guste y en quien confie.

– Vaya.

– Ya lo sabes. Llevame a casa.

– Sabes que tengo mis razones -aclaro el, y ella asintio.

– Supongo que si. No puede ser que estes totalmente chiflado, o no te habrian dado el titulo de medico.

– Asi es -dejo de sonreir-. Em, tu ya sabes que Anna no deja que me acerque a ella. He tenido que batallar mucho para llegar hasta aqui. Si no estuviera tan aterrorizada, no me habria dejado que la acompanara. Cuando vuelva a tranquilizarse, me dara de lado. Ella no me quiere.

– Supongo que tendra sus motivos

– Puede ser.

Silencio. La risa se habia apagado por completo, y el rostro de Jonas parecia triste. Em penso que el no le diria nada si no se lo preguntaba. Ella era medico de familia, y estaba acostumbrada a hacer preguntas dificiles.

– ?Y cuales son sus motivos? -?De veras quieres saberlos?

– Quiero saberlo todo sobre la familia de mi amante

– dijo Em con tono remilgado. -Touche.

– Asi que, cuentamelo.

El permanecio callado.

La casa de Anna estaba en la parte mas alejada del cabo, a unos diez minutos en coche. Iban por la carretera de la costa y la luna iluminaba el mar. El ruido de las olas entraba por las ventanillas. «Una noche para los enamorados», penso Em, y Jonas habia dicho que el era uno de ellos.

Pero era mentira. Lo habia dicho para conseguir algo. Y ese algo no tenia nada que ver con Emily.

– Mi padre era alcoholico -dijo el por fin, y Em hizo una mueca.

– ,?Fue duro?

– Muy duro -detras de la valentia de sus palabras habia anos de sufrimiento-. Mi madre no podia soportarlo. No tenia una personalidad fuerte y cuando Anna tenia nueve anos y yo doce, conocio a otro hombre y desaparecio, dejandonos con papa.

Em se quedo pensativa. Sabia lo que era tener un padre alcoholico porque en su consulta tenia un par de chicos con muchos problemas por esa misma razon. No le gustaba lo que estaba pensando.

– ?,Tienes ganas de contarmelo? -pregunto ella, y el asintio.

– No muchas, pero quiza tenga que hacerlo si tu aceptas el juego.

– ?Quieres decir, fingir que somos amantes?

– Fingir que me necesitas -dijo, y le dedico esa sonrisa que la hacia estremecer. Adoraba la sonrisa de ese hombre.

– Por supuesto. Pero solo desde el punto de vista medico -anadio fingiendo remilgo.

– Y no en tu cama.

– Tengo un chucho viejo que se llama Bernard -dijo Em muy seria-. Lo rescate de la perrera hace muchos anos. Su trabajo es calentarme la cama, y es todo lo que necesito.

– Que suerte tiene el viejo Bernard. ?Te ha visto con el pelo suelto?

– Doctor Lunn, ?vas a contarme cual es el problema de Anna, o vas a dejarme salir del coche? -amonesto Em-. Estoy empezando a cansarme de estar aqui.

– Yo, en cambio, me lo estoy pasando bien. Y no tengo ganas de hablar de mi padre.

– Pero necesitas contarmelo -despues de todo, ella era medico, y sabia dar en el clavo. Tenia que hacerlo si queria sobrevivir una manana en la consulta sin que los cotilleos y tonterias la abrumaran.

– No hay mucho que contar -volvio a ponerse serio y se concentro en la carretera-. Mi padre era encantador, atractivo, amable e ingenioso… -«igual que su hijo», penso Em para sus adentros-. Y tambien era un borracho empedernido. Podia conseguir lo que deseara de las personas. Anna lo queria tanto, que aunque mi madre hubiera querido que nos fueramos con ella, que no fue el caso, no creo que Anna hubiera ido. Ella creia en el, pero el le mentia una y otra vez, y siempre que la defraudaba, ella inventaba alguna excusa para disculparlo.

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