Si, si que lo sabia. Se detuvo y miro el mar, iluminado por la luna.

Deseaba a aquella mujer mas que a su propia vida. Si hubiera tenido tiempo, la habria cortejado como se merecia, la habria colmado de atenciones.

Tendria que ver que podia hacer con el tiempo del que disponia. «Piensa, hombre». Debia convencerla para que aceptara, al menos, un matrimonio a corto plazo. Asi ganaria tiempo.

La habia llevado alli como a una prisionera. ?Que la retendria?

Siguio caminando y pensando en todo lo que sabia de la Holly que habia amado. Una mujer salvaje y libre. La recordo aquella primera manana, cuando salio a recibirlo a la terraza acompanada de su viejo perro.

Volvio a detenerse en seco.

Era una idea estupida y sentimental, pero se trataba de una situacion especial. Necesitaba un gesto.

Ya habia comenzado a caminar de nuevo hacia el pabellon. Tenia muchas cosas que hacer. Gracias a Dios, por Internet y por los empleados que tenia en Aristo. Tendria que despertar a medio palacio para conseguir lo que necesitaba.

Tenia tan poco tiempo…

Debia actuar con rapidez.

Capitulo 6

Eran mas de las diez de la manana cuando Holly se aventuro a abrir la puerta de su dormitorio. Sophia estaba barriendo alrededor de la piscina, una tarea que solia hacer Nikos. Holly llevaba mas de una hora oyendola cantar, por lo que habia llegado a la conclusion de que el ama de llaves trataba de decirle que podia salir tranquilamente. Holly no se sentia nada tranquila, pero empezo a estarlo en cuanto abrio la puerta.

– Se ha ido -anuncio Sophia.

– ?Se ha ido?

– Ha dicho que seguramente vuelva esta noche y ha ordenado que no te preocupes.

– Que no me preocupe… ?Que clase de orden es esa?

– Dice que vayas a nadar y que disfrutes del dia. Pero antes, desayuna.

– Creo que no tengo hambre.

– Claro que tienes hambre -aseguro Sophia con una sonrisa-. A las mujeres siempre se nos despierta el apetito cuando nos cortejan. Cuando un hombre asi te mira con esos ojos, se despiertan todos los sentidos. El olfato, el tacto, el gusto… Recuerda que yo tambien he sido joven.

– Esto no tiene nada que ver con ningun tipo de cortejo -respondio Holly, intentando no parecer molesta.

Se habia puesto uno de los atuendos mas recatados del increible armario de Andreas: un kimono de seda que la tapaba, pero no demasiado. Claro que si el se habia ido… Miro a su alrededor como si creyera que Sophia podria haberle mentido. Como si Andreas fuera a aparecer en cualquier momento.

– De verdad, se ha ido -dijo Sophia sonriendo. -?Adonde?

– Quien sabe. Los principes estan aqui… alli… en todas partes. Se ha armado tanto lio con la muerte del viejo rey, que tienen un millon de cosas que hacer. Puede que su madre quiera que este en casa -el gesto de Sophia se suavizo aun mas-. Esta siendo muy duro para la reina, por mucho que se esfuerce en parecer fuerte.

– No tengo ni idea.

– Es verdad. No la conoces. Tienes mucho por delante -le dijo Sophia con una enorme sonrisa.

Por si necesitaba algo que la hiciera sentir mas tranquila.

– Pero antes tienes que alimentarte -insistio Sophia despues de observarla unos segundos y darse cuenta de que necesitaba distraerse-. ?Quieres que hablemos mientras cocino?

– Puedo prepararme yo el desayuno.

– Vas a ser princesa -respondio Sophia con seriedad-. Tienes que acostumbrarte. Si te preparas el desayuno, ofenderas a toda una legion de empleados de las cocinas.

– ?De verdad?

– De verdad -aseguro-. A mi no me importa, porque todavia no eres princesa, pero cuando lo seas… -miraba a Holly fijamente, como si lo que tenia que decirle fuera realmente importante y tuviera que hacerlo aun a riesgo de disgustarla-. Cuando lo seas, tendras un papel totalmente nuevo, representas a nuestro pais. Eres parte de la realeza.

– No lo soy.

– Por lo que he visto en los ojos de Andreas…, lo seras.

Ella no era de la realeza.

Hizo un esfuerzo por desayunar y luego escapo a la playa. Sophia le preparo una comida para llevar, para que pudiera esta alli el tiempo que quisiera.

– Hare que te avisen si vuelve Su Alteza -le dijo.

Y Holly penso que sonaba a advertencia.

No habia modo de escapar. Estaba en la isla de Andreas; no tenia mas remedio que aceptar sus reglas, esperarlo y pensar, pensar y pensar.

No volvio. Se habria enterado porque, si se habia ido en avion, volveria en avion, pero cuando el sol se ocultaba ya en el horizonte, aun no habia senales de el.

?Seria seguro volver a la casa? Estaba cansada de estar tumbada en la arena pensando, de flotar en el agua mientras intentaba no recordar el beso de la noche anterior o de tratar de leer y no ver otra cosa que la imagen de Andreas en las hojas del libro.

Lo unico claro era el miedo que le provocaba el futuro y cuanto anoraba el pasado.

Volvio al pabellon caminando lentamente. Sophia y Nikos estaban en la cocina; los oyo discutir, como hacian a menudo cuando estaban solos. Discutian en voz muy alta y con mucha pasion sobre quien sabia que. Sophia le habia contado que llevaban cuarenta anos casados. Cuarenta anos y cinco hijos. ?Como era posible que aun fueran tan apasionados?

?Por que se sentia asi ella? Estaba tan sola que le daban ganas de llorar. Siempre lo habia estado. Durante los ultimos anos sus unicas companias habian sido su padre y… su trabajo, pero sus alumnos no eran mas que unas voces distorsionadas al otro lado de la radio. Ahora estaba con gente y, sin embargo, seguia sintiendose tan aislada que tenia miedo de no poder soportarlo.

Quiza era por ver a Sophia y a Nikos, y lo que podia ser un matrimonio despues de tantos anos.

O quiza era por volver a ver a Andreas despues de tantos anos y pensar en lo que podria haber sido en otro mundo.

Tal vez podria casarse con el. Quiza no fuera peor que pasar sola el resto de su vida. Quiza…

Quiza nada. De pronto vio acercarse un avion por el este, una mancha negra en el cielo. Andreas. Levanto la mirada y practicamente se echo a llorar…, y corrio a refugiarse en su habitacion.

– La cena esta servida.

No fue Sophia la que llamo a su puerta, ni tampoco Andreas. Era la voz de Nikos. Habian mandado un titere, penso Holly. Nikos se mostraba muy timido con ella, asi que no podia gritarle.

Ni tenia intencion de hacerlo.

Dignidad. Eso era lo importante. Llevaba una hora intentando reunir toda la dignidad que fuera capaz de sentir. Habia decidido ponerse el mismo vestido de la noche anterior; Andreas la habia devorado con la mirada y no pensaba darle la satisfaccion de ponerse algo nuevo que observar de ese modo.

Aburrida, aburrida, aburrida, penso. El era un principe, seguramente estaba acostumbrado a cenar cada noche con una mujer distinta. Si se iba a aburrir de ella, Holly preferia saberlo cuanto antes.

Que absurdo. Nada de lo que pensaba tenia el menor sentido. Toda la situacion carecia de sentido.

Lo mejor era salir y acabar con aquello cuanto antes.

Al abrir la puerta, encontro a Nikos esperando, con una sonrisa algo ansiosa. La llevo hasta la mesa, de nuevo preparada bajo las estrellas.

Andreas estaba ya sentado, pero se levanto en cuanto la vio. Estaba impresionante. Vestido de etiqueta, con esmoquin negro y una camisa blanca que hacia resaltar su piel morena. Se le veian los ojos tan negros como la noche. Le sonrio de un modo que algo se desperto en su interior.

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