– Yo jamas le haria dano.

– Ya lo hiciste.

– ?Te lo ha dicho ella?

– He oido rumores -dijo-. Han llegado incluso hasta aqui. He oido que cierta mujer ha tenido un hijo tuyo.

– Y…

– Y se que esta perdio un bebe. Le he hablado de mis hijos y he visto el dolor que sentia.?Que vas a hacer?

Andreas miro a su antigua ninera, una mujer de mas de sesenta anos, mandona y matriarcal. Su criada. Sus hermanos habrian enarcado una ceja y se habrian dado media vuelta. El no.

– No lo se -admitio.

– Quieres estar con ella.

– Habia olvidado hasta que punto.

– Entonces tendras que cortejarla -dijo Sophia con gran sabiduria-. Tienes que ser amable y darle tiempo.

– No hay tiempo. Tengo que solucionar esta situacion.

– Si te apresuras, acabaras sin nada.

– Pero ella tiene que…

– No tiene ninguna, obligacion. Es una mujer inteligente y no va a consentir ningun tipo de imposicion -Sophia esbozo una calida sonrisa-. Sera una magnifica esposa para ti. Christina y tu… no, no y no. Pero Holly y tu…

– Sophia, dejalo.

– Lo dejo -convino y, para sorpresa de Andreas, se acerco y le dio un beso, algo que no habia hecho desde hacia veinte anos-. Confio en tu sentido comun. Piensa con la cabeza, no con ninguna otra parte de tu cuerpo. Eso fue lo que te metio en este lio. Tu, tus hermanos y tu padre, lios por todas artes. Pero la cabeza te sacara de todo esto.

Le dio un golpecito en el pecho y se echo a Iir, despues se puso a retirar las cosas de la mesa.

Holly oyo las voces en el exterior. No entendia las palabras, solo sabia que Andreas estaba hablando. Debia de ser con Sophia.

Estaba apoyada en la puerta de la habitacion, que habia cerrado con llave. Pero parecia demasiado fina. No serviria de mucha proteccion.

Sophia la protegeria.

Pero no de si misma.

Se trataba de Andreas, del hombre con el que habia sonado durante anos. Estaba ahi, al otro lado de la puerta, y la deseaba. Solo tenia que caer en sus brazos y convertirse en princesa.

Ahi estaba el problema. El miedo que sentia era aun mas fuerte que el modo en que su cuerpo reaccionaba a el. Le habia oido hablar de su familia: de su brutal padre, de lo aristocraticas que eran su madre y sus hermanas, de sus hermanos…, unos hombres sexys y poderosos que tomaban todo lo que deseaban.

Holly no sabia nada de aquel mundo. Si cedia al chantaje de Andreas, porque de eso se trataba, tendria que entregarse a ese estilo de vida y renunciar a todo lo que siempre habia conocido.

Perderia para siempre la esperanza de volver a casa. A Munwannay

Alli no habia nada para ella.

Estaba la tumba de su hijo. Era su hogar.

Pero su hogar podria estar tambien en Aristo.

?Como mujer objeto? Porque eso era lo que seria para Andreas. Estaba haciendo un esfuerzo por recuperar el aliento y razonar con sensatez. Andreas no habia hecho ninguna declaracion de amor, solo le habia dicho que necesitaba casarse con ella para solucionar el problema politico al que se enfrentaban su familia y el. A cambio, pagaria las deudas de su padre. Estupendo. ?Que significaba eso para ella?

Esa noche deberian haber hablado. Deberia haber sido una conversacion de negocios, penso Holly mientras se llevaba la mano a los labios, aun sensibles por el beso. Quiza pudieran encontrar una solucion. Pero ?como iban a encontrar una solucion si se interponia de ese modo lo que sentia por Andreas? Alli estaba el, charlando tranquilamente con Sophia, mientras ella temblaba como una muchacha virgen. Una muchacha que tendria que quedarse ahi, porque no podria abrir la puerta. Porque en cuanto lo viera, sentiria…

Deseo.

Era asi de simple.

O quiza no.

Las voces se callaron y se empezo a oir un tintinear de vasos; Sophia debia de estar recogiendo la mesa y Andreas debia de haberse marchado. ?Adonde? ?A la cama?, ?a idear otras maneras de obligarla a casarse con el?

Casarse con Andreas…

La idea era como ver como el sol se abria paso entre las nubes… Le costaba mucho pensar en que eso significaba tambien entregarse a lo desconocido, pero tenia que hacerlo. Debia irse a la cama y reflexionar con calma sobre si le seria posible casarse con el. Andreas le habia dicho que su pais dependia de aquel matrimonio. Muy bien, el estaba cuidando de su pais y tenia todo un reino cuidando de el; ella estaba sola.

Se aparto de la puerta y se acerco a la ventana que daba a la piscina. Retiro un poco una de las cortinas para ver lo que habia al otro lado.

Si, ahi estaba Sophia, retirando las cosas de la mesa. Levanto la mirada al sentir la luz que salia por la ventana, miro a Holly a los ojos y sonrio. Le guino un ojo, dejo la bandeja sobre la mesa, levanto ambas manos y cruzo los dedos.

Despues siguio recogiendo tranquilamente. Holly sonrio.

No, no estaba sola del todo. Tenia una aliada. Quiza…

Quiza una aliada no fuese suficiente. Tenia que pensar. No podia entrar en la jaula de la realeza sin saberlo todo.

Andreas y ella debian guardar las distancias y heablar.

Hablar no serviria de nada. ?Como iba a convncerla de que hiciera algo a lo que ni siquiera el le encontraba sentido? Solo podia pensar en que se trataba de Holly y que la deseaba tanto que todo su cuerpo parecia estar en llamas.

Lo habian educado para entender el matrimonio como una obligacion. En la realeza, los matrimonios eran instrumentos politicos; la pasion era algo que uno encontraba fuera del matrimonio. En la relacion de sus padres no habia habido amor. Ni siquiera cuando se habia enamorado de Holly, anos atras, y habian hablado de huir juntos. En la mente de Andreas siempre habia podido mas la obligacion de casarse con la mujer a la que lo habian prometido, la obligacion que le habian inculcado desde su nacimiento.

Pero ahora… de pronto se encontraba con que le habian ordenado que se casara con una mujer que lo volvia loco de deseo.

«Calmate. Actua con precaucion». Aquello era demasiado importante como para meter la pata.

El problema era que no disponia de tiempo. Si no hacia algo rapido, Sebastian no tardaria en presentarse alli a casarlos y Andreas conocia a su hermano lo bastante como para saber que estaria dispuesto a utilizar la fuerza. Sebastian se preocupaba por su pais de un modo que jamas lo habia hecho su padre. Seria un buen rey y lo unico que se interponia entre el trono y el era una chiquilla…

Dios.

Salio del pabellon y se dirigio a la playa. Tenia poco tiempo. Holly le habia dicho que necesitaba pensar y Andreas lo comprendia, pero no podia permitirse el lujo de esperar sentado a que ella tomara una decision.

?Que debia hacer entonces? Podria despedir a Sophia, tirar abajo la puerta de la habitacion de Holly y hacer que ocurriera lo inevitable. Pero seguramente no funcionaria si tenia que ir en contra de los deseos de Holly. Diez anos atras ya era una muchacha orgullosa, fuerte e independiente, y no habia perdido ninguna de esas cualidades; de hecho, las habia desarrollado aun mas.

Era una mujer entre un millon. Y Andreas la deseaba con todas sus fuerzas.

Debia decirselo. Y hacerle el amor.

Pero ?por que habria de confiar en el? Habia estado casado con Christina y no se habia puesto en contacto con ella durante anos. ?Como podria convencerla de lo que sentia si ni siquiera el lo sabia?

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