Muffin salto desde el suelo y se acurruco en el sofa. El rey le acaricio el lomo.

– Bien, todo esta saliendo segun el plan. Es solo cuestion de tiempo. Pronto tendremos exactamente lo que queremos.

Tahira estaba sentada en los jardines, haciendo un esfuerzo para no llorar. Sabia que algo estaba mal. El principe Jefri estaba molesto con ella, a pesar del esfuerzo que habia hecho en todo momento por escucharlo.

Entonces, ?por que la situacion entre ellos eran mas tensa que al principio? ?Y por que llevaba dos dias evitandola?

– Las mujeres hermosas no deben llorar.

Tahira dio un respingo al escuchar la voz de hombre que reconocio al instante. Se volvio en el banco de piedra y vio a Doyle que caminaba hacia ella.

Hacia dos semanas que no lo veia, y aunque sabia que estaba mal, le encanto volver a verlo y espero que se quedara un rato a hablar con ella.

– No estoy llorando -dijo, a la vez que se limpiaban las lagrimas que descendian por su mejilla.

Doyle se sento a su lado en el banco.

– ?Por que estas tan triste?

– Por nada. Estoy bien.

Ahora que el estaba a su lado estaba mucho mejor. Lo miro a la cara y la suave sonrisa en los labios masculinos le hizo esbozar otra a su vez. Deseo perderse en sus profundos ojos azules y no encontrar jamas el camino de regreso.

– Dime, ?como esta mi princesa favorita? – pregunto el, tomandole las manos en las suyas.

– No soy una princesa -respondio ella, a la vez que trataba de zafarse de el.

Pero Doyle no la solto.

Tahira miro a su alrededor para cerciorarse de que estaban solos. Nadie podia verla de la mano de otro hombre que no fuera el principe Jefri. Aunque el principe nunca habia intentado ni siquiera rozarla. Cuando se dio cuenta de que estaban en una zona bastante aislada y apartada de los jardines, se relajo y disfruto del contacto de la piel del hombre en la suya.

– ?Que ocurre?-pregunto el, llevandose la mano a la boca y besando los nudillos.

Tahira sintio el calido contacto de los labios hasta lo mas hondo de su ser. ?Le habia besado la mano! Como si… Como si…

Ni siquiera podia pensar. Nadie la habia besado nunca. ?Por que? ?Por que la habia besado, y por que ella se habia estremecido?

– ?Que… que me has preguntado?

Doyle sonrio.

– ?Por que estas escondida en los jardines y procurando no llorar?

– Oh. Eso -Tahira libero su mano de la de el y suspiro -. Creo que al principe Jefri no le gusto mucho.

– Eso no suena muy bien, ahora que estais practicamente prometidos.

– ?Como que practicamente? -repitio ella, sin entender-. Estamos prometidos.

– ?Te lo ha pedido?

– Bueno, no.

– ?Te ha dado un anillo?

Tahira se miro la mano izquierda.

– No.

– En mi mundo, eso significa que todavia no estas prometida.

– Aqui si -dijo ella-. Me educaron para casarme con un principe. Jefri pidio a su padre que le buscara una esposa -hundio los hombros -. Me temo que lo he defraudado.

– Imposible.

– Es cierto. No tenemos nada de que hablar, y la situacion entre los dos es siempre muy tensa.

Tahira quiso poder mencionar que el principe nunca le habia tomado la mano ni intentado besarla, pero no fue capaz de reconocerlo delante de Doyle.

– No tienes mucha experiencia en las relaciones de pareja -le dijo el-. Quiza la situacion te parece peor de lo que en realidad es.

En absoluto.

– No-dijo ella-. Me gustaria ser mas como tu hermana. Billie tiene una profesion y es independiente. Es maravillosa.

– Tampoco hay que exagerar -sonrio Doyle-. ?Por que no puedes tener una profesion si quieres?

– Tendria que ir a la universidad.

– ?Y?

– Jamas me lo permitirian.

– ?Por que no?

Tres sencillas palabras. Tres sencillas palabras con la capacidad de alterar el tejido mismo de su mundo.

?Podria? ?Se le permitia expresar sus preferencias y tomar sus propias decisiones?

– Me educaron para casarme con un principe – repitio ella.

– Los tiempos cambian. Estamos en un nuevo siglo, y puedes ser mucho mas que una mercancia ofrecida a un hombre -le aseguro el-. Aunque tengo que advertirte una cosa. Cuando salgas del palacio, descubriras que el mundo es una jungla en la que muchos hombres querran perseguirte como si fueras una presa.

Tahira fruncio el ceno, sin entender sus palabras.

– Muchos hombres te desearan -continuo el.

– Creo que el principe Jefri no me desea.

– Entonces es un tonto.

– No puedes decir eso de un principe.

– Claro que puedo. Lo voy a repetir. Es un tonto -repitio Doyle, y antes de darle tiempo a entender lo que estaba pasando, se inclino sobre ella y le acaricio la boca con los labios.

Tahira no lo podia creer. Doyle acababa de besarla. Asi, de repente, sin avisar ni nada. Una caricia rapida y fabulosa.

– Pareces soiprendida.

– Lo estoy.

– A ver si lo adivino. Nunca te han besado antes.

– El rey me besa en la mejilla.

– No es lo mismo -Doyle se acerco a ella y le sujeto la barbilla-. Vamos a repetir otra vez. Esta vez, cierra los ojos.

Tahira asi lo hizo. Su unico aviso fue el aliento masculino en su boca, y despues su boca. Los labios de Doyle le acariciaron suavemente los suyos, mientras la mano que le sujetaba la barbilla descendio hasta su cintura. Tahira sintio la presion de cada dedo en la piel, y despues lo noto separarse de ella.

– Ponme las manos en los hombros.

Tahira abrio los ojos, asustada.

– No deberiamos hacer esto.

– ?Por el principe?

Ella asintio.

– Dejalo que se busque una chica el solo.

– Yo soy su chica.

– No hasta que vea el anillo. Ahora, ponme las manos en los hombros y preparate para otro beso o vete corriendo de aqui como una buena futura princesa.

Tahira lo miro. La eleccion estaba muy clara. Despacio, con timidez, levanto los brazos hasta apoyar las dos manos en los hombros masculinos. Doyle era grande, musculoso y solido. Y eso le gusto. Le gustaban muchas cosas de el.

– ?Que te ha parecido el beso? -pregunto el.

Tahira bajo la mirada y se sonrojo.

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