No podia ser que pensara que…

Pero, ?para que otra cosa iba a querer verla?

Apreto los punos con tal fuerza que se clavo las unas en la palma de las manos No se atreveria. Si pensaba que ella…

Pero… Andreas, penso. Andreas, Andreas.

Ahi estaba el problema. Andreas habia seguido adelante con su vida, mientras que ella habia quedado atrapada, intentando levantar la granja por su padre. Intentando forjarse una carrera, pero sin ser capaz de alejarse de una pequena tumba.

Sin poder olvidar a Andreas.

Estaba esperandola. El principe Andreas Christos Karedes de Aristo estaba esperandola en su isla.

Volvio a apretar los punos. ?Que querria de ella?

No obtendria nada. ?Nada! Lo que habia habido entre ellos ya no existia. Tenia que escapar de aquellos matones y encontrar la manera de marcharse.

Pero antes veria a Andreas.

El avion no se acerco a la terminal del aeropuerto, sino que se detuvo junto a la pista de aterrizaje.

Andreas fue en coche hasta alli para que lo viera el menor numero de gente posible. Habria querido librarse tambien de la tripulacion y de los hombres encargados de traer a Holly, pero era imposible.

Espero con impaciencia a que colocaran la escalerilla y se abrieran las puertas.

El primero que aparecio fue Georgios.

v?Quiere que bajemos la carga? -pregunto, mirando con recelo a los empleados del aeropuerto que se encontraban cerca-. Ella…, podriamos tener problemas.

– Tus hombres y tu bajad del avion -ordeno Andreas-. Yo subire.

– ?Esta… seguro?

– No digas tonterias -comenzo a subir con decision. Aquello empezaba a ser absurdo.

Aunque detestaba que sus hombres la hubieran secuestrado, no debia olvidar que ella lo habia enganado y que estaba alli por culpa de ese engano. Tenia motivos de sobra para estar furioso con Holly y cuanto antes se lo dijera, mejor.

Claro que quiza hubiera una explicacion muy sencilla. Quiza pudieran mantener una breve conversacion y ella pudiera volver a marcharse. Quiza todo habia sido un error.

Quiza.

– Esta en la parte de atras. Apenas nos ha dirigido la palabra desde que salimos de Australia y, cuando lo ha hecho, ha sido llena de furia.

Despues de decirle eso, Georgios se echo a un lado y Andreas pudo entrar en la cabina. Y la vio. Por un momento, todo se detuvo.

Holly.

Seguia siendo la misma. Su Holly. La mujer a la que habia llevado en el corazon durante todos esos anos. Holly, con sus vaqueros viejos y sus camisetas, el pelo salvaje, siempre riendo y bromeando. La imagen que a menudo se repetia en su memoria era la de ella montando a caballo por los prados, desafiandolo a alcanzarla.

La encantadora Holly, su cuerpo maravilloso. Corregido y escaneado por Consuelo Sus ojos azul zafiro, su increible inteligencia, su risa profunda…

Pero ahora no se reia. En su rostro habia una expresion triste y preocupada. Tenia los brazos cruzados sobre el pecho. Parecia cansada y muy, muy enfadada. Entonces lo miro a los ojos y Andreas sintio una especie de sacudida. Como si estuviera a punto de estallar una tempestad.

– Holly -dijo, y quiza lo hizo con ternura antes de poder controlarse, pero hasta ahi llego la ternura.

– ?Como te atreves? -replico ella al tiempo que se ponia en pie y salia al pasillo del avion.

– Queria verte.

– Ya me estas viendo. Esos matones tuyos me metieron a rastras en un helicoptero sin darme ninguna explicacion. Ellos son unos matones y tu un estupido y un cobarde por mandar a cuatro hombres a secuestrar a una mujer indefensa.

– Tu no eres una mujer indefensa -respondio Andreas dando un paso hacia ella-. Mordiste a Maris -anadio con una leve sonrisa.

– Ojala lo hubiera mordido con mas fuerza.

Le lanzo una mirada que se clavo en el corazon de Andreas.

– ?Por que me has traido hasta aqui? -pregunto ella despues de un breve silencio.

– Tenemos cosas que hablar.

– Podrias haberme llamado.

– No habria sido una buena idea -contesto Andreas y dio un paso mas hacia ella, pero quiza fue un error.

Holly levanto la mano y le dio una bofetada con tanta fuerza que el ruido hizo eco en toda la cabina del avion. Andreas se quedo boquiabierto y su primer impulso fue agarrarla de la muneca.

– No me toques -espeto ella y le dio una patada en la pierna.

– ?Sabes lo que puede pasarte por agredir a un miembro de la realeza? -le pregunto, asombrado, mientras se alejaba para que no pudiera hacerlo mas.

– ?Y tu sabes lo que puede pasarte por secuestrar a alguien y sacarlo de su pais? -replico ella-?Por traerme aqui en contra de mis deseos? No se que quieres de mi, Andreas Karedes, pero diles a tus matones que me lleven de nuevo a mi casa.

Andreas le puso ambas manos en los hombros, pero ella volvio a darle una bofetada. Aun mas fuerte.

Dios. Si no tenia cuidado, iba a acabar con un ojo morado.

– Solo quiero una explicacion… -empezo a decir Andreas, pero ella estaba demasiado furiosa como para dejarlo seguir.

– No me importa lo que quieras. Dejame que me vaya

– No hasta que me digas lo que necesito saber.

– No puedes hacer eso.

– Holly, me parece que ya lo he hecho -le dijo con cansancio-. Siento que te secuestraran. Mi intencion era convencerte de que vinieras, no obligarte. Pero ahora que estas aqui, tienes que obedecer al imperativo real; te quedaras hasta que recibamos una explicacion.

Vaya…, no lo habia hecho muy bien. Desde luego como disculpa carecia de diplomacia. Sin duda, eso fue lo que penso Holly porque lo miro fijamente, con las mejillas sonrojadas por la rabia. Despues miro por la ventana, al ajetreo de la pista de aterrizaje y del aeropuerto.

– Aristo es un pais civilizado -dijo ella de pronto con gesto pensativo.

– ?Que…?

– Teneis leyes -continuo diciendo-. Leyes contra el secuestro, supongo. Antes podrias asaltar y violar, pero imagino que eso ya es historia.

– Se hace lo que yo digo -espeto el, sorprendido.

– ?Si? -lo miro con expresion pensativa, luego cerro los ojos… y grito.

Lanzo un grito que no se parecia a ningun otro. Un grito perfeccionado durante anos por una nina aficionada al drama y con espacios abiertos en los que poder practicar. Un grito que hizo que todos los que se encontraban en cien metros a la redonda se volvieran a mirar hacia el avion para ver que ocurria.

Andreas la agarro y le puso la mano en la boca. Ella le pego un codazo en las costillas y siguio gritando. La apreto con mas fuerza. Ella le mordio.

Andreas farfullo una maldicion antes de ir a cerrar la puerta para tener un poco mas de privacidad. Lo hizo justo a tiempo, porque Holly habia abierto la boca para gritar de nuevo.

– Yo que tu no me molestaria -le dijo mientras miraba con incredulidad la marca que le habia dejado en la mano-. Nadie podra oirte.

– Ire a la policia. Al consulado. No puedes hacer esto.

– Esto es Aristo y yo soy principe -respondio el-. Puedo hacer lo que quiera.

– No, conmigo no.

Entonces volvio Georgios y miro a su jefe con asombro.

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