metiesen el brazo.

– Dime lo que pasa -le dijo con urgencia, con la cara casi tocando la de la chica-. ?Cual es el problema?

– Hay un cerdito encajado -la voz iba perfectamente con su cara. Estaba exhausta y llena de dolor, pero era dulce y armoniosa y… ?fantastica!

– ?Lo sientes?

A Doris le sobrevino una contraccion y su enorme cuerpo se puso tenso, sacudiendo a la chica de costado.

– No puedes hacer esto -dijo el salvajemente y la tomo de los hombros para sacarle el brazo. ?Diablos, le romperia el hueso!

– No, no. Siento una pezuna. ?Dejame! -dijo ella, hundiendo el brazo mas-. Mas agua -pidio, casi sin aliento.

Mike le echo mas agua y agarro la pastilla de jabon para pasarsela por la entrada de la vagina. Si tuviera tiempo… tenia lubricantes en el coche…

– Ya lo tengo -susurro ella-. Uno, dos, tres… no me lo arruines ahora. Tengo cuatro pezunas. Por favor, Doris, no tengas contraccion un minuto y dejame que empuje.

– ?Que…?

– Hay cuatro pezunas intentando pasar a la vez y la cabeza esta hacia atras. Esta atorado como un corcho. Tengo que empujar…

Otra contraccion le sacudio el brazo, haciendo que Tess se moviese por entero. ?Era tan pequena!

Habia que ser pequena para lograrlo. Ningun hombre podia meter el brazo de esa forma dentro de una cerda. Vacas si, pero cerdas, imposible.

– Acerca la luz -ordeno Mike, sin quitarle los ojos de encima a la cara de la chica. En ella se reflejaba un terrible dolor, pero tambien una decision tan grande como la copa de un pino-. Jacob, vete a traer mi maletin del coche.

– ?Que pasa? -le costo bastante darse cuenta de que estaban en medio de un parto, en vez de un acto criminal. Parecia totalmente asombrado.

– Estamos teniendo cerditos -dijo Mike en la quietud-. Al menos, espero que asi sea.

Bajo las manos y las apoyo en los hombros de la chica sujetandola firmemente, de modo que ella se pudiese mover a voluntad, pero a la vez dandole el apoyo que necesitaba para que las contracciones de la cerda no la sacudiesen.

Intentaba hacerle sentir que no estaba sola. Era todo lo que podia hacer, pero no era suficiente. Se sintio totalmente indefenso ante su dolor.

?Quien diablos era?

Sentia el esfuerzo que ella hacia. Cada vez que una contraccion remitia, ella hacia todos los esfuerzos posibles para empujar el cochinillo, tratando de enderezarlo para que pudiese pasar por el canal. Y durante la contraccion se concentraba en sujetar al animalillo para que sus esfuerzos no fuesen en vano. Mike sentia como todo su cuerpo estaba tenso por el esfuerzo.

Debia de saber algo de obstetricia. La unica forma de sacar al cerdito de donde estaba firmemente atrancado era empujarlo hacia atras y girarlo.

?Era veterinaria? ?Con esos tacones de aguja?

Y luego sintio al cerdito ceder. Un movimiento minusculo, pero sintio que el cuerpo de la chica se sacudia adelante y ella inspiro con dificultad y lanzo un suspiro de puro alivio.

– Gira, diablos, gira -murmuro, girando su propio cuerpo-. Por favor…

El hombro se le torcio y la cara se le contrajo de dolor. La raya de carmin en su blanco rostro parecia casi surrealista.

Y luego se le torcio el hombro aun mas. Lanzo un grunido de sorpresa y dolor. El cuerpo de la cerda se contrajo en una enorme masa de musculo y el brazo de la chica se deslizo hacia fuera. En la mano sujetaba un cerdito muerto.

El animalito cayo en la paja. La chica lo hizo a un lado como si no tuviera importancia, porque en realidad no la tenia, y sumergiendo la mano en agua jabonosa, volvio a meterla, pero no fue necesario.

La contraccion no se relajo. Aumento mas y mas y los poderosos musculos empujaron a otro cerdito que cayo en la paja. Ese estaba vivo.

Lo siguio otro.

Fue como sacar un corcho de una botella de champan. El exhausto cuerpo de Doris utilizo toda la energia que le quedaba y, minutos mas tarde, la chica estaba en medio de una masa movediza de cerditos.

Cinco. Seis. Siete. Ocho cochinillos vivos.

Mike estaba tan aturdido que apenas si podia contar, pero en cuanto la enorme cerda termino de expulsar al ultimo cerdito, se dio la vuelta para mirarlos.

La chica miro a la cerda y sonrio ampliamente. ?Cielos, que sonrisa! Intento levantar uno de los cerditos para mostrarselo, pero el brazo no le respondio. Emitio un gemido de dolor y el cerdito volvio a caer en la paja.

Mike la observo un momento y luego tomo las riendas del tema. Al menos en eso si que podia ayudar. Levanto a cada uno de los cerditos por turno para echarlos en la paja, bajo la mirada de su madre.

Entonces, el policia reacciono y, apoyando la linterna en una bala de heno, comenzo a encargarse de los animalillos, lo que dejo a Mike libre para que se concentrara en la joven.

Estaba exhausta. Al haber acabado su tarea, se derrumbo. Se recosto en la paja y se sujeto el brazo como si se le fuese a caer. Tenia la cara blanca como el papel, el lapiz de labios corrido y el brillo de las lagrimas en esos ojos fantasticos.

Jacob entro a la carrera en el granero con el maletin de Mike y blandiendo la escopeta.

– Ya lo tengo, ya lo tengo -les dijo y se detuvo de golpe a unos centimetros de Mike, que levanto una mano para agarrar la escopeta primero y luego el maletin.

– Estupendo, Jacob -dijo con calma. Levanto al cerdito muerto y se lo entrego-. Ahora, vete a enterrar esto antes de que Doris se crea que esta vivo y comience a protegerlo.

– Aun no sabemos por que ella esta aqui y quieres que entierre esto, ?por que?

– Porque esta muerto, Jacob.

– Oh, si -dijo Jacob, y se quedo mirando el maltrecho cuerpecito en sus manos-. De acuerdo -miro al policia- ?No me necesitas mas? Para ella, quiero decir.

– Creo que podemos apanarnos solos -le respondio el sargento con sequedad. Luego, cuando Jacob se inclino para recuperar su escopeta, el policia sacudio la cabeza-. No, Jacob. Deja la escopeta aqui. No la necesitas.

Mientras Jacob se alejaba con el infortunado cerdito hacia la puerta, la chica se sento y miro alrededor. Tenia las manos ensangrentadas despues del multiple parto. Su aspecto era joven y vulnerable.

Uso un solo brazo para incorporarse y con el se abrazo el otro y se lo sujeto junto al pecho.

– Dejame ver -dijo Mike suavemente y se puso en cuclillas frente a ella, tocandole ligeramente el brazo. Ella hizo un gesto de dolor y lo retiro mientras el gesto de dolor se intensificaba.

– No. Necesito… necesito…

– A que lo que quiere es drogas -dijo Jacob antes de salir con el animalillo muerto-. Apuesto a que por eso esta aqui, Doc. Las mujeres normales no llevan tacones como esos. Seguro que esta en la droga.

– ?Drogas! -el hombro le volvio a doler.

Mike se dio cuenta por su cara. Estaba sucia, ensangrentada y dolorida y tan exhausta que apenas si podia hablar y…

Con su mano buena ella se enderezo la falda en un futil intento de recuperar su dignidad y les echo una mirada furibunda. La emocion que la dominaba era de rabia. Mike observo como la recorria, reemplazando el dolor. Ella se puso de pie y se enfrento a los dos hombres desconocidos sin un apice de miedo. Estaba demasiado enfadada como para tener miedo y… era realmente hermosa.

– ?Quien eres? -pregunto el con amabilidad, pero esa fue la ultima gota.

– ?Que quien soy? ?Quienes sois vosotros? -exigio- ?Quien diablos sois vosotros? Estais en la propiedad de mi abuelo. ?Que os da a vosotros el derecho a preguntar quien soy yo? ?A hablar de drogas? ?Que os da el derecho a venir aqui con armas?

Y, de repente, fue demasiado. Los hombros de la chica se habian sacudido cuando ella se enderezo. Mike vio

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