arreglarlo.

– Eres muy amable, Sabrina…

– No es nada. Pero debo advertirte que seras el centro de atencion con toda seguridad. Nuestro parecido es evidente, y aunque nadie se atreveria a preguntar directamente sobre ello, lo adivinaran.

En cuanto termino de hablar, la princesa se despidio con una simple sonrisa y volvio al interior del edificio.

– ?Por que me odia? -pregunto Zara entonces.

Esperaba que Rafe negara esa posibilidad, que le dijera que eran imaginaciones suyas. Pero tardo en contestar y se metio las manos en los bolsillos como si la pregunta lo incomodara.

– No te odia a ti… exactamente.

– ?Que quiere eso decir?

– Bueno, es una larga historia.

– Hasta manana no tengo nada que hacer, asi que adelante.

Los dos se sentaron en un pequeno banco que habia en el balcon y Rafe comenzo su explicacion.

– Los padres de Sabrina se casaron por obligacion, por asi decirlo. Cuando ella nacio, ellos ya se llevaban muy mal y no tardaron en divorciarse. Su madre pidio permiso para llevarsela a vivir con ella a California y el rey accedio, aunque pasaba los veranos aqui.

– ?Que quieres decir con eso de que pidio permiso?

– Lo que has oido. Las leyes de Bahania exigen que los miembros de la familia real crezcan en el pais. No es una normativa tan extrana… El Bahar tiene una ley parecida -respondio-. Los miembros de la familia real se pueden divorciar si quieren, pero no pueden llevarse a sus hijos. Es una forma de asegurar que los herederos de la corona conocen el pais y a sus gentes.

– Comprendo. Asi que Sabrina crecio en dos paises distintos… ?Y eso es malo?

– Ningun principe ni princesa habia crecido hasta entonces fuera de Bahania. El rey concedio el permiso porque no le importaba.

– Tal vez si le importara. Tal vez su madre la queria tanto que…

Rafe hizo un gesto negativo con la cabeza.

– Ni el rey ni su esposa estaban interesados en Sabrina. Ella crecio con los criados y sus distintas nineras, y aunque es una mujer muy inteligente y fue una gran estudiante, ni el ni ella lo notaron. Y como su madre se dedicaba a vivir a lo grande, la prensa penso que la hija debia de ser igual -comento Rafe-. Pero la gota que colmo el vaso llego mas tarde, cuando el rey le organizo una boda sin consultar con ella.

– ?Que ocurrio?

– Huyo, pero todo salio bien al final. Se caso con el principe Kardal y son muy felices. Pero el rey y ella estuvieron anos sin dirigirse la palabra. En realidad se han reconciliado hace poco.

Zara se levanto.

– Ahora entiendo su animadversion. Cuando por fin consigue arreglar las cosas con su padre, aparezco yo y me convierto en su nina mimada.

– Exacto.

– Esto es insoportable. Solo llevo tres horas en palacio y ya me he buscado una enemiga. ?Que mas puede pasar?

Rafe encontro al principe Kardal en su despacho. Estaba leyendo unos informes sobre los aviones.

– ?Sabes lo caros que van a resultar esos aparatos? -pregunto el principe, al verlo.

– Si -respondio, mientras se sentaba.

Al igual que el rey, el principe Kardal solia llevar trajes cuando estaba trabajando. Reservaba el atuendo tradicional del pais para la intimidad de su hogar.

– La tecnologia no es nada barata. Echo de menos los viejos tiempos, cuando se podian patrullar las fronteras del pais a lomos de un camello.

Rafe rio.

– Kardal, tienes poco mas de treinta anos. Eres demasiado joven para recordar esa epoca.

El principe, un hombre alto y de pelo oscuro, dejo los informes a un lado y sonrio.

– Supongo que tienes razon. Pero dejemos eso: se por que has venido a hablar conmigo.

– ?Ya has sabido lo de Zara?

– ?Se llama asi?

– Si, Zara Paxton. Es profesora de universidad en Estados Unidos, en una pequena localidad cerca de Idaho.

Kardal arqueo una ceja.

– ?Y es verdad que es hija del rey?

– Es posible, muy probable. El rey debe asegurarse, asi que habra que hacer los analisis pertinentes. Pero esta tan emocionado que se ha dejado llevar por sus sentimientos. Ya sabes como es.

– Si, lo se. ?Sabrina ya ha tenido ocasion de conocerla?

Rafe asintio.

– Si. Paso por el dormitorio de Zara hace una hora.

– Seguro que no comparte el entusiasmo de su padre.

– No lo comparte, es cierto -dijo Rafe-. Por cierto, el rey me ha pedido que cuide temporalmente de Zara y que sea su guardaespaldas.

Kardal tardo unos segundos en reaccionar. Y cuando lo hizo, estallo en carcajadas.

– Si, ya lo se, es una verdadera canallada -protesto Rafe-. Gracias por tu apoyo, hombre.

Cuando termino de reir, Kardal pregunto:

– ?Y como esta nuestra pequena profesora?

– Aterrada. Todo ha sucedido tan deprisa que todavia no ha logrado asumirlo. Creo que no esperaba mudarse a palacio tan pronto.

Rafe penso que estaba tan preparada para vivir alli como un conejo entre una manada de lobos. Si no tenia cuidado, se la comerian viva. Pero se sorprendio mucho al darse cuenta de que se preocupaba por ella; nunca se habia tenido por un buen tipo, y desde luego no se consideraba una persona altruista.

– ?Te gusta?

– No la conozco.

– Ya sabes a lo que me refiero…

– No esta mal -dijo, a reganadientes.

– Ya. De modo que el rey te ha pedido que seas su guardaespaldas hasta que te marches dentro de tres semanas… Bueno, en ese caso, tendre que prescindir de tus servicios. Aunque podrias negarte. El no es tu jefe.

– No puedo negarme.

– ?Por que? A mi me das negativas constantemente.

– Pero esto es distinto. Contigo se puede razonar. Con el, no. Y por si fuera poco, se suma su calidad de rey con su calidad de padre. No quiero irritarlo antes de que firmemos el acuerdo.

Kardal sonrio.

– Asi que el gran cazador tendra que hacer de ninera de una sola mujer… ?Como va a soportarlo tu orgullo?

Rafe no estaba preocupado por su orgullo. Estaba mucho mas inquieto por la atraccion que sentia por una mujer que se encontraba, a todas luces, fuera de su alcance. Pero no podia hacer gran cosa al respecto, de modo que tendria que sacar fuerzas de flaqueza y controlar sus deseos.

Zara desperto poco despues de la medianoche. Se habia acostado tan nerviosa que el simple hecho de haber conseguido conciliar el sueno, aunque solo fuera durante unas horas, le parecio sorprendente,

En cuanto recordo donde se encontraba y lo que habia sucedido, comenzo a hacerse todo tipo de preguntas. Ahora ya no podia dormirse otra vez, de modo que se puso una bata y las gafas, se levanto de la cama y salio a la oscuridad del balcon.

Olia a flores y a mar, y la noche estaba muy tranquila. Al alzar la vista al cielo, le parecio que las estrellas

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